En agosto de 2019, cuando Andrés Manuel López Obrador pidió opiniones a su gabinete sobre la renegociación con las empresas constructoras de los gasoductos, Manuel Bartlett Díaz se ganó el derecho a ser el único asesor de la 4T en materia de energía eléctrica. Mientras expertos de las secretarías de Energía, Hacienda y Medio Ambiente hablaban de números y hacían proyecciones para la negociación, o bien enfrentar el pleito en tribunales, el director general de la CFE soltó la frase que el presidente quería escuchar: “Podemos expropiar todo, señor presidente”.

La frase se refería a la red de ductos tendida por las empresas Ienova, TransCanada, Carso y Fermaca, pero también resumía la visión del Estado totalitario que añora Andrés Manuel López Obrador, en el que no tiene cabida la inversión privada, la cual según los estudios de los expertos en la materia es indispensable para dotar al Sistema Eléctrico de la infraestructura necesaria para dar cobertura a la demanda energética del país.

Para López Obrador, Bartlett es uno de los más grandes expertos en materia de generación eléctrica, pues fue quien le vendió la idea de que conoció y estudió a fondo la operación de la industria energética francesa, cuando por allá de la década de los 60, fue becado para especializarse en Derecho Público en el país europeo, en la Universidad de Estrasburgo.

En aquella época, el sistema eléctrico francés era un modelo a seguir, con una poderosa empresa estatal que resultó de un proceso de nacionalización de diversas generadoras privadas. Electricidad de Francia o EDF era el nombre de la compañía gubernamental, la más grande de Europa, que deslumbró a Manuel Bartlett y en la que alguna vez soñó —o todavía sueña— convertir a la Comisión Federal de Electricidad.

Lo que no contó en sus historias el titular de la CFE al presidente es que la poderosa EDF terminó también privatizándose en 2004 y, aunque actualmente es una empresa que cotiza en bolsa como propiedad mayoritariamente del Estado, el gobierno francés lleva desde hace tiempo un proceso gradual de desinversión.

De acuerdo con quienes llegaron a escuchar esos ideales, el modelo eléctrico que Manuel Bartlett quiere implementar en el país sí tiene antecedentes de efectividad, pero de hace más de medio siglo, cuando la demanda eléctrica tanto en México como en Francia no alcanzaba ni 30% de lo que se tiene en la actualidad.

El resultado es un México en el que cada vez son más recurrentes las versiones de que se tendrán apagones programados, toda vez que desde 2019 se agotaron las reservas de generación eléctrica y se carece de nuevos proyectos que permitan empatar la oferta a una demanda de servicio que cada año crece por el orden de 3%. A esto habrá que sumarle la merma de 10% de capacidad de generación que se registra cada año en la infraestructura por la falta de mantenimiento.

Se tiene claro que anualmente se requieren de unos 15 mil millones de pesos para brindar mantenimiento al total de las plantas de generación con que cuenta la CFE, una inversión que evitaría esa reducción en la capacidad de generación, pero que es prácticamente impensable en un gobierno que privilegia la austeridad ante la funcionalidad, aunque el país se encuentre inmerso en una crisis energética.

A pesar de todas las alertas, y aunque se reconoce en el gobierno que los sistemas eléctricos están bajo amenazas permanentes, sobre todo por las condiciones climatológicas, Bartlett le asegura al presidente que no habrá más apagones. Según sus números, la CFE dispone de 89 mil 890 megawatts para una demanda máxima en los próximos meses que se estima en 48 mil 150 megawatts. La proporción es suficiente para denunciar y dejar fuera de línea a algunos privados más.

Esto, sumado a los desencuentros que ha tenido con gobernadores como Adán Augusto López , de Tabasco, y Miguel Riquelme , Coahuila, quienes lo han llamado cínico, mentiroso y negligente, ponen al director de la CFE como un personaje tóxico para el país y el gobierno, pero que, contra viento y marea, consecuenta el presidente.

Y si por Manuel Bartlett fuera, ya habrían intentado expropiar casi todo.

La gobernadora que no fue

En el equipo de Clara Luz Flores , quien fuera candidata de Morena a la gubernatura de Nuevo León, se siguen preguntando si fue buena idea sustituir como sus estrategas a Mentor Tijerina , Sergio José Gutiérrez y Yago de Martha , para recibir en enero pasado como su nuevo consultor al polémico Hugo Scherer .

Lo anterior, comentan los cercanos a la exaspirante, porque la morenista apenas en diciembre tenía una ventaja de hasta 20 puntos en las encuestas, mismos que desaparecieron cuando salió a la luz el video con el líder de NXIVM, en el que no se vio siquiera un intento de contención.

 
@MarioMal
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