Hace pocos años, en las simulaciones de negociación que hacemos con estudiantes, era impresionante observar como todos los actores se volcaban hacia quien representaba a Trump. Tratábamos de capacitar a los estudiantes para que representaran sus roles lo mejor posible y los soltábamos para negociar los temas más relevantes de aquel momento. Trump, en todos los casos, guiaba el show. Todos querían tenerle contento, ofrecerle cosas, pedirle cosas, y usaban toda clase de tácticas para obtener su atención. Y si tenían suerte, su favor. Desde halagarlo y hablarle bonito, hasta imaginar y diseñar incentivos para que se mostrara favorable a un acuerdo. Algunos, los menos, empleaban tácticas más confrontativas. Normalmente eso encendía a “Trump”, abandonaba el salón y la negociación terminaba por colapsar. En una de las reflexiones, una estudiante que representó al personaje, me escribió que sintió tanto poder que se preocupó, pues la verdad es que de pronto hasta le gustó. Claro, todo eso pasaba en modelos y simulaciones universitarias. La cuestión es que cuando analizábamos la realidad, la situación no era demasiado diferente. Hoy, tampoco lo es. Han transcurrido apenas unos días de su victoria y todo vuelve a girar alrededor de Trump. Desde los textos que escribimos—como este mismo—hasta las conversaciones, los planes y las medidas que ya están tomando actores en toda parte del mundo para hacer cosas bastante similares a las que describo con mis estudiantes. Acá unas notas al respecto de lo que estamos observando:
1. A través de una personalidad que nos hemos dedicado a re-describir en varios textos recientes, Trump consigue una credibilidad formidable. Eso orilla a todos los actores a considerar con absoluta seriedad cada uno de los elementos de una agenda interna e internacional que conocemos bastante bien. Salvo que esta vez, se nos ha comunicado con brutal eficacia el mensaje de que Trump viene “recargado”, “en modo de guerra total” como dice Bannon; que en su gestión previa, Trump sintió que fue bastante “suave” y que esta vez viene a corregir todos esos errores empezando por rodearse solo de gente leal.
2. Así que, además de la mucha experiencia que ya se tiene con él, el mensaje que señalo ha producido ya, a solo días de su victoria electoral, una serie de movimientos en todo el planeta que son impactantes solo de observar.
3. Trump inmediatamente consigue dominar la conversación, logra que todo el mundo hable de él, bien o mal, pero siempre de él, que se especule acerca de “qué tan en serio va esta vez”, que se discuta acerca de su impredecibilidad, un carácter errático que tan bien le funciona, dado que ante un personaje así, todo es posible. Pero no solo eso, sino que esto impacta ya mismo en negociaciones, ofertas, demandas, el diseño de estrategias y planes y en la toma de decisiones como despliegues de fuerzas y acciones en los conflictos que existen en el mundo. Insisto, a solo días de haber ganado.
4. Piense por ejemplo en Mahmoud Abbas, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina que tuvo una muy ríspida experiencia con Trump en su período previo. Abbas terminó aislado de las negociaciones, con el financiamiento cortado, con planes impuestos y con su agenda completamente ocluida. Entendiendo, no obstante, que no hay alternativa sino tratar con quien regresará a la Casa Blanca en unas semanas, Abbas está ya en contacto con el suegro de Tiffany, una de las hijas de Trump, Massad Boulos, un libanés-estadounidense quien se piensa podría tener un rol relevante en las negociaciones que vienen para la región, así como con Bahbah, un palestino estadounidense también cercano a Trump. Boulos y Bahbah facilitaron la entrega a Trump de un par de cartas de Abbas en tono conciliatorio, la última, de felicitación por su victoria (NYT, 2024). Hasta Hamás ha moderado su lenguaje esta misma semana. Netanyahu por su parte, lleva meses, según se reporta, informando a Jared Kushner, yerno de Trump acerca de la conflictiva en Medio Oriente y acerca de las decisiones que ha tomado y está tomando Israel. En estos días, también se ha filtrado que el primer ministro israelí ya está discutiendo directamente con Trump el futuro del conflicto y las posibles negociaciones que el expresidente quiere activar en cuanto regrese a Washington.
