Dos asuntos han mostrado el temperamento de la Suprema Corte: cuando no pudo resolver la inconstitucionalidad de la dislocadora pregunta sobre la revocación y la convirtió en ratificación del presidente. Otro, el relativo a la ley de la industria eléctrica en que igualmente, solo siete ministros, según cuenta Zaldívar los votos, la consideraron inconstitucional. Este episodio, este trabajo de zapa, muestra la descomposición de las instituciones, la corrupción y dependencia que existe en el órgano que insiste en mostrarse como dependencia del Ejecutivo en lugar del tribunal constitucional que requiere México. La labor de zapa de cuatro ministras y ministros que se intercalan con el presidente de la Suprema Corte, que los encabeza y adoctrina, es una traición a la Constitución. (Trabajo de zapa es el que se oculta y se hace solapadamente).
Un ministro en retiro, Genaro Góngora que presidió la Suprema Corte durante las gestiones de Zedillo y Fox, salió a escena. En aquellos días AMLO era perseguido por el gobierno de Fox. Se sabía que el ministro Azuela, afiliado a la derecha, iba a ver a Fox para orientarlo sobre el proceso del desafuero del jefe de Gobierno. Góngora, supuestamente de izquierda, cruzaba la calle de Pino Suárez para visitar a AMLO en su oficina de la Regencia y analizar la estrategia de defensa.
Góngora que parecía buena persona, resultó ser un monstruo al grado que fue condenado por la sociedad y el claustro académico al “utilizar sus influencias para meter a la cárcel (durante un año) a la madre de sus dos hijos; regatearles dinero alegando que no lo necesitan porque tienen autismo” (El País).
Este personaje siniestro, asesor jurídico de AMLO, ha dirigido una carta, en su carácter de presidente del Consejo Académico de MexicoJusto.Org.AC. al presidente de la Suprema Corte, señalando que ve “con profunda preocupación, como fue votada la Ley de la Industria Eléctrica y con claridad podemos apreciar, la incidencia del Poder Ejecutivo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación”. No se refirió a lo peor del asunto, como fue dejar de contar los votos que hubieran determinado la inconstitucionalidad de la Ley
Normalmente hay que respetar el mensaje, sin reparar en el mensajero. Sin embargo, resulta tan bizarro que Góngora, casi expulsado del claustro de profesores de la Facultad de Derecho de la UNAM, quiera erigirse en demócrata, opositor del proyecto central de AMLO, (la estatización de la industria eléctrica, ahora en la lona), a quien sirvió rastreramente.
Lo peor que podría pasarles a las organizaciones democráticas como MéxicoJusto, es que se escuden en personas deleznables, impresentables como el ministro en retiro. Cualquier cosa que diga Góngora se desquebraja por su inexistente integridad y calidad moral.
El Poder Ejecutivo vive uno de sus peores momentos. El único capaz de corregir el embate presidencial a la ilegalidad es el Poder Judicial de la Federación. Por ello hay que respaldar su actuación y obedecer sus decisiones, con todo y que puedan formar parte del mismo ovejas negras que con su labor de zapa, lastiman la majestad jurisdiccional.