Entre los múltiples escándalos que arrastra el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) –tales como la extinción de sus fideicomisos, la reducción de su presupuesto, la cancelación de becas a estudiantes y una nueva ley que pone en riesgo a la comunidad científica– resalta uno que, por superficial que parezca, pinta de cuerpo entero al organismo y a su directora María Elena Álvarez-Buylla.
EL UNIVERSAL ha documentado los contratos que el Conacyt ha adjudicado a diferentes empresas para proveer el servicio de alimentos “gourmet” a los trabajadores del organismo, lo cual ha sido justificado por Álvarez-Buylla como una medida para “cuidar la salud” de sus poco más de 120 empleados.
La realidad es que los productos “orgánicos” no son tales, según las denuncias presentadas ante el Órgano Interno de Control del Conacyt desde el año pasado y también al inicio del 2023. De esta manera, los alimentos adquiridos supuestamente a comunidades que producen con técnicas agroalimentarias han sido sustituidos por insumos de supermercado, como empaques de pollo de la marca Bachoco, de pan de la marca Wonder y frascos de café de la marca Legal.
El pasado 28 de diciembre, el Conacyt adjudicó un contrato de 13.5 millones de pesos para el Servicio de Comedor Institucional en las oficinas del Consejo para 2023. Las empresas “ganadoras” fueron Comercializadora, Banquetes y Servicios Rico en conjunto con Grupo Gastronómico Gálvez. Esta última empresa tiene antecedentes en el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) por haber distribuido cárnicos con clembuterol.
Dichas empresas se impusieron a los otros proveedores que fueron descalificados por presentar una declaración provisional más actualizada que el ganador. Según la denuncia presentada ante el OIC de Conacyt el 5 de enero, los participantes debían cumplir requisitos absurdos, por lo que se acusa de haber dirigido el concurso hacia las compañías Banquetes y Servicios Rico y Grupo Gastronómico Gálvez , presuntamente ligados a la directora Álvarez-Buylla.
El 16 de enero se denunciaron fotografías de los productos que se están ofreciendo en el comedor del Conacyt, los cuales no son los contratados, es decir que no son los alimentos que evitan el uso de sintéticos, pesticidas, herbicidas y fertilizantes artificiales, y que son cultivados en suelos de conservación.
Adicionalmente, se señala que Banquetes y Servicios Rico y Grupo Gastronómico Gálvez no incluyeron en su propuesta para la licitación copia de las facturas del mobiliario que debieron haber colocado en el comedor, con una antigüedad no mayor a tres años. Tampoco incluyeron documentos en los que se comprometan a adquirir y colocar ese mobiliario, ya que actualmente se usan mesas y sillas propiedad del Conacyt.
Posdata
Otro decretazo del gobierno federal. Esta vez para prorrogar la prohibición del uso del glifosato hasta el 31 de marzo del 2024 y dejar en vilo la restricción para importar maíz transgénico, la cual se tenía planteada originalmente para el 30 de enero del 2024, aunque ahora sí hace la distinción del maíz que es para consumo humano y del que se usa para alimentar animales y otros procesos industriales. La secretaria de Economía, Raquel Buenrostro , estaba contra reloj frente a la amenaza de Estados Unidos de iniciar consultas de cara a un panel de controversias por este tema. El asunto del glifosato está basado en un estudio del Conacyt y fue una de las decisiones presidenciales que terminaron por ahuyentar a Alfonso Romo del gabinete, quien se oponía a la prohibición. El actual secretario de Agricultura, Víctor Villalobos , tampoco lo ve con buenos ojos.
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