5. Zelensky también ha sido veloz. Entendiendo que sus opciones se han cerrado y mostrando un enorme pragmatismo, Zelensky está ya conversando con la futura Casa Blanca. Según se reportó, una de esas llamadas incluyó a Trump y a Elon Musk. Un editorial de The Economist señaló que, de hecho, esta podría ser una oportunidad con la que Zelensky no está completamente peleado pues le ofrece una ventana de salida ante un conflicto que, en el mejor de los casos, se observa empantanado, y en el peor, con avances cada vez mayores y más veloces para Rusia. Al margen de si eso es cierto, Zelensky entiende la inescapabilidad de la situación, y su necesidad de trabajar con el próximo presidente de EU, de quien bien conoce su estilo transaccional.
6. De su lado, sin embargo, Rusia también se está moviendo con velocidad. Pensando en la posibilidad de las negociaciones que podrían venir, para Moscú es importante de un lado, seguir logrando progresos territoriales en el este ucraniano, pero del otro, también recuperar el territorio ruso de Kursk que el ejército ucraniano conquistó hace unos meses. Para tal efecto, estamos observando ya el despliegue de unas 50 mil tropas, las cuales incluyen a los más de 10 mil soldados norcoreanos que llegaron a apoyar a Moscú en su contraofensiva de Kursk, la cual podría iniciar en estos días. Se piensa que estas tropas norcoreanas no serán las últimas en llegar a la región. El apoyo de Pyongyang podría irse incrementando con los meses, y eso forma parte también de una mejor posición de negociación para Rusia. El Washington Post reportó que, en su reciente llamada, Trump pidió a Putin no escalar las cosas en Ucrania y esperar a que las negociaciones tengan lugar, pero eso no parece estarse interpretando como que Rusia detenga sus actuales ofensivas o la contraofensiva que se espera para estos días.
7. En Europa también hay movimiento. Además de apresurarse a felicitar a Trump, los gobiernos europeos están ya conversando entre ellos acerca de dos temas centrales: cómo enfrentar la posible disminución del apoyo estadounidense para Ucrania, y cómo enfrentar la guerra comercial que parece inevitable entre Europa y EU. Es notable todo el movimiento que se observa al respecto en los últimos cuatro días.
8. De su lado, Canadá también parece actuar de manera inmediata. Recordemos que la relación Trudeau-Trump tuvo momentos de franco conflicto, especialmente cuando Trump llamó al primer ministro canadiense “deshonesto y débil”. Aún así, Trudeau fue entendiendo que tenía que trabajar con ese presidente para no vulnerar intereses estratégicos de su país. Lo mismo parece estar sucediendo ya mismo, cuando se reporta que hay un importante número de funcionarios canadienses que están buscando a distintos actores republicanos que podrían influir en Trump a fin de tratar de establecer canales de comunicación y minimizar los potenciales daños que se avizoran.
9. Así como esos ejemplos, observamos ya mucha acción en otras regiones del mundo. Están muy movidos los países del Golfo haciendo planes y contactos con personas del círculo de Trump, miembros de su familia o personas que se estiman cercanas. Omán, por ejemplo, está ya ofreciendo sus servicios para mantener canales de comunicación entre Washington e Irán a pesar de que se espera que Trump endurezca su posición con Teherán. Lo mismo en Asia, pensando en todo lo que se espera tanto en temas de seguridad como en otros temas políticos o económicos. Lamentablemente, la COP29 en Azerbaiyán saldrá impactada negativamente ante la expectativa de que Trump volverá a sacar a EU del acuerdo climático de París y la fuerte posibilidad de que no se cuente con el respaldo de Washington en esos temas durante los años que vienen.
Hay muchos ejemplos más y seguiremos observando situaciones similares.
En suma, Trump tiene un poder notable para concentrar la atención, la conversación, los esfuerzos y las acciones de infinidad de actores al mismo tiempo. Esto tiene que ver, por supuesto, con la dependencia que muchos países siguen teniendo de EU, y de la cual pocos logran sacudirse. Ni China lo consigue del todo. De hecho, Beijing es hoy más dependiente de sus exportaciones con EU que lo que lo era hace 8 años. Pero más allá de esos lazos estructurales, la personalidad de Trump, su impredecibilidad, su estilo errático al negociar, su carácter disruptivo, produce un polo de atracción incomparable. Esto ya se está observando de manera inmediata en todo el planeta.
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