2024 termina con el mundo dividido en dos bloques: países donde se siguen las reglas democráticas y otros donde impera el autoritarismo. El mundo vive lo que Stephen E. Hanson, con la colaboración de Jeffrey S. Kopstein, han planteado en The Assault on the State (El Asalto al Estado). El libro explica el surgimiento de dos categorías, de dos divisiones de los regímenes políticos: los democráticos y los autoritarios. La paradoja es que los regímenes autoritarios que existen son resultado de elecciones libres y con resultados objetivos y confiables.

Aborda la actuación de sátrapas como Vladimir Putin, Viktor Orban y Benjamin Netanyahu, sin olvidar a Donald Trump, la estrellita marinera del momento. Plantea el ataque de los autoritarios a los gobiernos y el peligro para el futuro de la democracia. Explica lo que para los autoritarios significa un Estado comprometido con valores como el Estado de Derecho, la democracia como estilo de vida social y política y la actuación de agentes del Estado que cumplen con tareas a favor de la sociedad.

El punto crucial es que la erosión del Estado afecta la vida del ciudadano común; el Estado se personifica en sus agentes que integran la burocracia. Ésta, a pesar de padecer descrédito, ha permitido resolver graves crisis en asuntos claves como la salud pública, la atención a los desastres naturales, la protección del medio ambiente, la movilidad y la seguridad de las personas. No se concibe un mundo sin Estado.

The Assault on the State explica la destrucción de los estados modernos, de los gobiernos sustentados en el Estado de Derecho y su eventual suplantación por un régimen derivado de la voluntad personal. Ayuda la precisión del inglés para aclarar que se trata de la sustitución de la Rule of Law (el Estado de Derecho) por la Rule of Men (el designio autoritario). Los ejemplos más claros de este embate al Estado profundo (Deep State) surge en nuestro tiempo en la Rusia postsoviética y en el gobierno que encabezará una vez más Donald Trump.

El profesor Hanson es un experto en la Rusia postsoviética, el mejor ejemplo del uso patrimonialista de los recursos públicos, Putin se asemeja notablemente a sus predecesores zaristas a quienes curiosamente emula y admira; su modelo político es el patrimonialista como los zares, como fue Trujillo en la República Dominicana.

El patrimonialismo resulta familiar en México. Lo hemos visto asolando al país con el PRI, con el PAN y ahora con Morena. Se conducen los asuntos públicos como si fueran propios, como si fueran cuestión familiar, asignando recursos y protección, primero a la familia y después a los leales. Todos los que no son ellos, son los enemigos. Para los patrimonialistas el Estado profundo o la administración pública ajustada a las normas; la división de poderes; la supremacía constitucional; la independencia judicial; la rendición de cuentas; la transparencia de las actuaciones públicas, resulta un estorbo.

Por ello la cancelación de la meritocracia y de las carreras de servicio civil. La mejor carta de presentación del ejército de leales es obedecer dócilmente.

Nota final: El libro The Assault on the State se presentará en la UNAM el 17 de enero. El acceso por zoom es gratuito y participarán: el autor Stephen E. Hanson a quien acompañaremos José María Serna, Rodrigo Brito, Raymundo Gil, Jorge Madrazo y quien escribe esta columna, que les desea lo mejor para 2025.

Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM.

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