El llamado Frente Amplio por México (FAM), que da vida a la alianza de oposición entre el PAN, PRI, PRD y toda la derechiza detrás, ha arribado a la conclusión que es mejor emular y tomar el ejemplo de MORENA, tanto para adelantar su proceso interno de selección, como para proponer no una mujer como candidata, sino dos mujeres, sin saber a ciencia cierta cuál es la estrategia del contrario, ni tampoco, cuál de las dos es la mejor. Asimismo, las acompañaba otro aspirante, de buen ver, pero de mal decir, pues actúa y reacciona con el buche, es decir, el estómago, por lo que le ha hecho un bien al FAM al salirse de la contienda.

Si bien el FAM ha tratado de parecer original y transparente, su proceso ha dejado a muchos en el camino, desde aspirantes, representantes de la sociedad civil y críticos, además de generar dudas ante lo enredado del proceso -firmas, criterios y votaciones-, donde ha quedado claro que es el PAN y sus asesores seudo empresariales los que dominan a su interior. A pesar de ello, ha logrado generar una buena base de apoyo -cerca de 2 millones de personas- que, de buena fe se han sumado al proceso, más por su antiamlismo, que por convicción frentista.

El otro elemento importante del Frente es, sin duda alguna, el papel de los medios de comunicación ad hoc que, coordinadamente, han actuado para crear una nueva estrella en el firmamento, a pesar de que se trata solamente de un destello, que no cuenta con luz propia. Así, el Frente vive el sueño de competir y recuperar el poder en 2024.

Comencemos por el PAN, cuyo dilema era grande, pues de ello dependía en buena parte el resultado. Tenía como finalistas a Xóchitl y Santiago -que acaba de salir de la competencia por razones puramente de estrategia-. Una que es invitada y otro que es de casa, con personalidades muy distintas y contrastantes, pero que atraen de igual manera el voto anti AMLO. Los dos tienen un problema: no saben comunicar o transmitir al público sus ideas y propósitos. A ella le gana la euforia y a él, el buche, que incluso le afectará al FAM si actúa como jefe de campaña.

Xóchitl se ha montado -sin mucho esfuerzo y convicción- al movimiento a favor de la igualdad de género, dónde reclama cierto reconocimiento por sus orígenes indígenas, sin darse cuenta que ya los perdió en el camino, donde sólo le queda el vestuario como identidad y los negocios como actividad.

A veces se me figura a Lila Downs, en cuyas presentaciones refleja todo un enredijo de identidades, pasiones y emociones que sólo son unificadas con la música, pero que en Xóchitl no existe ese ecualizador que la regule y la haga más digerible al público. Aunque luego me parece que estoy viendo a la María, toda atrabancada y respondona. Por eso no está claro cuál es su verdadera identidad y audiencia, pues podría gustar abajo, donde seguramente quiere impactar, aunque ese sector social ya tiene a su preferida, por lo que lo único que le queda es una buena parte de la clase media -que no estoy seguro sea de su mayor gusto- y, desde luego, arriba -donde tampoco creo sea su representante-, para convencer y agradar, aunque creo que tampoco le alcanza.

Pienso sinceramente que ni ella se cree el momento que vive y tiene razón, pues vive el sueño de otros, impulsada por unos medios de comunicación que, de la nada, han ayudado a crear una candidatura instantánea, que le traerá muchos problemas. Me parece que Xóchitl aún no está lista para esta gran batalla, donde está de por medio el futuro del país, por lo que siento que, de ser candidata, se va a quebrar en algún momento, además de perder el poco o mucho prestigio que pueda tener, y que le puede afectar también en sus negocios.

En el caso de Santiago -que ya se bajó-, si pudiera resumir todo en una frase, le diría que “calladito se ve más bonito”, pues cada que abre la boca comete errores imperdonables. Eso de gritar y ofender al presidente al momento de registrarse como aspirante no va con su imagen; se le ve acartonado y falso, como si fuera un político de antaño. Luego, se queja a nivel nacional de discriminación a la inversa, por ser güerito y de ojos azules, que sólo los de sangre azul aplauden tal desplante, pero que ofende al México mestizo, es decir al 80% de este país. No hay manera de ayudarle.

Y precisamente ese era el dilema del PAN: ir por una outsider, que creen que la va a pegar o bien, por la ortodoxia panista, llena de prejuicios y delirios del siglo XIX que, afortunadamente ya salió expulsado. Sin embargo, parece que a Xóchitl le ha salido pronto su antítesis en la sólida figura de doña Beatriz, que también reclama para sí la candidatura dentro del Frente, por lo que el dilema persiste. Xóchitl, el fenómeno mediático y doña Beatriz, la experiencia política.

Precisamente, en lo que queda del PRI se ha avizorado una oportunidad de oro de regresar al poder por la única vía posible: un gobierno de coalición con el PAN, por lo que se ha decantado por doña Beatriz, mujer valiosa y autentica, así como una política experimentada y ganadora de mil batallas. Sabe todos los secretos de la política mexicana, aunque vive desfasada de su tiempo; hubiera sido una gran alternativa cuando el partido estaba en crisis, pero el machismo de entonces ni siquiera lo pensó. Requeriría de una enorme campaña de medios para reinventarse y ponerse al día con estos tiempos, aunque esos medios ya tienen bastante trabajo con Xóchitl.

Como dije anteriormente, doña Beatriz es la única priista congruente que conozco, por lo que me gustaría verla en campaña, competir con Claudia, e incluso con Xóchitl, las tres juntas -aunque no gane-, lo que implicaría necesariamente la salida del PRI del Frente. Es solamente una idea.

Por lo que hace al PRD, sus aspirantes quedaron fuera de la contienda desde que empezó el proceso, pues no hay nada que lo sustente. Ni siquiera han entendido que la elección del 2024 será entre mujeres. Creo que no les quedan militantes femeninas, aunque se llamen Chuchas.

Al final, me parece que el proceso de selección del Frente será emocionante, donde cualquiera de las dos aspirantes podría ganar, en virtud de la combinación de métodos para medir la popularidad de ambas: las encuestas, con cierta ventaja para Xóchitl, y la votación interna, donde la conocida ingeniería priista podría hacer ganar a doña Beatriz. Ante ese -digamos- “empate técnico”, me queda la duda si el PAN y su gente reconocerán que doña Beatriz es mejor candidata que Xóchitl en todos los aspectos. Creo que no.

Otro de nana, con salsa tricolor….

Mario Alberto Puga

Politólogo y exdiplomático

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