1. A pesar de que no se trata de resultados oficiales, y de que incluso, al momento de este escrito, hay diferencias entre distintos medios acerca de los votos electorales que proyectan que Biden obtendrá, todos coinciden en que el candidato demócrata ha ganado la presidencia.
2. Trump , como ya lo había anunciado previamente, desconoce estos resultados, afirma que “si solamente se cuentan los votos legales”, él es quien ha ganado esta contienda “por mucho” y que disputará hasta el último distrito en donde se haya cometido “fraude” . Como hemos escrito previamente, las acusaciones de fraude masivo tienen ya varios meses. La idea de que fuerzas profundas del Estado conspiran en su contra, además respaldada por una parte de la sociedad estadounidense, y de que tramaban robar la elección a través de los votos por correo, ahora se ha convertido, para Trump y para ese sector, en una realidad. Por tanto, no debemos esperar que el presidente se rinda fácilmente.
3. Como consecuencia, estamos ante múltiples disputas legales (ya en curso, y de hecho desde antes de la elección) mediante las que la campaña de Trump intentará invalidar la mayor cantidad de votos que pueda, alegando su ilegitimidad por factores que van desde los tiempos en que estos votos (la gran mayoría por correo) fueron recibidos y contados, u otros temas como el número de buzones dispuestos para recibir esos votos, o incluso la imposibilidad para que a los observadores republicanos se les permitiera entrar a ciertas casillas. Todo esto, además de una cantidad de recuentos de votos en aquellos estados en los que Biden ganó por un margen pequeño.
4. Entonces, habrá qué ver hasta qué punto estos juicios prosperan, si es que algunos de ellos llegan a cortes superiores incluida la Suprema Corte de Justicia, o si es que estos juicios llegan sin decisión al plazo del 8 de diciembre, en cuyo caso podrían tener que intervenir congresos locales o gobernadores. Esto apunta a un escenario incierto, pero su desarrollo y potencial desenlace va a depender de varios factores.
5. Un factor a considerar tiene que ver con las reacciones dentro del Partido Republicano y el respaldo que este partido otorgue a la campaña de Trump para llevar esto hasta las últimas consecuencias. Algunos congresistas, senadores y miembros de ese partido, han expresado su reconocimiento a Biden ante las proyecciones que se han publicado. Otros, como el senador Josh Hawley de Missouri, lo ponen de esta forma: “Los medios no son quienes determinan quién es el presidente. La gente sí. Cuando los votos legales sean contabilizados, los recuentos sean efectuados y las acusaciones de fraude sean atendidas, sabremos quién fue el ganador”. Otros miembros de ese partido han preferido mantener el silencio y esperar.
6. Hay quienes piensan que, dado que los componentes cruciales se han alineado a favor de Biden —siendo los más importantes una mayoría en el voto popular, hasta ahora de más de cuatro millones de votos y una mayoría en el colegio electoral que podría sostenerse incluso si los votos en ciertos estados son invalidados— será imposible mantener la batalla en contra de estos factores sin consecuencias para el Partido Republicano.
7. Hay un tema adicional: el reconocimiento internacional. Una buena parte de líderes en el mundo se ha apresurado a felicitar a Biden generando un respaldo político alrededor del demócrata que bien le viene en estos momentos, y eso también cuenta.
8. Con esos factores internos y externos alineados, uno diría que efectivamente Trump no tendrá otra alternativa que terminar concediendo. Sin embargo, hay quienes sostienen que, dada la personalidad de Trump, y dada la base que le respalda—una base que está convencida de que lo que argumenta el presidente es absolutamente real y legítimo—a este asunto aún le faltan muchas semanas.
9. Al margen de seguir muy de cerca todos estos procesos políticos y jurídicos, habrá mucha reflexión que hacer en las próximas semanas y meses. Apunto solo dos temas: el rechazo a Trump y el respaldo con el que Trump sigue contando. Una forma de ver lo sucedido es el hecho de que finalmente la sociedad estadounidense termina por manifestar su oposición hacia Trump —con todo lo que supone su forma de gobernar, sus mensajes, su conducta y muchas de sus políticas—y lo saca de la Casa Blanca. Otra forma de verlo es la sorpresa de muchos ante los millones de personas que lo siguen respaldando a pesar de todo, y no solo eso, sino la incapacidad de leer a ese sector social, dimensionar su tamaño y entender sus motivaciones.
10. Por tanto, Biden tiene mucho trabajo por delante, empezando por todo lo que aún le faltará defender para llegar a la Casa Blanca. Pero con todo, el primer paso era ganar los votos electorales necesarios y hubo muchos momentos en esta semana en los que, contra lo que proyectaban todas las encuestas, esa primera tarea no se veía simple.
En siguientes entregas estaremos revisando lo que todo esto implica no solo para Estados Unidos, sino también para distintas regiones del mundo, empezando por tratar de entender qué se está leyendo y concluyendo en todo el planeta a raíz de la difícil etapa que vive la superpotencia.
Twitter: @maurimm