La irrupción del grupo denominado Mexicolectivo (Colectivo por México) puso en jaque, ya de entrada, la obstinada construcción de la polarización violenta como único destino viable en el país. Obviamente, no le gustó a ninguno de los dos extremos. El presidente quiso encajonar esa iniciativa como el “ala moderada de los conservadores”, mientras que los partidarios de la coalición electoral del PAN y el PRI (del PRI oficial), siguen repitiendo que ese colectivo es esquirol de Morena. A ninguno de los dos les conviene abandonar esa narrativa que les favorece ni, mucho menos, reconocer la existencia de una alternativa diferente.
Para tratar de destruir esa tercera opción, se han esgrimido dos argumentos: el primero fue construido desde Palacio Nacional, utilizando como ariete la participación fallida del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en el proyecto. No tengo ninguna certidumbre sobre las razones que llevaron a Cárdenas a declinar de su participación en ese grupo, pero me consta que estuvo ahí desde un principio y me consta que esas deliberaciones nacieron y se entrelazaron con el libro que publicó al final del 2021, con el título: “Por una democracia progresista”. Para beneplácito del presidente y sus fanáticos, el Ingeniero decidió salir de la organización. Pero lo que escribió en su libro y su impronta en el documento titulado “Punto de Partida” son inexorables. Nadie podrá borrar ya las palabras publicadas en ambos documentos.
Del otro lado, los dos partidos coaligados y sus partidarios se han dolido de la presencia y de la influencia de Dante Delgado desde los primeros pasos del Colectivo por México y dicen que Movimiento Ciudadano (MC) sacará provecho de esa organización. También es cierto: me consta que varios de los cuadros más conocidos de ese partido han estado en casi todas las deliberaciones y me consta que decidieron sumarse a este grupo que no responde en automático a sus siglas ni a su dirigente. Es muy infrecuente que los partidos hagan eso: no someter ni atropellar sino escuchar y, eventualmente, sumar. Y, por lo demás, hace tiempo que la dirigencia de MC anunció que no se sumaría a la coalición del PRIAN pues prefirió seguir su propia ruta. Que así sea.
Con todo, lo que hemos visto en estos días es la emergencia –a mi juicio, venturosa y refrescante— de una tercera opción política que está desafiando la polarización y que no está añadiendo corcholatas ni protagonismos, sino ideas, propuestas y debates sobre los problemas que nos agobian. De momento, es la única organización que no está apostando por la magia individual sino por el trabajo colectivo: a diferencia de Morena, no cree que todas las soluciones dependan del poder concentrado en un solo hombre; y a diferencia del PRIAN, tampoco cree que la única salida sea confrontar y defenestrar al presidente a través de una coalición electoral basada en la aritmética, sin ideología, sin programa y sin propuesta.
No sabemos si Mexicolectivo resistirá la presión emanada de la polarización, que solo conviene a quienes la encabezan. Pero al menos ha quedado claro, en estos días, que la indisciplina y el no alinearse con unos ni con otros ha inquietado a los oligarcas de ambos lados: el presidente no aguantó ni un día para descalificar la iniciativa, sin leer una línea de lo escrito; y la coalición de la aritmética tampoco resistió más tiempo: no habían pasado ni seis horas cuando ya se exigía que el Colectivo por México se sumara de inmediato a las candidaturas que definirá el PAN para, según ellos, derrotar a AMLO por la suma simple de los votos y volver a gobernar a México.
Espero con sinceridad que este nuevo movimiento mantenga su impronta con dignidad democrática y republicana. Y que nadie se asuste ni se llame a engaño.