En esta continua actualización sobre la guerra en Ucrania, hay novedades que debemos incorporar al análisis. Esta vez comentamos la victoria rusa en Bakhmut, explicando distintos matices al respecto; también la adaptación, evolución y mejoría de las tácticas que está empleando el ejército ruso, así como las vulnerabilidades que sigue presentando. Hablamos de la guerra cognitiva y la guerra de propaganda, sobre todo ante el desplome en el respaldo a las acciones militares entre la población rusa.

1. Rusia controla ya prácticamente toda la ciudad de Bakhmut. Ucrania ha concedido que esto es así, e indica que sus fuerzas ahora han cambiado de foco y se concentran en dificultar al ejército ruso el control de esa ciudad y tomar nuevas posiciones en la zona. Bakhmut es una pequeña ciudad del este ucraniano, ubicada en la región de Donetsk casi frontera con Luhansk (Donetsk y Luhansk son las dos provincias que se autoproclamaron independientes de Ucrania en 2014, y son dos de las cuatro que Rusia ha anexado a su territorio como parte de la guerra). Ese poblado, que antes del conflicto armado tenía unos 70 mil habitantes, se convirtió en el foco de los enfrentamientos entre Rusia y Ucrania desde el verano del 2022 y llevábamos meses escuchando que Rusia estaba a punto de tomarlo. En realidad, desde la perspectiva militar, la importancia estratégica de este sitio es cuestionable, pero, no obstante, ambos ejércitos destinaron incontables recursos humanos y materiales para disputarlo.

2. Detrás de semejantes esfuerzos y energía por parte de Rusia, hay varias lógicas. La primera era la urgente necesidad de victorias. Para Moscú, era crucial impactar sobre las narrativas que se tejen acerca de esta guerra, narrativas que van desde su ineficacia, sus incapacidades y sus errores logísticos de manual, hasta otras como el solo hecho de que desde hace meses se hable ya no solo de “detener” a Rusia, sino de “derrotarla de manera decisiva”. Pero eso no es lo único. Rusia necesitaba ofrecer a su población una historia de éxito, algo que justifique el costo humano, material, económico y social de las decisiones de Putin. A la vez, el Kremlin necesita proyectar poder hacia afuera, mostrar que las palabras, los discursos, las amenazas y la imagen que Rusia ha construido acerca de sí misma, tienen un sustento real. Desde su óptica, Bakhmut era crucial para cambiar las cosas. Desde una perspectiva más militar, quizás Bakhmut no sea necesariamente la puerta que permita toda la conquista de Donetsk, pero sí desgastó al ejército ucraniano, pues atrajo a sus fuerzas vulnerando otras posiciones.

3. Aún así, Ucrania tomó la decisión de defender esta posición con todo, y esto no solo tenía que ver con los factores psicológicos o morales arriba señalados. Kiev consideraba que mientras Rusia acumulaba decenas de miles de bajas, se seguía desabasteciendo de proyectiles de artillería, seguía perdiendo tanques y equipo, en esa medida otras de sus posiciones se volvían vulnerables para intentar nuevas contraofensivas como las del otoño del 2022.

4. Podríamos decir que, en cierto sentido, ambas cosas ocurrieron. Rusia tiene esa victoria que presentar ante su población, y Ucrania considera que ha desgastado al ejército ruso lo suficiente como para ahora concentrarse en otros sitios y en su tan anunciada contraofensiva. Al respecto, aunque el respaldo de la población rusa a la guerra se recuperó ligeramente desde sus caídas en invierno, este respaldo nuevamente se está desplomando. Según el Instituto Levada, solo el 38% de personas en Rusia apoya el continuar la guerra, mientras que 51% favorece entablar negociaciones. Estos datos tienen que ver esencialmente con las movilizaciones masivas que han tenido lugar en Rusia y por supuesto, con el altísimo número de bajas que su ejército ha sufrido.

5. De su lado, el ejército ucraniano consiguió retomar algunas posiciones en los alrededores de Bakhmut. Pero al respecto, hay que señalar los siguientes matices. De acuerdo con Dara Massicot de la RAND Corporation, el ejército ruso es hoy una compleja red que entreteje tropas en muy buen estado y con altas capacidades de combate, con otras que pueden ser calificadas como medianamente capaces, y otras con entrenamiento de apenas unos días o semanas. Las primeras componen apenas el 15% de las fuerzas rusas, mientras que las últimas, las menos capaces, son alrededor del 40% de las mismas. Lo que ha hecho el ejército ucraniano es detectar eficazmente en donde están ubicadas estas fuerzas de bajas capacidades, atacarlas y romper las líneas cuando le es posible. Esto es lo que pasó los últimos días alrededor de Bakhmut. No obstante, en el centro de esa ciudad sí hubo alta participación de fuerzas rusas más capacitadas, así como del grupo de contratistas privados Wagner, un reto mucho más difícil para Ucrania.

6. La guerra cognitiva y la guerra de propaganda, dos temas relacionados, pero no idénticos. En el campo cognitivo, la intención consiste en penetrar la mente colectiva del oponente hasta convencerle de que seguir peleando es un error de cálculo, debilitarle psicológicamente, atemorizarlo o aterrorizarlo, y mermar el respaldo político de la sociedad. La guerra de propaganda es la utilización de los hechos militares o la representación que de esos hechos se hace, como arma de comunicación y usar eso a favor de los intereses de quien está peleando. Bakhmut tiene todo que ver con ambas. Por ahora, Rusia está desplegando una importantísima campaña que equipara la victoria en Bakhmut con las victorias en la Segunda Guerra Mundial. Esto es absolutamente comprensible considerando la opinión pública arriba mencionada.

