La creencia de que la mejor política exterior es la interior hace que la tarea de la Cancillería haya tenido una modesta exposición mediática. La reciente Cumbre de América del Norte mostró no obstante que existe trabajo internacional de gran calado. Tal vez la premisa debiera ser: “La mejor política interior es la exterior”, en tanto el internacionalismo ha sido vocación mexicana, y su voz tradición secular. Además de la expresión de México en el mundo resalta el cuidado y protección de mexicanos en el extranjero, básicamente en EU, labor titánica, no suficientemente valorada.
En el ámbito multinacional México concluyó su participación (2021-2022) como miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Resuelto el debate sobre si resultaba conveniente participar en el foro y siendo esta la quinta ocasión que México forma parte del Consejo, los resultados son alentadores.
Juan Ramón de la Fuente, la figura histórica más destacada de la 4T, representante permanente de México ante la ONU, jugó un papel por demás complicado cualquiera que resulte la premisa que se adopte, sea la política interior la que domine, sea la política exterior la que manda. Su participación tuvo que ocuparse de las dos canchas y al mismo tiempo. En la perspectiva interior, cuidar el riesgo de diferendos con alguno de los quince países miembros del Consejo lo que afectaría la relación bilateral de México, ya fuera con Rusia, Estados Unidos o China, por mencionar extremos.
En la cancha multilateral el reto consistía en alentar, defender y asumir la responsabilidad de mantener la paz y la seguridad internacionales, la tarea precisa del Consejo de Seguridad. Entre otras tareas realizadas destaca la ligada a la invasión rusa en Ucrania. México votó a favor de condenar la declaración rusa de que se trataba eufemísticamente de “una operación militar especial” y condenó la agresión que contravino normas internacionales contenidas en la Carta de Naciones Unidas. Rusia ejerció su desalentador derecho de veto y la condena tuvo que llevarse a una sesión especial de emergencia de la Asamblea General en que México ratificó su postura y votó a favor de la resolución que exige que Rusia ponga fin a uso de la fuerza.
En el tema de Ucrania, México junto con Francia promovió un proyecto sobre la situación humanitaria en ese país, que para evitar que fuera vetado nuevamente en el Consejo de Seguridad por Rusia, se llevó a la sesión especial de la Asamblea General donde se adoptó una resolución sobre las consecuencias humanitarias en el contexto de la guerra en Ucrania que fue copatrocinada por 90 países y alcanzó el voto favorable de 140 naciones.
También conjuntamente con Francia, México convocó a cinco reuniones del Consejo de Seguridad para tratar los ataques a la población ucraniana, a su infraestructura civil, la distribución de ayuda humanitaria y los efectos indeseables del conflicto en la formación de niñas y niños.
A raíz del asesinato del presidente Jovenel Moïse en Haití, la irrupción de violentas pandillas que asolan la desolada isla, México impulsó un régimen de sanciones contra aquellos actores que amenazan la paz, seguridad y estabilidad. Son de tomar en cuenta los logros atribuidos a la diplomacia mexicana en Nueva York.
De la Fuente concluyó su participación en el Consejo de Seguridad de la ONU. Conforme a las versiones que corren, es probable que su gestión como representante permanente de México ante la ONU esté también próxima por concluir y se incorpore a tareas de política interna cuando renuncien los funcionarios que aspiran a convertirse en candidatos de Morena a la Presidencia. Si fuera el caso, dejaría magníficas cuentas como ha hecho en sus gestiones anteriores.
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