Cincuenta años parece algo muy lejano como para imaginar lo que dirá la historia de AMLO en 2074, pero si se considera que entonces gobernaba José López Portillo, medio siglo no parece tan lejano, al menos para la historia que ya emitió su veredicto —del cual por cierto no salió muy bien librado. A pesar del encono que produce AMLO en un sector importante del país, el juicio sobre su Presidencia está pendiente. No son quienes ahora lo odian los que emitirán el veredicto.
AMLO no estará, como pensó ilusamente, en el panteón de la patria junto a don Benito Juárez, Francisco I. Madero o Lázaro Cárdenas. Se dice equivocadamente que AMLO es un clon de Luis Echeverría, que actúa como su alter ego. Son más las cosas que los separan que las coincidencias populistas. A AMLO le estorban las instituciones mientras Echeverría fue, como lo escribió aquí el maestro García Ramírez, un creador de instituciones: Conacyt, Infonavit, UNAM, Tecnológico, IMCE, Ixtapa, Cancún, los estados de Baja California Sur y Quintana Roo. Echeverría tuvo dedicación al internacionalismo, mientras AMLO está encerrado en su parroquia provinciana. Otra notable diferencia es que Echeverría fue un hombre muy rico. mientras AMLO hace gala de su pobreza franciscana
Tampoco le tomarían la foto de los nefastos, junto a Peña Nieto, ni aparecería con los olvidados Pascual Ortiz Rubio, Abelardo Rodríguez, Manuel Ávila Camacho, ni con los grises Adolfo Ruiz Cortines o Miguel de la Madrid. AMLO tendría tal vez su propio lugar y no sería el de los odiados irremediablemente como Díaz Ordaz.
El juicio sobre AMLO se hará no tanto por sus acciones de gobierno, algunas discutibles y otras inexplicablemente torpes como la cancelación del aeropuerto o el Tren Maya, sino por su peculiar estilo personal de ejercer la Presidencia. En 50 años pocos se acordarán de Dos Bocas o del Aeropuerto Felipe Ángeles. Es probable que Dos Bocas sea un éxito como lo ha sido la Refinería Deer Park que compró México en Houston y que según datos oficiales se pagó sola en un semestre de operaciones, es probable por el contrario que AIFA regrese a ser un olvidado aeropuerto militar.
Nada de eso afectará el juicio sobre AMLO. Lo que determinará la calificación que la historia patria le asigne dependerá de lo que resuelva el electorado en 2024. De perder la 4T es probable que la persecución opositora sea implacable y veamos nuevos huéspedes en los reclusorios. De ganar la 4T la elección presidencial, en tanto prevalezca la aceptación que hoy tiene el presidente, es probable que tenga un juicio benévolo, eso si permite gobernar a su sucesora o sucesor y no instaura un nuevo maximato.
La aceptación presidencial es notable, provenga las razones que sean, incluyendo las dádivas populistas. Según Oraculus en poll de polls de febrero AMLO tenía 69% de aprobación, comparado en el mismo periodo, los expresidentes: Ernesto Zedillo 65%, Fox y Calderón, cada quien 61% (antes de García Luna) y Peña Nieto 23%. Tal vez el gran logro de AMLO haya sido darle voz a quienes no la tenían. El costo ha sido alto por la polarización y encono social que prevalece en el país. No es fortuito que se diga que el debatido Plan B está escrito con falta de ortografía: que debería ser el Plan V de la Venganza, pero es innegable que ahora hay un segmento de la población que se sabe escuchado.
Para 2074 habrá un veredicto sobre la gestión del presidente, independientemente del mismo que ya no todos conoceremos, ahora le sucede a AMLO algo parecido a lo que en la antigüedad se decía de Alcibíades: “Por fortuna solo hay un Alcibíades: Grecia no habría podido soportar a dos”.