7. Ucrania, de su lado, necesita convencer no solo a su población, sino a los aliados que le han financiado y armado, de que Bakhmut resultó en una derrota táctica pero una victoria estratégica (considerando lo debilitado que se encuentra el ejército ruso tras esa larguísima batalla). Pero la realidad es que, si tomamos en cuenta las opiniones militares que reflejan las filtraciones de inteligencia en EU, junto con el panorama político que se avizora en ese y otros países (por ejemplo, una encuesta de la U de Chicago muestra una continuada caída en el apoyo del público estadounidense en cuanto armar a Ucrania), Kiev necesitará convencer de manera mucho más contundente, mediante su próxima contraofensiva, que sí tiene capacidad de lograr reconquistas antes de sentarse a negociar. Esto es particularmente relevante si incorporamos lo que señalo en el siguiente punto.

8. Rusia mejorando tácticas de combate. Recupero un análisis de The Economist, basado en una investigación publicada por Jack Watling y Nick Reynolds del Royal United Services Institute, un centro de pensamiento en Londres:

a. Las tácticas de infantería básica. Rusia está enviando pequeños grupos de infantería que son tratados como "desechables", unos pocos hombres a la vez, a menudo, de acuerdo con los autores, bajo la influencia de anfetaminas, para "librar escaramuzas hasta que sean eliminados". Esta táctica revela las posiciones ucranianas y agota las municiones ucranianas. Luego, grupos rusos más grandes de infantería de asalto, mejor entrenados, avanzan, respaldados por blindaje, morteros y artillería. Si se toma una posición, ésta tiende a ser fortificada en un plazo de 12 horas. La rapidez con la que la infantería rusa cava, fortifica y asegura las posiciones que toma, es notable.

b. La artillería rusa también está mejorando. Aunque la cadencia de disparos ha disminuido, según estos autores, la puntería rusa está mejorando, y sus drones de reconocimiento son cada vez más efectivos.

c. Los tanques rusos ya no están intentando romper las líneas enemigas con choque y velocidad, sino que lanzan fuego desde una distancia segura.

d. La guerra electrónica (EW por sus siglas en inglés). Rusia ha desplegado sistemas de EW para bloquear las comunicaciones y radares ucranianos. Esto dificulta la coordinación de las operaciones ucranianas y el seguimiento de los movimientos rusos. La EW rusa, cada vez más eficaz, también se utiliza para atacar drones ucranianos, limitando su uso para reconocimiento y vigilancia.

e. Las defensas aéreas rusas también están mejorando.

f. Los autores concluyen que, si bien estos hallazgos podrían dar la impresión de que la contraofensiva de Ucrania está condenada, eso está lejos de ser correcto. La clave, según concluyen los expertos, no es tanto el armamento nuevo como las tácticas que utilicen: “Si Ucrania puede perturbar las defensas rusas e imponer una situación dinámica, es probable que las unidades rusas pierdan rápidamente su coordinación”. Es decir, retomando el análisis de Massicot, en la medida en que Ucrania detecte y explote los puntos débiles rusos, su ejército podría avanzar.

9. Grupo Wagner. Lo anterior es particularmente relevante considerando que el grupo Wagner de contratistas privados, crucial para la victoria de Bakhmut, ha anunciado que repliega a sus tropas para reabastecerlas y reentrenarlas, un repliegue que ya inició. En ese sentido y nuevamente, en temas de guerra informativa, fue muy notable la ausencia en la campaña de propaganda por la victoria de Bakhmut, no solo de menciones y alabanzas a Prigozhin, el líder de Wagner, sino también a sus aliados en el ejército ruso como Surovikin. Esta es otra vulnerabilidad de Rusia: su conflictiva política interna. Una parte de esta conflictiva ha salido a la luz en estas últimas semanas, no toda, y habrá que monitorearla de cerca, así como el impacto de estos pleitos políticos en el campo de batalla.

10. Al final, en una guerra de desgaste tan prolongada, el tema central es mucho menos qué tan bien o mal le ha ido a un ejército durante las primeras fases de esa guerra, y mucho más acerca de la logística (para abastecer y armar tropas, sostener posiciones, remplazar y movilizar personal y armamento), acerca de la capacidad humana, demográfica y financiera para apoyar esa logística, acerca de la resistencia psicológica y política de la propia población, y de los aliados o socios que están respaldando los esfuerzos militares para continuar. Sobre todo, acerca de la convicción de que seguir luchando sigue siendo una opción más válida que sentarse a negociar. En todos esos aspectos, tanto Ucrania como Rusia presentan algunas fortalezas, pero también importantes vulnerabilidades; lo más importante será evaluar su destreza para ir sanando esas vulnerabilidades a lo largo de los meses que siguen, así como su habilidad para adaptarse a las nuevas situaciones y de ganar en la estrategia.

Es por ello que muchos análisis concluyen que Ucrania tiene una ventana de tiempo relativamente corta para demostrar, tanto a sus aliados como a sí misma, las capacidades que acá se señalan. Putin en cambio, está seguro de que el tiempo se encuentra de su lado, y la victoria de Bakhmut le ha comprado más de ese tiempo preciado. Seguiremos analizando el tema.

Instagram: @ mauriciomesch

Twitter: @maurimm

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