Hace unos días, en un ataque atribuido a Israel contra instalaciones pertenecientes al consulado iraní en Siria, varios miembros de las Guardias Revolucionarias Islámicas iraníes perdieron la vida, entre otros, el General Mohammed Reza Zahedi, un alto líder de las Fuerzas Quds pertenecientes a las Guardia Revolucionarias. Los bombardeos israelíes en contra de bases, posiciones y personal iraní en Siria no son algo nuevo. Esto ocurre con alta frecuencia desde, al menos, 2017. No obstante, el más reciente de estos ataques destaca primero, por el contexto de la guerra en Gaza, el rol que Irán ha jugado en el armamento, entrenamiento y financiamiento de Hamás y la Jihad islámica, y, sobre todo, el involucramiento del eje de milicias proiraníes en este conflicto en apoyo a Hamás, empezando por Hezbollah en Líbano, pasando por las milicias en Siria e Irak, y llegando hasta Yemen y el Mar Rojo con los houthies. Segundo, se trata probablemente del asesinato de más alto nivel cometido por parte de Israel contra Irán en toda la cadena de eventos desde 2017 hasta la fecha. Es por ello que el mundo entero está con toda su atención puesta en las posibles represalias iraníes ante lo sucedido. Por tanto, es necesario evaluar esta situación a partir de un contexto general. Dedico el texto de hoy a ese contexto, además de unos apuntes acerca de la situación actual y lo que puede venir.

1. Recordar que Irán e Israel son dos de los mayores enemigos regionales desde hace décadas. Ambos países se perciben como amenaza. Israel considera el proyecto nuclear iraní, de hecho, como un peligro existencial. Para Irán, sin embargo, sus capacidades nucleares simplemente representan un esfuerzo por equilibrar la balanza ya que Israel cuenta con sus propias bombas atómicas desde hace más de 50 años. Irán apoya a diversos actores no-estatales que han cometido atentados contra civiles israelíes y han combatido contra su ejército en distintos momentos, tales como Hezbollah o Hamás, quienes actualmente se encuentran en guerra directa con Jerusalem. De su lado, Israel he efectuado diversos actos de sabotaje que incluyen infraestructura civil y militar en Irán. Estos factores impactan continuamente en la forma como cada acción y reacción es entendida y respondida por cada parte. La violencia directa entre ambos—ya no por parte de aliados—ha estado creciendo en los últimos años de manera peligrosa.

2. Uno de los ámbitos en donde esta confrontación se ha mantenido escalando (mucho antes del actual conflicto) es el territorio de Siria, país fronterizo con Israel. En la medida en que Irán o sus aliados fueron resultando beneficiados del desenlace de la guerra siria, Israel fue sintiendo amenazada su frontera y su seguridad inmediata. Así, durante años, su aviación estuvo bombardeando Siria cada vez que detectaba que había un traslado de armas hacia la milicia libanesa de Hezbollah—fundada, armada, financiada y entrenada por Teherán—o las fábricas de armamento y posiciones del ejército del presidente sirio, Assad, aliado de Irán, que podrían operar a favor de milicias proiraníes. Sin embargo, conforme Teherán fue afianzando sus propias posiciones en territorio sirio (ubicando bases y personal militar iraní en ese país), Israel las ha atacado ya de manera directa (desde 2017). Cientos de soldados y oficiales iraníes han muerto en estos ataques. Irán, pensando en el largo plazo, ha elegido responder únicamente de manera ocasional y limitada y, en cambio, se ha concentrado en conservar y acrecentar dichas posiciones en ese territorio.

3. Otro rubro de enfrentamiento que ha escalado entre Israel e Irán es una guerra naval de “baja intensidad”, lo que fue reportado ampliamente por el Wall Street Journal desde hace años. Desde entonces, decenas de ataques contra buques iraníes (por ejemplo, los que se dirigen a Siria para llevar petróleo u otros productos) son atribuidos a Israel. Del otro lado, Irán es sospechoso de atacar mediante misiles o torpedos embarcaciones israelíes o navíos en los que existe participación o intereses de ciudadanos israelíes.

