El “golpe de Estado” consumado por Alejandro Moreno en contra el coordinador de los senadores del PRI, Miguel Ángel Osorio Chong, va a desatar una guerra intestina en el partido tricolor.
La venganza de Alito contra el otrora todopoderoso exsecretario de Gobernación va a tener revancha y esta apunta a los sistemas de inteligencia que por años dominó el también exgobernador de Hidalgo, quien no piensa renunciar a su militancia priista, aunque sí va a marcar su línea de las decisiones que como bancada tome el PRI en la Cámara Alta.
El famoso búnker de la avenida Constituyentes, que abrió sus puertas hace unas semanas para recibir la conferencia de prensa de Andrés Manuel López Obrador, nunca fue una simulación: los casi 3 mil 500 millones de pesos que se invirtieron en tecnología para equipar esos pisos subterráneos los hicieron totalmente funcionales, capaces de generar la información necesaria para aniquilar a adversarios.
Toda esa tecnología, enfocada supuestamente a preservar la seguridad pública y la Seguridad Nacional fue absorbida por la Secretaría de Gobernación de Osorio Chong, que en su diseño de estrategia desapareció una dependencia completa –la Secretaría de Seguridad Pública– para llevarse a su Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional todos los equipos tecnológicos en la materia.
A finales de 2012, previo a la toma de posesión de Enrique Peña Nieto como presidente, Osorio Chong pidió conocer el Centro de Inteligencia de la Policía Federal para ver de primera mano la operación de la denominada Plataforma México. Los equipos conectados a más de 600 puntos de vigilancia en el país y a 169 sedes policiacas sorprendieron al hidalguense y despertaron su apetito por el uso de la información.
El valor de esos datos que afloraron durante todo un sexenio no fue suficiente para construir una candidatura presidencial, o bien para descarrilar algunas otras que crecieron conforme fue avanzando la administración, pero quizá lo serán para terminar de hundir a Alito, un político que sobrevive sólo por la utilidad que le puede conferir el presidente López Obrador y a su movimiento, y que muy probablemente se convertirá en el “sepulturero del PRI”.
La información que posee Osorio Chong –se presume– es mucho más rica que la que pudo haber acumulado el excomisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales, quien ya ha asestado varios golpes a Alito Moreno a través de los “Martes del Jaguar” de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores.
Otro tema que está en entredicho con la ruptura al interior del PRI es si se mantendrá en la alianza opositora. Se da por entendido que si Alito está dispuesto a maltratar y a traicionar a sus correligionarios, lo mismo se espera para su relación con sus similares del PAN y del PRD. De hecho, cada vez suena más que él quiere ser el candidato a la presidencia de la Alianza por México en el 2024, con tal de declararse un perseguido político si no gana.
Alito se mueve hacia donde le garanticen impunidad, dicen sus detractores, y en este caso se irá hacia donde le indique el inquilino de Palacio Nacional, por lo que volverá a ponerse el traje de “Amlito”, a pesar de que López Obrador asegura que nada tuvo que ver en la jugada que se ordenó en el Senado, con la que cortaron la cabeza de un coordinador partidista que apostaba por la coalición.
Respecto al golpe a Osorio Chong, hay que tomar en cuenta que si bien el autor intelectual fue Moreno Cárdenas, también son responsables de la destitución siete senadores tricolores de apellido Zamora, Añorve, Ramírez Marín, Beltrones, Paredes, Anaya y García Yáñez.
Está por verse el poder real del exsecretario de Gobernación y el del presidente del PRI, quien por conveniencia y por los acuerdos y negocios que tiene con viejos aliados como José Murat y Manlio Fabio Beltrones –dos lobos de mar de la política– ha decidido implosionar lo que queda del PRI.
Posdata 1
Se dice en Palacio Nacional que César Yáñez, subsecretario de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, será formalmente el coordinador de campaña de Adán Augusto López hacia el 2024. La venia vendría directamente del presidente López Obrador. De ser así, AMLO estaría dejando en manos de su fiel escudero de por lo menos las últimas dos décadas la campaña de una de sus “corcholatas” favoritas.
Posdata 2
Hablando de corcholatas, el canciller Marcelo Ebrard se encuentra en Suiza, donde presentará la candidatura de México a los Juegos Olímpicos de 2030. A propósito del aspirante a la candidatura de Morena, quien recientemente presentó un libro con parte de su trayectoria y su proyecto de gobierno hacia 2024, ha corrido el rumor de que pronto renunciará a la cancillería para irse de lleno a buscar la candidatura de Morena que se definirá en noviembre.
Posdata 3
Aeroméxico, de Andrés Conesa, está enfrentando serios problemas en su área de planeación, haciendo pasar a sus usuarios incomodidades que han sido ventiladas en redes sociales.
Primero, en un vuelo a Monterrey, el jueves de la semana pasada, los pasajeros tuvieron que esperar por más de cinco horas en la aeronave, bajo amenaza de perder su boleto si descendían a pesar de que las condiciones de temperatura y de los sanitarios no eran las adecuadas.
Un día después tuvo complicaciones en el vuelo de Mérida-México, en el que se encontraban muchos de los asistentes a la Convención Bancaria, pues originalmente se había establecido el viaje con una aeronave Boeing 737-9, pero por falta de disponibilidad de ese modelo se tuvo que cambiar por un Embraer 195 de Connect, mismo que tenía menos plazas de las necesarias.
La papelería tuvo que hacerse a mano y en Mérida tardaron más de una hora en autorizar el vuelo. La falta de planeación llevó a solicitar hasta tres veces slots en Control de Tránsito Aéreo de la Ciudad de México, cuyo personal es muy estricto para no sobrepasar las 52 operaciones por hora impuestas por la autoridad aeronáutica para favorecer al AIFA.
@MarioMal