La mañana del último viernes de septiembre amanecimos con una nueva pregunta: ¿quién habrá robado al Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado? Este hecho nos ha dejado asombrados a muchos. En el colmo del cinismo, el recién creado órgano encargado de convertir en política social, los antiguos despilfarros gubernamentales y las cosas decomisadas a la delincuencia organizada, fue –¡justamente! - presa del robo de sus propios trabajadores. Su propia gente se llevó joyas y vandalizó otras, para extraerles piedras preciosas y cambiarlas por imitaciones. Además, hay desfalco por malas gestiones, rifas improcedentes y contratos injustos, que amenazan con llevarlo a la quiebra. ¡Y eso que era impoluto por haber sido creado por esta administración!
Junto con las denuncias, vino la carta abierta donde, por escrito y de forma digna y valiente, renunciaba su director, Jaime Cárdenas Gracia. La salida del funcionario -quien es coahuilense por nacimiento, pero queretano por elección-, dinamitó un escándalo para la administración federal morenista, al poner en evidencia una serie de anomalías y corruptelas en un instituto emblema para ellos y que, irónicamente, buscaba justo lo contrario.
Recordemos que una de las banderas que ayudó a Morena a llegar al poder fue, precisamente, la lucha contra la corrupción. Pero parece que de eso ya sólo quedan las promesas de su campaña; sus descalabros, sus tropelías, están creando una enorme bola de nieve que terminará por sepultarlos entre su propio cúmulo de mentiras.
Hoy, lejos de tomar el hecho como personal y desacreditar a uno de sus colaboradores más cercanos, lo que el gobierno Federal debe hacer es investigar y tomar las medidas necesarias para solucionarlos. Los ecos de las joyas robadas, las varias bóvedas arrasadas y las subastas y rifas manipuladas en una de las instituciones insignia de esta administración federal morenista, puede ser la punta del iceberg.
“Aquí el que se aflige, se afloja”, fue la sentencia desde Palacio Nacional. Para este gobierno federal Jaime Cárdenas se “afligió y se aflojó”, porque no estaba listo para servir “ciegamente” a su supuesto proyecto de nación, cuando, en el fondo, la realidad es que él estaba comprobando que algo -o quizá mucho- de este sexenio no va bien, como lo hemos venido denunciando millones de mexicanos.
Por sucesos como éste, donde claramente hay señales de corrupción, que, a través de la bancada panista solicitamos que se lleve a cabo una Comisión de la Verdad, porque el presente también se debe investigar, porque esta serie de acontecimientos están enlodando al país y no permiten su desarrollo. Lamentablemente no hemos encontrado una respuesta positiva por parte de los senadores de Morena. Al contrario, la negativa ha sido tan grande, como las puertas que nos han cerrado cada vez que señalamos algo perjudicial para su proyecto político y que se podría solucionar por el bien de todas las familias de México.
Hoy, con estos hechos, no podemos pasar por alto que nuestro país sigue considerado entre los países con un alto Índice de Percepción de Corrupción, de acuerdo con Transparencia Internacional –en la posición 130 de 180 en donde cero es la menor percepción-; el peor calificado en la materia de los 36 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). La situación actual a nosotros también nos aflige, ¡y mucho!, pero no aflojamos el paso, porque el país nos necesita para cambiar esta realidad.