4. Lo relevante de esta serie de ataques mutuos tiene que ver con dos factores. El primero, se trata de una guerra cada vez más pública y abierta en la que, a diferencia de hace unos años, ambas partes están dispuestas a atribuir a la otra la responsabilidad del golpe, lo que conlleva también un compromiso de respuesta. El segundo, el nivel de los ataques. Por ejemplo, frente a un evento del 2021 en que un buque israelí fue impactado por un misil iraní, Israel respondió con enorme fuerza, atacando un navío que pertenecía a las Guardias Revolucionarias Islámicas ubicado en el Mar Rojo, el cual, se pensaba, operaba con fines militares y no civiles.

5. Un siguiente ámbito de enfrentamiento entre ambos países es el de la ciberguerra y los sabotajes.Por ejemplo, hackers iraníes han llevado a cabo ciberataques en contra de al menos unas 80 firmas israelíes ubicadas en toda clase de industrias, incluida la aeronáutica y la aeroespacial. Se trata de ciberataques realmente masivos que a veces se prolongan durante varias semanas. De su lado, Israel ha planeado y puesto en marcha ataques para sabotear plantas, tecnología e infraestructura iraní, también desde hace tiempo. En julio del 2020, al menos siete barcos iraníes fueron incendiados en un puerto en el sur de ese país. También en 2020, hubo distintas explosiones en varios complejos militares, centros de investigación y depósitos de armamento en Irán.

6. Este es el punto en el que entra quizás lo más delicado: el rubro nuclear. Ya en el pasado, Israel ha conducido ciberataques contra el programa nuclear iraní. Más recientemente, en noviembre del 2020, un comando asesinó al Dr. Mohsen Fakhrizadeh, un científico iraní considerado el padre y líder del proyecto nuclear de ese país. En esa ocasión, el entonces presidente Rohani acusaba directamente a Israel y prometía responder.

7. En 2021, en una agresión también atribuida a Israel, drones cuadricópteros atacaron el reactor nuclear iraní de Natanz. El ataque fue denunciado por las autoridades iraníes como “terrorismo nuclear”. Hace dos años, otros seis drones cuadricópteros explotaron en Kermanshah, en la planta principal iraní para manufactura y almacenamiento de drones militares (NYT, 2022). El pasado mayo, hubo otro ataque con drones en las afueras de Teherán, contra una planta de tecnología nuclear, de misiles y de drones.

8. Ahora bien, toda esta compleja situación no había derivado en un conflicto armado entre esos dos países y al menos hasta hace unas semanas se pensaba que probablemente, al menos durante algún tiempo más, seguiríamos viendo respuestas similares a las que hasta ahora se han manifestado. Esto tiene distintas explicaciones. Señalo algunas para entender el contexto:

(a) El proceso de negociaciones nucleares entre Estados Unidos y otras potencias con Irán estaba estancado, pero seguía vivo, al menos hasta el 7 de octubre. De hecho, parte de las críticas que Biden recibió tienen que ver con los acuerdos a los que Washington estaba llegando con Teherán. Aún así, en la medida en que Irán siga percibiendo que tiene razones para mantenerlo con vida, y que se beneficia de no entrar en una guerra directa con un aliado de Estados Unidos o de no ser percibido como beligerante, es probable que siga eligiendo responder como hasta ahora;

(b) En todo caso, Teherán parece convencida de que sus objetivos finales se están alcanzando mediante ejercer una “paciencia estratégica”. Sus posiciones en Siria, así como las de sus milicias aliadas, en lo general, se han mantenido a lo largo de los años, con todo y los retrocesos que frecuentemente sufren por los bombardeos israelíes. No hay daño militar o nuclear que hasta el momento no se haya podido revertir pasado un tiempo. La realidad es que, como constata el año pasado el director de la Agencia Internacional para la Energía Atómica, Irán ya cuenta con material suficiente para armar varias bombas nucleares si decide hacerlo;

(c) La guerra en Ucrania ha acercado considerablemente a Irán y a Rusia, y es muy probable que Teherán esté valorando que, en el largo plazo, esa cercanía, así como su cercanía con China, terminarán por brindarle la protección que necesita para seguir avanzando en su estrategia mayor.

