El 2021 fue un reflejo del 2020, el peor año que hemos vivido en ocho décadas. La pandemia desatada por el Covid-19 hizo que el mundo cambiara para siempre. Hoy la economía, la política y las sociedades son mucho más diferentes que hace dos años. Somos más resilientes, pero también tenemos más problemas: alta inflación, más desigualdad y pobreza, conflictos geopolíticos, ruptura de las cadenas de suministro globales, populismo y nuevas amenazas de virus y variantes del Covid que atentan contra la población mundial.
En medio de esta vorágine global, México vive su propia coyuntura de crisis. A pesar de que el presidente Andrés Manuel López Obrador envió ayer un mensaje de reconciliación con motivo de la Navidad y el fin de año, la realidad es que el país y los mexicanos están más divididos que nunca. Y sí, el Presidente y buena parte de su equipo tienen mucho que ver con eso. Se han pasado tres años más preocupados en polarizar que en gobernar; más ocupados en concentrar el poder que en generar mejores condiciones para la población; más enfocados en excluir a quienes no piensan igual que en incluir y cohesionar a un país históricamente dividido.
Ojalá que los momentos difíciles por los que ha atravesado el mundo y México, derivado de la pandemia y las crisis económicas, políticas y sociales, hagan reflexionar al Presidente y a su gabinete, incluidos todos aquellos funcionarios y políticos que han ‘traicionado’ los ‘principios’ de la autollamada 4T y a los mexicanos que confiaron en ellos, con actos de corrupción, enriquecimiento ilícito, extorsiones, sobornos y todo tipo de delitos de los que siempre dijeron estar hartos.
Dicho eso, aquí van cinco predicciones para 2022 en materia económica, política y social.
Uno. La inflación alta seguirá afectando a los más pobres, mientras que las remesas y el subsidio de los programas sociales no será suficiente para paliar los problemas económicos de las familias. La Secretaría de Hacienda recortará su pronóstico de crecimiento de 4.3% a entre 3% y 3.5%, a pesar de que el PIB se expandirá menos que eso.
Dos. La relación del Presidente y la 4T con los empresarios y agrupaciones de la iniciativa privada no mejorarán. Han sido tres años de idas y vueltas, de reuniones y anuncios, y la inversión privada sigue estancada. No hay apetito de las corporaciones nacionales y extranjeras de apostar por México mientras el gobierno se siga mostrando errático en cuanto a sus políticas públicas y respeto a la ley.
Tres. Las reformas constitucionales que anunció el presidente López Obrador serán bloqueadas total o parcialmente por la oposición política en el Congreso federal (y por la falta de acuerdos por las luchas internas en Morena). La contrarreforma eléctrica se quedará en una negociación de contratos; la reforma electoral será detenida por los partidos de oposición (acaso se renovará el Tribunal Electoral del Poder Judicial) y la de la Guardia Nacional se quedará en el olvido.
Cuatro. Las elecciones en seis estados de la República favorecerán a Morena en por lo menos cinco. No necesariamente por la buena operación política-electoral de los candidatos ni por el reconocimiento de AMLO en esas entidades, sino porque los gobernadores actuales las entregarán a cambio de impunidad. Es el caso de Oaxaca, Hidalgo, Durango y Quintana Roo. En Tamaulipas, el pleito y desgaste del actual gobernador con el gobierno no le darán otra salida. La consulta de revocación de mandato del Presidente será un fracaso por la escasa participación ciudadana.
Cinco. Habrá más cambios en el gabinete presidencial y en puestos clave del gobierno y otros Poderes de la Unión que favorecerán a la 4T. Las Secretarías del Trabajo, Comunicaciones y Transportes, y Turismo van a cambiar de titular. Santiago Nieto va a regresar al gabinete, muy probablemente a una Subsecretaría de Gobernación. La ministra Yasmín Esquivel será la nueva presidenta de la Corte.
POSDATA
Felices fiestas. Gracias por sus lecturas, comentarios y por su acompañamiento. Nos vemos el 10 de enero. Un abrazo enorme.
mario.maldonado.padilla@gmail.com