La convalecencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, tras haber contraído por tercera ocasión el Covid-19, volvió a acelerar su sucesión. De nueva cuenta fue un tema de salud el que movió la voluntad del mandatario, quien este fin de semana convocó en Palacio Nacional a los aspirantes a sucederlo en el cargo. Se habló de las encuestas, de los tiempos y de la unidad de Morena.

El Presidente no entró en detalles sobre los problemas de salud que lo aquejan y que se exacerbaron con su contagio de Covid, pero no hizo falta; las denominadas “corcholatas” y los senadores de Morena que acudieron al llamado de López Obrador lo percibieron en sus palabras: “Tenemos que estar unidos y definir más rápido a los candidatos que van a competir en el 2024”, les dijo a sus invitados.

Una situación similar sucedió en enero del año pasado, tras haber sido sometido a un cateterismo cardíaco de emergencia, tras el cual dijo que tenía listo su testamento político. Meses después, de gira por Tlaxcala, el Presidente se sinceró sobre aquel momento. “Era tanto el dolor que llegué a resignarme, porque ya no podía, ya no soportaba ese dolor (...) Los que han tenido infartos saben de lo que estoy hablando”, relató.

El Presidente está consciente de que los tiempos políticos ya no juegan a su favor y está dispuesto a acelerar las definiciones más importantes; en especial la de la designación de los candidatos de Morena para pelear por la Presidencia y por la capital del país.

Es muy probable que el candidato o candidata de Morena para competir por la Presidencia en el 2024 sea dado a conocer en julio o agosto, resultado de la primera encuesta, y no esperar a noviembre o diciembre, como lo había anticipado el presidente de Morena, Mario Delgado. En consecuencia, parece que también para esas fechas habrá claridad sobre el candidato que buscará relevar a Claudia Sheinbaum en la jefatura de gobierno de la CDMX.

En medio de esta redefinición de tiempos y con las campañas echadas a andar por parte de Sheinbaum, Adán Augusto López y Marcelo Ebrard, los aspirantes tendrán que hacer un último sprint para mejorar su posición en las encuestas y su operación dentro de Morena y en Palacio Nacional.

Sheinbaum se sabe la favorita y es quien lidera en las encuestas, pero también sabe que en política nada está dicho y de último momento las cosas pueden cambiar. El secretario de Gobernación también tiene claro que su tiempo fue más corto, pero que es el caballo negro que de alcanzar a la puntera puede rebasarla, con o sin la ayuda de su paisano, el Presidente. Y Marcelo Ebrard ya abrió completamente su baraja; comenzó ayer con la renuncia de la subsecretaria Martha Delgado a la subsecretaría de Relaciones Exteriores, para entrar de lleno a la campaña de su jefe. El canciller apuesta a una encuesta abierta que incluya a simpatizantes y no simpatizantes de Morena.

En el caso de Ricardo Monreal, las señales han sido claras durante los últimos días. Con su jugada sobre la votación del nuevo consejero para el INAI, finalmente echó por tierra cualquier posibilidad de abanderar una alianza opositora. Lastimó también su poder de interlocución con los demás integrantes de la Jucopo. A cambio, regresó a los pasillos donde también camina AMLO, en una suerte de “reconciliación” que quizá le alcance para pelear por un premio de consolación: la candidatura de la CDMX.

La consentida del Presidente para competir por ese puesto parece descartada. Fue revelador el mensaje de una Rosa Icela Rodríguez encabezando las conferencias por la tragedia ocurrida en la estación de Chihuahua del Instituto Nacional de Migración, confirmando que la titular de la SSyPC es una figura que no conviene medir en la capital del país ante una oposición que se ha adueñado de las clases medias.

Rosa Icela es también la cara de la transferencia fallida del control de la Guardia Nacional a la Sedena, invalidada hace unos días por la Corte.

No es fortuito que la respuesta de los opositores haya sido también un emblemático cierre de filas desde los Estados Unidos, con una reunión en la que coincidieron Ricardo Anaya y Francisco Javier García Cabeza de Vaca, hasta la capital del país con la oficialización de la alianza PRI, PAN y PRD para competir en los comicios locales de 2024, aun en medio del embate contra el panismo capitalino por el presunto cártel inmobiliario.

A su regreso de la convalecencia, AMLO ha tomado el control del Congreso, de la política y de las sucesiones. Él mismo ha asegurado que no va a haber “agandalle”, por lo que nadie se debe bajar del barco y lastimar la unidad.

Quedan 16 meses de férreo presidencialismo, quizá el más rígido de la historia. La pregunta es si el país y sus instituciones lo podrán soportar hasta el final.

Posdata 1

Hace unos días José Ramiro López Obrador, hermano del Presidente, aseguró que Claudia Sheinbaum va arriba en todas las encuestas. “Va 10 puntos más que Marcelo Ebrard”, dijo.

“De los otros dos ya ni hablar, el paisano (Adán Augusto) está peleando, está pataleando ahí, está peleando con el otro, con Monreal”.

Ayer se dio a conocer una encuesta en el medio Reporte índigo en la que se expone que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, remontó al 27.6% en las intenciones de voto tras su participación al frente de las “mañaneras”, versus el 28.4% de Ebrard y el 38.1% de Sheinbaum.

Posdata 2

Hablando del secretario de Gobernación, se asegura que fue él quien terminó de convencer a Ricardo Monreal de plegarse a Morena y al grupo de los rudos de la 4T, cortando de tajo las insinuaciones de que se iría con la oposición.

@MarioMal