Washington ha estado teniendo negociaciones secretas con Irán mediadas por Omán, según se reportó en el Finantial Times esta semana, con el objetivo de persuadir a Teherán para frenar los ataques de los houthies contra embarcaciones comerciales en el Mar Rojo. Las disrupciones al comercio global en esa vía neurálgica que conecta Asia, África y Europa se han convertido en un dolor de cabeza desde hace meses. Hay, sin embargo, dos suposiciones básicas que debemos reexaminar. La primera tiene que ver con que Irán es una especie de comandante sobre las milicias aliadas de su llamado “eje de resistencia” y que, por tanto, negociar con Irán puede conseguir los resultados que EU desea. La segunda es que toda esta violencia se encuentra íntima y diría yo casi únicamente relacionada con el conflicto entre Hamás e Israel; que el objetivo central de milicias como los houthies al provocar estas disrupciones al comercio internacional es solo respaldar a la lucha palestina y que, por tanto, bastaría cesar el fuego en Gaza para así retornar a los houthies al camino del diálogo y la negociación en su zona de influencia.
Recupero, para contexto, algunos datos que ya he compartido, añadiendo un examen de esas dos suposiciones de las que hablo.
1. Los houthies son un grupo insurgente de Yemen, quienes predominantemente pertenecen a una subsecta del islam chiíta, llamada zaidi. Los houthies participaron en las revueltas de la Primavera Árabe en 2011. Se trata de una agrupación apoyada por Irán desde los años noventa, aunque el respaldo iraní en ese entonces era mucho menor que en la actualidad.
2. Los rebeldes houthies tomaron en 2014 control de la capital del país, Sanaa, y lanzaron una gran ofensiva de expansión amenazando ahora a Adén, ciudad a donde tuvo que huir el gobierno formalmente reconocido, liderado por el presidente Hadi. Desde entonces los houthies libran una guerra contra ese gobierno, así como contra una coalición de países liderada por Arabia Saudita. El conflicto en Yemen ha pasado por distintas fases. En 2023 hubo varios ceses al fuego que colapsaron. No obstante, parte del tema actual es que el reino saudí se encuentra altamente interesado en mantener vigentes esos ceses al fuego y por tanto prefiere por ahora distanciarse de cualquier escalamiento con los houthies.
3. Al igual que el resto del eje de milicias proiraníes, desde el inicio del actual conflicto entre Israel y Hamás, los houthies expresaron que apoyarían con fuego a sus aliadas en Gaza: Hamás y la Jihad Islámica.
4. Esto ha sido implementado por los houthies de dos maneras. De un lado, esa agrupación ha lanzado múltiples ataques contra Israel, lo que incluye una gran cantidad de misiles crucero, misiles balísticos y muchos más drones, enviados desde Yemen hacia el sur israelí. Es notable la cantidad de ocasiones en las que buques estadounidenses han intervenido para interceptar esa serie de proyectiles, pero también es interesante considerar que otros países, incluidos Francia, Reino Unido o hasta la propia Arabia Saudita y Egipto, han tenido que interceptar drones y misiles houthies en esa zona.
5. La segunda forma ha sido la disrupción a la navegación comercial en el Mar Rojo que los houthies han puesto en marcha como medida de presión, ya no solo contra Israel. Los houthies han secuestrado o atacado con drones y misiles a embarcaciones que esa organización inicialmente indicaba que tenían lazos con Israel o que efectuaban operaciones comerciales con ese país. Sin embargo, estos ataques se fueron expandiendo hacia embarcaciones con lazos con otros países, lo que ha afectado a compañías europeas y asiáticas, al grado de ocasionar que muchas de éstas suspendan operaciones en ese importante mar que conecta Asia y África con Europa.
6. Como expliqué antes, los riesgos de escalamiento en este frente se mantienen creciendo desde hace meses. Ante los ataques houthies, Estados Unidos conformó una coalición de defensa que amenazó a esa agrupación en caso de continuar con sus ataques. De hecho, EU ya había hundido embarcaciones houthies semanas antes de esto. Ello había ocasionado que ahora fuese Irán quien trasladase un buque militar a la región mandando también sus propias señales de apoyo a esa organización aliada.
7. No obstante, debido a que los houthies sostuvieron sus ataques en el Mar Rojo, e incluso atacaron embarcaciones con intereses estadounidenses, Biden estaba ya presionado para cumplir las amenazas que había emitido, y enviar un mensaje de fuerza que pudiera ser leído no solo por los houthies, sino también por Irán. Así, desde enero, tanto EU como otros de sus aliados, han estado lanzando múltiples ataques contra posiciones y arsenal de los houthies en Yemen.
8. Esto, como habíamos previsto, lejos de disuadir a los houthies ha detonado una espiral ascendente de violencia. Hoy, la milicia yemení se mantiene atacando embarcaciones de muy diversas nacionalidades. Muchos otros estados como Grecia o Países Bajos se han sumado con barcos para interceptar misiles y drones que los houthies dirigen tanto hacia buques comerciales como militares. Los ataques houthies ya pueden sumar al menos una embarcación hundida y algunas muertes de tripulantes de esos barcos, además de muchos otros tripulantes secuestrados, con personal mexicano incluido.
