La incertidumbre generada por los cambios en las políticas públicas, así como las decisiones de cancelar el aeropuerto de Texcoco o aferrarse a una nueva refinería, comienza a desvanecerse y las aguas parecen regresar poco a poco a su cauce, por sorprendente que parezca en plena era de la Cuarta Transformación.

El golpe de realidad que ha sufrido el presidente Andrés Manuel López Obrador lo ha hecho recapacitar sobre asuntos cruciales para el buen funcionamiento de la economía y, sobre todo, para recuperar la confianza de los inversionistas.

“Sí sé cómo decirle que no al Presidente”, me dijo una vez Arturo Herrera, cuando todavía era subsecretario de Hacienda. “Ya trabajamos juntos en el gobierno de la capital y nos llevamos muy bien”.

Pues parece que el secretario de Hacienda está aplicando la misma fórmula para convencer al Presidente y logró amarrar un Paquete Económico 2020 que por lo menos deja tranquilos a los mercados. No hubo grandes sorpresas en el Presupuesto de Egresos y acaso algunas estimaciones optimistas en los Criterios de Política Económica en cuanto al crecimiento económico (de 1.5% a 2.5%) y la producción de Pemex (que se calcula en 1.95 millones de barriles diarios).

Se trata de un paquete económico inercial que contiene algunas de las prioridades y promesas del Presidente en cuanto al gasto social. Por lo demás, podrían haberlo diseñado Agustín Carstens o José Antonio Meade.

En la iniciativa de Ley de Ingresos fue donde quizá hubo más novedades. La actualización de impuestos a los cigarros y los refrescos, así como la retención del ISR y el IVA a las plataformas digitales, si bien ya habían sido anunciadas, no dejaron de causar incomodidad a los empresarios. Lo mismo el impuesto al ahorro, a las rentas, a las ventas directas y al outsourcing generaron cierto asombro y seguramente serán de las medidas que se van a cabildear fuerte en el Congreso.

Tras la entrega del Paquete Económico 2020 vendrá, como le adelantamos la semana pasada, un gran anuncio por parte de la iniciativa privada. Hablamos del Plan Nacional de Infraestructura del cual el empresario Carlos Slim ya esbozó detalles. “Son mil 600 proyectos”, reveló Slim en la conferencia matutina de Palacio Nacional en la que se anunció un acuerdo entre la Comisión Federal de Electricidad y las constructoras de gasoductos.

Le adelantamos que la inversión para este nuevo plan de infraestructura estará cercana a 1.2 billones de pesos, es decir más o menos 20% del presupuesto federal de 2020.

Dicho anuncio explica por qué la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y otras dependencias, como la de Turismo, recibieron grandes recortes a su presupuesto el próximo año.

El plan fue diseñado por el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), que encabeza Carlos Salazar, con la ayuda y la venia de Alfonso Romo, el jefe de la Oficina de la Presidencia, quien parece haber recobrado nuevos bríos en su relación con la iniciativa privada. Este lunes, Romo confirmó lo que venía diciéndose en la prensa internacional: que la administración federal cederá el negocio de exploración y producción en aguas profundas a la iniciativa privada.

“El sector petroquímico es privado, el problema de los gasoductos es una comisión diferente y en perforación de aguas profundas, va el sector privado”, dijo durante su participación en el Foro Expansión.

Y no sólo eso: también reveló que cederán la producción de gas a compañías privadas.

Si esta premisa de Romo se cumple, Pemex podría salvarse de que le recorten de nueva cuenta la calificación crediticia, porque así como se presentó su plan de negocios era solo cuestión de tiempo para que eso suceda.

Moody’s advirtió ayer que Pemex estaba al borde de convertirse en un ‘ángel caído’, por lo que perdería el grado de inversión. Los analistas ven muy cuesta arriba que logre aumentar la plataforma de producción a casi 2 millones de barriles de petróleo diarios el próximo año, lo cual solo se lograría si se reactivan las rondas petroleras o los llamados farmouts.

Romo se anotó también recientemente la coordinación de una reunión entre el presidente López Obrador y José Antonio El Diablo Fernández, presidente de FEMSA, donde se anunciaron inversiones por 61 mil millones de pesos.

A fuerza de dosis de realidad y pragmatismo, los moderados del Gabinete toman más fuerza frente a los radicales. ¿O alguien vio festejar el paquete económico a Rocío Nahle, Manuel Bartlett o Javier Jiménez Espriú?

Twitter: @MarioMal
Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

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