En palabras simples, es probable que, al menos hasta antes de la actual guerra en Gaza, su cálculo consistía en que entrar en una guerra directa con Israel en este punto, podría resultarle más perjudicial para sus proyectos nuclear, de misiles y de influencia regional, que si aguantaba la confrontación en un nivel de baja escala.

Situación actual bajo el conflicto Hamás-Israel

1. Parece un hecho que Irán desconocía los detalles y fechas de los ataques terroristas de sus aliadas Hamás y la Jihad Islámica contra Israel en octubre pasado. Aún así, es imposible obviar el contexto en el que esas dos organizaciones forman parte del denominado “eje de resistencia proiraní”, que reciben entrenamiento, financiamiento y armamento de Teherán, y mantienen un relativo grado de colaboración y coordinación con Irán. Es ese el sentido en el que, desde un plano estratégico, está en los intereses de Irán el que Israel salga lo más dañado posible del conflicto actual.

2. Aún así, su lógica mayor sigue vigente: no está en el interés de Irán generar un conflicto mayor que pudiese perjudicarle más de lo que le haría ganar pensando en un largo plazo. Un conflicto de esa naturaleza podría involucrar ya no solo a Israel, sino también a EU, una situación que Teherán preferiría evitar.

3. Es por ello que, desde esta perspectiva, el contar con milicias aliadas ubicadas en todo Medio Oriente resulta funcional en términos de los balances que Irán desea conseguir. Por un lado, estas milicias pueden mantener a Israel (y en cierta medida también a EU) bajo un acoso constante. En otro sentido, sin embargo, esa estrategia permite a Irán la “negabilidad plausible”, es decir, negar su rol en esta serie de ataques argumentando que cada milicia de su eje de aliados opera de manera independiente.

4. El reciente ataque israelí contra instalaciones consulares iraníes, es un atrevido mensaje de fuerzaque no solo se suma a la larga cadena de ataques y contraataques arriba citada, sino mediante el cual Jerusalem busca hacer a Teherán directamente responsable por la cantidad de ataques por parte de cada una de sus milicias aliadas que Israel viene padeciendo desde el 7 de octubre en adelante.

5. La cuestión y el riesgo mayor, es que en esta ocasión el ataque israelí no permite fácilmente a Teherán evadir la necesidad de responder. El riesgo estriba en que, bajo el contexto de guerra actual, y con la situación tan caliente en la frontera entre Israel y Líbano, una represalia iraní podría activar una espiral que se pudiera salir de las manos de todos los actores involucrados. De ahí que Teherán está pensando bien cómo responder en esta ocasión específica pues, de acuerdo con fuentes de inteligencia, Irán ha tomado ya la decisión de lanzar algún tipo de represalia en los días que siguen.

6. Una respuesta proporcionalincluiría algún tipo de ataque contra instalaciones diplomáticas israelíes, salvo que eso podría meter a Irán en problemas con terceros países. Ya sea esa opción o bien, atacar lo que Irán indica son “instalaciones de inteligencia de Israel” en algún país de la región, como Irak o Azerbaiyán, son alternativas que han sido discutidas. Una opción más directa sería un ataque son misiles y drones lanzados directamente desde Irán en contra del territorio del Golán (una zona ocupada por Israel desde 1967 que ni Irán ni Siria reconocen como parte de ese país). O bien, está lo más temido por diversos actores en el planeta: que Irán decidiese atacar de manera directa, territorio israelí empleando misiles y drones para ello. Esto último activaría quizás una nueva represalia escalatoria por parte de Israel, probablemente atacando—como respuesta proporcional—directamente territorio iraní, activando ahora sí en una espiral que, bajo el contexto actual, es de pronóstico reservado.

Por ahora será indispensable mantenernos monitoreando todo lo que señalo. Seguiremos comentando.

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