Desde que asumí el cargo como primera mujer Embajadora de México en Estados Unidos, establecí como prioridad tener una relación cercana con las comunidades mexicanas. Esta acción atiende la instrucción que recibí del presidente Andrés Manuel López Obrador de apoyar a los mexicanos, fortalecer su defensa y protección y estimular su potencial social, económico y cultural en Estados Unidos.

Para lograr este acercamiento con nuestros paisanos, que son el orgullo de México, en la Embajada hicimos un diagnóstico de las características y necesidades de nuestros connacionales, al entender que las necesidades de la comunidad en California, son diferentes a las de Wisconsin o Michigan. Nuestras comunidades han evolucionado y experimentado cambios en las últimas décadas.

De acuerdo con el Migration Policy Institute (MPI), en Estados Unidos residen alrededor de 36 millones de personas de origen mexicano, 11.3 millones de ellas nacieron en México, y alrededor de 4.9 serían indocumentadas, todas ellas con orígenes, historias, aspiraciones y vivencias migratorias diferenciadas.

Con esto en mente, desde el primer momento me reuní con los representantes de las principales organizaciones hispanas y mexicanas, con quienes, con el apoyo de mis colegas y colaboradores, articulamos acciones en beneficio de las comunidades mexicanas. Sostuve reuniones y un diálogo constante con los directivos de la National Association of Latino Elected Officials (NALEO), League of United Latin American Citizens (LULAC), National Hispanic Bar Association (NHBA), UNIDOS US, United Farm Workers (UFW), y la United States Hispanic Chamber of Commerce (USHCC), organizaciones ampliamente reconocidas por su defensa de los intereses de los migrantes hispanos en general, y mexicanos en particular.

A manera de ejemplo, señalo la colaboración con la NALEO para asegurar la debida contabilización de las comunidades mexicanas y otras minorías en el próximo Censo 2020, pues de ello depende la asignación de recursos públicos para programas sociales para mejorar su calidad de vida. La visibilización y el adecuado registro de la comunidad hispana es esencial para enfatizar su creciente importancia en la vida de Estados Unidos. De igual manera, con la UFW hemos estrechado la colaboración para apoyar a los trabajadores agrícolas mexicanos que laboran en Estados Unidos, y de cuyo trabajo depende que los alimentos lleguen a las mesas de millones de personas a precios accesibles.

Destaco también el trabajo con algunas organizaciones para reconocer las contribuciones de miembros sobresalientes de la comunidad. Esto se refleja en la entrega del reconocimiento Ohtli, a través del cual la Embajada y la red consular destacan la labor de quienes han decidido ser un factor de cambio positivo para los migrantes. Entre los galardonados en 2019 destacan Teresa Romero, oaxaqueña de origen y presidenta de UFW, quien ha dado continuidad al legado de César Chávez y Dolores Huerta en defensa de los trabajadores agrícolas; Rubén García, director ejecutivo de Casa de la Anunciación, organización que ofrece apoyo y asistencia a migrantes y refugiados en El Paso, Texas, y Ray Ben Luján, un reconocido congresista de Nuevo México.

Aunado a lo anterior, realicé una serie de visitas de trabajo a las circunscripciones de nuestros consulados en Chicago, Filadelfia, Nueva York, Laredo, Tucson, Phoenix, Milwaukee, y Saint Paul, entre otros. Una de las prioridades en dichas visitas fue el diálogo con los líderes comunitarios mexicanos, con quienes los cónsules mantienen una relación permanente. Por ello conocí, de primera mano, las necesidades de nuestros connacionales y la relevancia de contar con estrategias de atención diferenciadas.

Por ejemplo, en Milwaukee escuché los retos que enfrentan los trabajadores mexicanos que laboran en el sector lechero de ese estado y a partir de ello el Consulado ha buscado incrementar sus visitas a las zonas rurales de Wisconsin; en Filadelfia advertí el temor de la comunidad ante las crecientes amenazas y agresiones por su origen o el color de su piel, y por ello el Consulado reforzó su trabajo con las autoridades locales para contrarrestar estas tendencias negativas. En Arizona atestigüé a una pujante comunidad mexicana que definirá el futuro del estado.

En todos los lugares hay un clamor por una mejor educación bilingüe, profesores mexicanos de español y por el acceso en línea a cursos de historia de México.

Además, pude identificar claramente otros temas de interés general para nuestras comunidades, independientemente de su ubicación. Uno de ellos es el programa DACA, del cual el 80% de los beneficiarios, más de 600 mil jóvenes, son mexicanos. Al respecto, la Embajada de México coordinó la presentación del recurso legal conocido como Amicus Curiae (Amigo de la Corte) ante la Suprema Corte de los Estados Unidos, para dejar constancia del apoyo de México al programa y a sus beneficiarios.

Otro tema recurrente es la necesidad de contar con programas para facilitar la reintegración de los connacionales cuando, por el motivo que sea, retornan a nuestro país. Una prioridad es el trabajo en programas interinstitucionales que faciliten la obtención de documentos de identidad, la reinserción laboral o la revalidación de estudios. En este año nos hemos concentrado, por ejemplo, en el reconocimiento de la matrícula consular como documento de identidad en los bancos en México, con el apoyo de la SHCP y de la CNBV. También comenzamos un proyecto de reinserción de migrantes oaxaqueños a los sectores mezcalero, restaurantero y hotelero en su estado de origen, apoyando a los productores de mezcal y al Consejo Regulador del mezcal.

La acción de la Embajada y los consulados se desarrolla en una época extremadamente difícil para nuestras comunidades en Estados Unidos, donde diariamente enfrentan desde políticas agresivas de control migratorio, hasta abiertos señalamientos y conductas antinmigrantes que, en casos extremos, han tenido consecuencias fatales, como fue el atentado en El Paso, un crimen de odio sin precedente, que no debe volver a ocurrir. Hay miedo y enojo en la comunidad, temor de los niños para asistir a la escuela, una creciente demanda de apoyo ante crisis de ansiedad.

Por ello, a un año del inicio del mandato del presidente López Obrador, la Embajada en estrecha coordinación con la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Instituto de los Mexicanos en el Exterior, está redefiniendo las políticas de atención para su diáspora con una visión integral, que profundice los vínculos con esas comunidades mexicanas que, como lo he repetido, son el pasado, el presente y el futuro de Estados Unidos y de México.

Para lograrlo, tenemos que consolidar una agenda precisa y ambiciosa y trabajar coordinadamente la Cancillería y la red consular, los diferentes niveles de gobierno, el Poder Legislativo y, sobre todo, las organizaciones sociales y comunitarias, quienes todos los días enfrentan retos y nos marcan, en muchas ocasiones, el camino a seguir.

Hoy, más que nunca, necesitamos esta visión estratégica para definir y desarrollar políticas, así como coordinación para llevar a cabo acciones que permitan defender a nuestros connacionales, avanzar sus intereses y destacar sus contribuciones al desarrollo de México y Estados Unidos.


Embajadora de México ante los Estados Unidos de América

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