En toda democracia hay un principio fundamental: “una persona, un voto”. Todos nuestros votos valen igual y deberían pesar lo mismo para conformar nuestro sistema representativo. Desde 1964, comenzamos a reformar al sistema electoral para que este principio se hiciera efectivo en un país cada vez más plural. Por eso, por ejemplo, en el Senado tenemos la figura de “primera minoría” que se suma a la representación proporcional de tal manera que todas las fuerzas políticas se vean representadas de la mejor forma en el Congreso de la Unión. Lo que se busca es que exista la mayor simetría entre la distribución de los votos a los partidos y la asignación de los curules en el Congreso. De esta manera se cuida la representatividad del voto: que las cámaras reflejen los intereses de toda la ciudadanía.

Pues bien, nuestras autoridades electorales hoy más que nunca deben velar porque así sea. Hoy intentan minimizar el peso de los 6 millones y medio de votos que obtuvo Movimiento Ciudadano en la elección anterior. Esos millones de votos equivalen al 11% de la votación, pero los ejercicios de asignación actuales buscan que eso se traduzca en tan sólo el 3% de representación en el Senado, es decir, una subrepresentación de casi 8 puntos. Esto es un atropello al voto emitido por las y los ciudadanos a favor de las causas de Movimiento Ciudadano.

Para muestra un botón. El PT tuvo 3 millones de votos. Lo que significa la mitad de los votos que obtuvo Movimiento Ciudadano. Ahora bien, al PT se le pretenden asignar 9 senadores y a Movimiento Ciudadano tan sólo 5. Sí, así como lo lee: con la mitad de los votos, el PT podría tener casi el doble de los espacios que Movimiento Ciudadano en el Senado. Eso quiere decir que el voto de los que votaron por el PT vale más que el voto de quienes votaron por Movimiento Ciudadano. Significaría, en los hechos, que hay ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Contabilizar el voto así, va claramente en contra del principio de igual libertad política al que todos tenemos derecho. Violenta gravemente la dimensión igualitaria del derecho al voto y así distorsiona los principios de representatividad.

En suma, una asignación que obvie esta disparidad entre votos y escaños otorga un valor diferente al voto dependiendo de la preferencia política de quien ejerce ese derecho. Repito: si va al PT vale más, si va a Movimiento Ciudadano, vale menos. Este trato diferenciado no se justifica constitucionalmente, atenta contra el derecho a la igualdad que todos tenemos y vuelve a nuestra democracia menos representativa.

Todo esto viola lo que dice la Constitución y la ley electoral. La Constitución en su artículo 56 dice expresamente que la senaduría por primera minoría se debe otorgar al partido político, que por sí mismo, haya quedado en segundo lugar. En ningún lugar dice que deben contarse los votos por coalición partidista. Pero esta es la interpretación que se le quiere dar, aún y cuando se viole expresamente la Constitución. Esto no es menor: además de Nuevo León y Campeche, Movimiento Ciudadano ganó segundo lugar por sí mismo en Jalisco, Nayarit, Colima y Guerrero. Por ello, le tocarían 4 senadores más de entrada —sin contar los restos mayores—. Sin embargo, buscan afectar a la fuerza política que decidió participar de forma directa en la elección —sin alianzas— y favorecer a los partidos que decidieron coaligarse en alianzas sin sustento ideológico.

Además, la asignación de senadores por el principio de representación proporcional que se pretende hacer violaría, también, la letra de la ley.  El artículo 21 de la LEGIPE es clarísimo. Expresamente establece que para asignar a los senadores por el principio de representación proporcional se utilizará la fórmula de proporcionalidad pura. Al decir “pura” debe entenderse, además de una correcta suma de primeras mayorías y restos mayores, lo que Dieter Nohlen —el mayor experto en sistemas de representación proporcional— ha definido como tal, a saber: que la representación política debe reflejar lo más exactamente posible la distribución de los votos entre los partidos, minimizando la construcción de mayorías artificiales. Por tanto, como Movimiento Ciudadano obtuvo el 11 por ciento de los votos, la asignación de Senadores debe apegarse lo más posible a ese número. Es decir, a 14 senadores. La lista de representación proporcional debería aplicarse como medida compensatoria a la distorsión de la representación. Así, fácilmente, se pueden asignar 8 senadores más de la lista, que se sumarían a los 6 que se ganaron por primera minoría.

Varios miembros de Movimiento Ciudadano ya presentaron estos argumentos a la autoridad electoral. Sólo falta que se atiendan y, más importante aún, que las autoridades cumplan con su mandato. No se está solicitando una concesión, sino que el INE atienda a lo que señala el artículo 30, inciso F, de la LEGIPE y “vele por la autenticidad y efectividad del sufragio”. Ese es, precisamente, su fin. Se trata de defender el valor del voto de la gente. Ni más, ni menos.

@MartinVivanco

Diputado electo al Congreso del Estado de Durango

 Ver Dieter Nohlen, Sistemas electorales y partidos politicos, Tirant Lo Blanch, 2022.

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