Es increíble, y altamente frustrante, lo que está sucediendo con el TMEC. El acuerdo que firmamos los Senadores ante la urgente necesidad de mandar señales positivas a la región,y a todo el mundo, a fin de mejorar la economía que se encuentra estancada con nuestro cero% de crecimiento a cuestas, sufrió cambios que no favorecen a nuestro país.
Con una visión positiva, los Senadores acompañamos al Presidente a Palacio Nacional para arroparlo durante la firma de esta negociación. Sin embargo, en el aire quedó esta sensación de que la premura y la prisa por conseguir cierta certidumbre, terminó por empujar al Gobierno mexicano a ceder mucho más de la cuenta. ¡Una concesión más de las muchas que se han dado!
Cuando votamos esto en el Senado de la República, los panistas fuimos muy claros al manifestar que no estábamos de acuerdo con que primero se aprobara en nuestro país; además de que no se tuviera el tiempo necesario para un análisis serio y profundo y que no se reflejara en este tratado la participación activa de los empresarios. Y lo más importante: rechazamos la designación de cinco agregados laborales en la embajada de Estados Unidos en México.
La sorpresa fue inmensa cuando, a un día de haberse aprobado, nos enteramos que en la legislación de implementación del Tratado México - Estados Unidos -Canadá, sí se incluyeron los cinco agregados laborales. Es decir, empleados del Departamento del Trabajo y que desarrollarán su actividad en nuestro país, traspasando límites que pueden dañar seriamente nuestra soberanía.
Las tres naciones sellaron el TMEC tras añadir una serie de condiciones al texto original, redactado en noviembre de 2018. Hoy sabemos, a última hora, que hubo cambios que no nos favorecen y que nunca nos fueron anunciados. Así las cosas, Estados Unidos está abusando de su posición y de la ingenuidad de México. ¡Ante esto yo no puedo dejar de sentir más que un profundo coraje!
El TMEC es el reemplazo que propone el gobierno de Estados Unidos al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que empezó a funcionar en 1994. El TLC redujo los aranceles y eliminó la mayoría de las barreras comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá, abriendo la puerta a una oleada comercial entre los tres países. Este nuevo tratado podría, finalmente, restaurar la certidumbre en los más de 1.4 billones de dólares de comercio anual que hay entre las tres naciones. Sin embargo, el costo, en caso de no aclararse o negociar correctamente estos vacíos de información, podría ser muy alto.
Por ello, pediremos la comparecencia de Jesús Seade en la primera sesión de la comisión permanente, para que nos explique, detalladamente, qué significan estos agregados laborales y sus implicaciones. ¡Merecemos que nos hablen claro! No le sigan dando vueltas a sus equivocadas y solitarias negociaciones. Por el bien de México, exigimos más seriedad, responsabilidad y transparencia. Seguiremos defendiendo, siempre, la libertad de nuestro país.