A diferencia del rol preponderante que han jugado mujeres como Rocío Nahle, Raquel Buenrostro e incluso Olga Sánchez Cordero dentro del gabinete presidencial, la secretaria de Economía, Graciela Márquez, ha quedado relegada, fuera incluso del radar de Andrés Manuel López Obrador quien la menciona muy poco –a ella y a la Secretaría– en sus conferencias.

El desinterés del Presidente por la política industrial (con excepción del sector energético) y las relaciones con el mundo, así como el protagonismo de personajes como Marcelo Ebrard, y previamente Alfonso Romo, han terminado por eclipsar totalmente a Graciela Márquez, quien de por sí tiene una personalidad introvertida.

Pese a ello, no deja de asombrar cómo en medio de lo que se prevé sea la mayor debacle económica de los últimos 90 años, la titular del ramo no sea tomada en cuenta, máxime porque es la que tiene la responsabilidad de conducir una política industrial que en teoría busca fomentar la inversión y el empleo, así como ejecutar una estrategia internacional para ampliar el comercio y atraer inversiones extranjeras.

En octubre del año pasado, Márquez presentó un decálogo de lo que sería la política industrial del gobierno federal, la cual buscaría no sólo cumplir con lo acordado en el T-MEC sino que el contenido nacional y el mercado interno se fortalecieran. Como se ve el panorama, todo quedará en buenas intenciones, pues el Presidente ha decidido dejar morir sola a la industria, conformada en su mayoría por pequeñas y medianas empresas.

En el decálogo se leían propuestas como promover la competencia económica para resolver rezagos en materia de pobreza extrema y alentar el mercado interno; aprovechar la apertura comercial para fortalecer los encadenamientos productivos que aumenten el contenido nacional; generar un entorno de negocios amigable que dé certidumbre y atraiga mayores flujos de inversión nacional y extranjera; procurar el crecimiento de las Pymes y utilizar las compras de gobierno como una palanca adicional del desarrollo industrial, entre otras.

Estas políticas, que deberían ser implementadas con creces en medio de la crisis, no sólo no se están cumpliendo, sino que suenan contradictorias al “plan de reactivación económica” que presentó AMLO para enfrentar la pandemia del Covid-19 y sus efectos, entre los que se estiman una contracción del PIB de hasta 8% y la pérdida de 2 millones de empleos.

De modo que entre los cercanos al Presidente se observa a Graciela Márquez como un ‘fantasma’ que, si bien podría unir fuerzas con la Secretaría de Hacienda para echar a andar las políticas económicas contracíclicas, poco ha hecho para acercarse a Arturo Herrera, quien vive su propia crisis por la intromisión de AMLO en todo lo que huela a ayudas para el sector formal del país.

Márquez ha tenido enfrentamientos con el coordinador de los Programas para el Desarrollo, Gabriel García, en los que el propio Presidente ha tenido que intervenir.

“Lo que estás diciendo es una mentira”, le soltó una vez Márquez al jefe de los superdelegados cuando éste presentaba los avances de los programas bajo su coordinación. Según participantes en la reunión, AMLO respondió con lo que pareció ser una reprimenda para la secretaria de Economía.

Escenas similares ha tenido que vivir Márquez con el vicepresidente en funciones, o propiamente dicho Canciller de la 4T, Marcelo Ebrard. En específico, cuando se discutió el programa de apoyos para los “propineros” de los centros turísticos del país, un programa de Graciela Márquez que terminó siendo operado por la Secretaría del Bienestar.

Resulta que en una llamada entre secretarios de Estado para discutir los detalles del proyecto, Márquez decidió tirar la toalla cuando le avisaron de Hacienda que no había recursos adicionales para la operación de su idea, actitud que enfureció al secretario de Relaciones Exteriores, quien decidió dar por terminada la comunicación. Así que en momentos en los que más hace falta una mano dura en Economía que le muestre al Presidente lo que debe hacer para enfrentar una crisis y encarrilar al país de nueva cuenta hacia la senda del crecimiento… Nada.

Posdata

Ayer, Donald Trump dijo que “su amigo” Andrés Manuel López Obrador mostró una “inteligencia tremenda” y una “gran flexibilidad” para negociar con los poderosos miembros de la OPEP+ un recorte menor a su producción de petróleo.

La última vez que el presidente estadounidense llamó “amigo” a AMLO fue a finales de enero de este año, en un mitin de campaña, para luego recordar que “México está pagando por el muro. Y muy bien pagado”. Para el registro.

Usan fábricas para hacer cubrebocas

Varias empresas están utilizando sus plantas para fabricar insumos de salud ante la pandemia del Covid-19. Es el caso de Industrias Manufactureras MYR, que elaboró 10 mil cubrebocas para sus empleados, familias y clientes; y con la reapertura de su planta en Irapuato, Guanajuato, prevé fabricar otros 500 mil que regalará al sector salud en una primera etapa.

Esta empresa se volvió “a poner la camiseta” de México, pues fue el fabricante del uniforme de la Selección de Fútbol en la pasada Copa del Mundo. Asimismo, viste a 14 de los 18 equipos de la Liga MX. La empresa evalúa comenzar a producir batas quirúrgicas en apoyo a los médicos que se enfrentan al Covid-19, decisión que podría tomar en mayo. Sus 2 mil 500 trabajadores se encuentran trabajando a distancia.

Twitter: @MarioMal
Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

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