Como dije la semana pasada en este espacio, la militancia política para mí es cosa seria. La militancia define. Es una anteojera a través de la cual interpretamos el mundo y actuamos en consecuencia porque deriva de un ideario. En ese sentido, soy un liberal igualitario o socialdemócrata. Me asumo liberal porque creo que no hay valor más fundamental, pero defiendo y promuevo la igualdad porque creo que esta es el sustento de la dignidad. Sin una buena dosis de igualdad, la libertad no es más que un buen deseo, un ideal ornamental. Creo en los mercados justos y, por eso mismo, busco un gobierno activo. Un Estado fuerte, que actúe como igualador de oportunidades, como defensor del abuso, como corrector de la injusticia.
A partir de esas creencias pienso la realidad. Cuando realizo esto en clave política lo hago con miras a cambiarla, a reformarla, a mejorarla. Es a partir de este conjunto de ideas que decidí sumarme a Movimiento Ciudadano.
Mi llegada al Movimiento es producto del diálogo y del convencimiento de que hay una alternativa de futuro posible. A través de una amiga en común conocí a Jorge Álvarez Máynez, Secretario General del Movimiento. Empezamos a conversar y yo a conocer Movimiento Ciudadano. A través de ese intercambio, me di cuenta de sus virtudes, tanto de fondo como de forma.
Empiezo con el fondo. Movimiento Ciudadano es un movimiento con identidad. Se asume, sin cortapisas, como liberal y socialdemócrata, con una agenda de derechos bien definida que derivan en una serie de causas a defender. Es un movimiento de causas porque es un movimiento de derechos. Pero no de los derechos abstractos que suenan muy bien en piezas retóricas o concursos de oratoria, sino de aquellos derechos que son –o deberían ser- esas “cartas de triunfo” de las personas de carne y hueso. Es la verdadera izquierda de México.
Va uno de tantos ejemplos. Por invitación de Jorge, hace unos días asistí a una pequeña reunión en donde se discutía la agenda del movimiento. Me sorprendió ver en unas cuantas páginas las causas que defienden, claras y concretas. Movimiento Ciudadano es el movimiento más feminista de México, genuinamente comprometido con alcanzar la igualdad de género, así como con combatir la violencia y la discriminación hacia las mujeres (el único con protocolos de atención a mujeres). También es el movimiento que propone un nuevo federalismo, uno en donde cada peso cuente y se cuente. Es el movimiento que propone un Ingreso Vital para asegurar esa igualdad que alimenta la libertad y la hace realidad. También es el movimiento ambientalista de México con una agenda verde de vanguardia. Es el movimiento defensor del derecho al libre desarrollo de la personalidad que defiende la legalización de la cannabis, con una visión integral de esta política pública que ayudará a pacificar a nuestro país. Se asume también como el movimiento de las minorías con una agenda clara en materia de derechos LGBTQ+. Y es el movimiento de las víctimas de la violencia desatada en este país. En ese sentido, busca la pacificación no a punta de metralletas y uniformados, sino a través de políticas públicas inteligentes que nazcan desde lo local.
Esa agenda de derechos es la prioridad. Por eso se ha dicho una y otra vez, que no podremos ir en alianza con otro partido a nivel federal. Eso implicaría postergar esta agenda de derechos, de causas de vanguardia. Precisamente por relegarla hemos llegado a nuestra actual situación política en la que predomina un conservadurismo rancio. Ese conservadurismo empieza en Palacio Nacional y se extiende a lo largo del mosaico político del país. Movimiento Ciudadano así se convierte en la alternativa de futuro, la única alternativa progresista de este país. Repito: es la verdadera izquierda de México.
Las formas en política dicen muchísimo. De la reunión no sólo me llamó la atención la temática, sino la energía del lugar. Mujeres y hombres jóvenes discutiendo temas de fondo en un ambiente relajado. Jóvenes que se saben parte de algo que los trasciende y que es cosa seria, pero que el espíritu de los tiempos requiere de frescura, claridad y sensibilidad. Que saben que hay problemas en este país que se tienen que reconocer, para abordar; conocer para superar. Y que para hacerlo de forma efectiva se debe encontrar un referente compartido que dé rumbo. Ése es Movimiento Ciudadano.
Me uno porque el movimiento no es temeroso de su identidad. No intenta maquillar lo que cree y lo que propone. Más bien, explica y argumenta por qué es lo que es y hace lo que hace. No sólo tiene claro a lo que se opone, sino lo que propone. Y esa claridad ideológica lo llena de militantes libres y autónomos, que se saben sujetos y no objetos del proceso político del que forman parte.
Me uno porque no podemos seguir posponiendo el futuro. Y para eso debemos evolucionar y entender que el futuro se construye desde el propio futuro, no desde el pasado. Sólo colocándonos a la vanguardia podremos sintonizar con el espíritu del tiempo. Un tiempo que nos exige claridad de ideas y contundencia en acciones. Que nos exige ser valientes para enfrentar la peor crisis moral, política y económica que México ha enfrentado desde 1932. Con ideas claras, rumbo y valentía, estoy seguro que Movimiento Ciudadano se convertirá en la alternativa que atraiga a la gente. De hecho, ya está pasando.
Por eso me uní a Movimiento Ciudadano.