México está profundamente desconcertado, dividido, sin rumbo, sin embargo, se ha escuchado la voz de un mexicano controversial, polémico, polifacético. Si solo un calificativo me fuera dado asignarle diría que es antes que nada un patriota. Su larga carrera parece declinar ante el invencible tiempo, pero terminará como empezó: con la palabra a favor de su verdad, con la que se puede estar o no de acuerdo, pero que no pasa desapercibida.

En el indignante episodio en que ambas cámaras legislativas decidieron violar lo expresamente consignado en el texto constitucional, mientras algunos encumbrados fieles a la máxima de callar y obedecer prefirieron no opinar, Porfirio Muñoz Ledo libró una batalla aparentemente perdida en el recinto parlamentario, pero que ingresará en la historia patria, como una página de dignidad y honradez políticas.

Bien sabían en Morena que no les convenía tener al diputado PML como líder de la mayoría parlamentaria. Tampoco como dirigente nacional del partido. También sabían que no era oportuno incluirlo en la lista de diputados plurinominales para jugar en las próximas elecciones intermedias y lo retiraron de las listas.

Se piensa que hay una confrontación personal entre PML y AMLO, pero el asunto es de una dimensión distinta. PML, la estrella más fulgurante de la 4T decidió alzar la voz ante el golpe de los tres poderes de la Unión a la Constitución, no solamente al texto expreso que establece el periodo de actuación del presidente de la Suprema Corte y del Consejo de la Judicatura Federal, sino a una cláusula constitucional pétrea, inamovible (artículo 49) que garantiza la división de poderes. No. No es un asunto personal, tanto que AMLO que acostumbra insultar impunemente a quien se le ponga enfrente, solo acertó a decir que PML está en su derecho a disentir.

Hace decenios, una tarde para concluir comida ofrecida en su casa por el maestro Mario de la Cueva a sus alumnos de Derecho Constitucional —la última generación que tomó esta clase con el recordado jurista— el maestro nos mostró un baúl con sus recuerdos personales y familiares. —Quiero que vean esto que me regaló Porfirio— nos dijo. Se trataba de los guantes de box con los que su alumno Muñoz Ledo había ganado un torneo de la época (Los Guantes de Oro). “Porfirio es alguien que puede cambiar lo que oprime a México”— dijo cuando cerró el baúl con el orgulloso trofeo.

No sé qué habrá pasado con esos guantes, lo cierto es que el Maestro se fue del mundo sin haber presenciado a su alumno predilecto defender a la Constitución, como lo ha resuelto en estos días, como no lo hizo ninguno de los que estaban obligados por su juramento a elevar la voz para condenar semejante atropello. Efectivamente, como dijo PML en la tribuna: “México no es un rancho. Ni Macuspana. México es un gran país”.

Como escribió Ida Vitale, artista uruguaya entonces exilada en México: “Como no estás a salvo de nada, intenta ser tu mismo la salvación de algo”. Las desventuras nacionales llevan a evocar a Tácito: "Son necios quienes creen que con su poder del momento pueden incluso extinguir el recuerdo de la posteridad".

La iniciativa de Muñoz Ledo para formar un Frente en Defensa de la Constitución intenta salvar instituciones y recuperar la vigencia constitucional de la república. Su propuesta merece la más amplia atención ciudadana.

Profesor de la UNAM.
@DrMarioMelgarA