Examinando la suposición 1: la relación de los houthies con Irán
La primera noción que hay que cuestionar es que Irán es una especie de “comandante” de una serie de milicias que operan en Medio Oriente bajo su autoridad. Cada una de las milicias o aliados del denominado eje proiraní (o “eje de resistencia”) tiene vínculos y relaciones de muy diverso grado con Irán. Efectivamente Teherán otorga importante financiamiento, armamento, entrenamiento y asistencia a varias de estas milicias, pero cada una de ellas tiene historias propias, metas y objetivos propios, dentro de los cuales puede haber importantes confluencias con Irán, pero no siempre y no del todo. Esto, por supuesto, va a variar de una agrupación a otra.
Por ejemplo, varias de las milicias proiraníes que operan en Siria y en Irak fueron explícitamente fundadas, formadas, fondeadas y entrenadas por las Guardias Revolucionarias iraníes para cumplir con objetivos específicos, y, por tanto, normalmente son altamente responsivas a su mando. Pero ese no es el caso de Hamás, una agrupación palestina sunita, no chiíta, que emerge de la Hermandad Musulmana y que, sin duda, en distintos momentos se va a beneficiar del financiamiento y el armamento iraní, y de su alianza con Teherán, pero que en otros momentos también ha roto con Irán por intereses divergentes para posteriormente volverse a acercar a ese país. Ahora mismo, no obstante, varias agencias de inteligencia coinciden en que Irán no fue informado de la planeación de los ataques de Hamás y la Jihad Islámica de octubre contra Israel y solo se enteró de ellos cuando ocurrieron. Hezbollah, de su lado, es una organización libanesa que con los años ha ido creciendo y adoptando cada vez una mayor fuerza e independencia en atención a su propia lucha política en Líbano. Aún así, la coordinación entre Teherán y Hezbollah sigue siendo considerada elevada.
El caso de los houthies tiene que analizarse por separado. Si bien sus vínculos con Irán existen desde hace mucho tiempo, la realidad es que estos vínculos fueron creciendo notablemente durante la década pasada a raíz de la guerra en Yemen. Los houthies habían tomado la capital y estaban siendo combatidos por Arabia Saudita y sus aliados, precisamente el grupo rival geopolítico de Irán. Esto acercó de manera notable los intereses iraníes con los intereses de los houthies, lo que fue haciendo crecer la colaboración a altísimos niveles. Incluso miembros del Hezbollah libanés viajaron a Yemen para asistir a los houthies en el entrenamiento y el empleo de armas sofisticadas que Teherán transfería mes con mes.
Esto, sin embargo, no implica que negociar con Teherán consiga de manera automática influir sobre la conducta houthi. Se trata de un grupo enormemente aguerrido, tenaz, con convicciones, intereses y metas propias, el cual, como Arabia Saudita lo tuvo que entender a lo largo de al menos los últimos 10 años, lejos de “ceder” ante la presión militar o de negociación, tiende a endurecer sus posturas hasta conseguir lo que busca. Eso nos conecta con la siguiente suposición que debemos reexaminar.
Examinando la suposición 2: la conexión entre los houthies y la causa palestina
La reciente ola de ataques sobre la navegación comercial en el Mar Rojo comenzó, en efecto, tras el estallido del conflicto entre Israel y Hamás, y como parte de la lucha del “eje de resistencia” proiraní contra Israel. Sin embargo, con los meses, los ataques houthies se han diversificado a un punto tal que, en muchas partes del globo, esa milicia está siendo percibida como un verdadero frente de resistencia contra Occidente. Esto está teniendo ya implicaciones severas al comercio global. Por ejemplo, comerciantes agrícolas indios han decidido detener sus exportaciones debido al aumento de las tarifas de flete y la escasez de equipos. El barco de propiedad británica pero operado por una compañía libanesa, que fue hundido por los houthies, cargaba precisamente fertilizantes. El número de países occidentales que les está combatiendo en el Mar Rojo sigue creciendo, lo que en lugar de disuadirles parece empoderarles hacia metas mayores.
Por tanto, asumir que la lucha houthi tiene una conexión directa con el conflicto Israel-Palestina es apenas una mirada parcial. La dinámica de la guerra en Yemen ha sido enormemente compleja, pero su entretejimiento con el conflicto en Gaza está arrojando otra serie de componentes explosivos que la complejizan aún más. Los houthies están pensando en cómo su guerra actual en el Mar Rojo en contra de Estados Unidos, sus aliados, y todo lo que por ahí se mueva que es percibido como parte del comercio prooccidental, les va arrojar mayores beneficios en términos de sus propias metas en relación con Yemen, en relación con sus propias negociaciones, y también en términos de su relativa independización o autonomía frente a Irán. Barel, un analista de la región, lo pone en estos términos: “La campaña del grupo (houthi) en el Mar Rojo está avanzando lentamente más allá de su pretexto original, la guerra de Israel en Gaza, y se está convirtiendo en una 'guerra de liberación' cuyo objetivo es preservar el régimen houthi y expandir su control sobre Yemen y más allá”.
Por tanto, algunas conclusiones inmediatas. Primero, suponer que negociar con Irán temas relacionados con los houthies puede arrojar resultados automáticos es, cuando menos, cuestionable. Segundo, asumir que los houthies u otros actores solo luchan contra Israel, EU y sus aliados, para defender la causa palestina, es también una mirada parcial. Por último, pensar que los houthies pueden ser fácilmente disuadidos por los ataques de la coalición internacional debe ser repensado.
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