Estimada presidenta electa: Los mexicanos requerimos que usted se comprometa con el presente y futuro del sector petrolero, no con su pasado.

Pemex es uno de los grandes problemas para el próximo gobierno, con el potencial de encender una crisis fiscal. La erosión de la petrolera lleva años sin solución efectiva. No sorprende que técnicamente siga quebrada: sus pasivos exceden a sus activos desde hace diez años. Lo que sí es una novedad es que Pemex ya es una carga para los mexicanos: en 2024, por primera vez en los registros públicos, la petrolera ha dejado de aportar al financiamiento del presupuesto del Gobierno federal; más bien es éste quien le aporta más a la empresa de lo que recibe de la misma. El Gobierno le ha otorgado, solo en este sexenio, casi 2 billones de pesos en ayudas; recursos que debieron irse a mejorar los servicios públicos.

Sheinbaum, desde su campaña, prometió que la petrolera sería de nuevo una palanca del desarrollo, a partir de una mejora en sus finanzas, organización y proyectos de inversión, pero para garantizar la soberanía energética. Para su futuro gobierno, al parecer, dicha soberanía está enfocada en el concepto del nacionalismo cueste lo que cueste. Busca mantener una producción nacional de gasolinas y otros productos refinados de petróleo, aunque derive en pérdidas financieras y sacrifique el patrimonio de los mexicanos. Pero sobre todo, lleva implícito mantener vivo el cáncer del sector: el monopolio de Pemex.

México Evalúa publicó. En este análisis se comparó a las intervenciones públicas en el sector petrolero de México y Noruega. Ambos sectores tienen similitudes; empresas estatales, tamaño de reservas, producción de crudo y niveles de ingreso por venta. Pero la utilidad operativa de ambos gobiernos es muy distinta. En el caso de México esta fue 80% inferior a la observada en Noruega en 2023.

Allá los ciudadanos y el gobierno no pierden. El Estado sí recibe una renta generosa para abonar recursos a su fondo soberano, el más grande del mundo, con una reserva de 308% de su PIB (1.6 billones de dólares). Les platico la clave de su éxito: una buena gobernanza a partir de una industria competitiva y bien regulada. El gobierno de Noruega mantiene 67% de la propiedad de su empresa Equinor y comparte el resto con privados —sin ceder el control—. Esto somete al gobierno a una gobernanza orientada a la rentabilidad de Equinor, prácticamente está obligado a tomar decisiones que no permitan pérdidas en nombre de la soberanía, ni de nada ni nadie. Además, en el modelo de intervención estatal de Noruega se prevén ingresos por licencias, concesiones e inversión financiera en campos petroleros que gestionan empresas privadas a través un mecanismo llamado Interés Financiero Directo del Estado. Es decir, la estatal Equinor domina el mercado, pero no se le permite ser un monopolio (la ciencia económica nos dice que el monopolio implica pérdida social), debe hacer alianzas y competir para mantener su dominio, lo que la motiva a ser rentable.

En todo sector competitivo es indispensable una regulación técnicamente sólida y objetiva. Por eso en Noruega opera una regulación robusta, con independencia política, con un trato equitativo y los incentivos correctos para una sana competencia.

Lo que sucede en Noruega nos acerca a la solución, pero si la presidenta electa apoya el proyecto de eliminar a los órganos reguladores del sector energético como la CRE y la CNH, la gobernanza de Pemex podría empeorar. Las funciones de estos organismos no pueden replicarse, ni fortalecerse en la Administración Pública Federal (APF) de México. Esta opera con estructuras que se integran y desintegran en función de la afinidad y hasta obediencia hacia el grupo en el poder, especialmente al Ejecutivo, y esto debilita la capacidad de las instituciones para ser fieles a su propios mandatos. Someter a los organismos reguladores a operar desde la APF implica un alto riesgo de sesgo, politización y falta de pericia. Deben permanecer autónomos.

Estimada presidenta electa: Los mexicanos requerimos que usted se comprometa con el presente y futuro del sector petrolero, no con su pasado. Ojalá que todo el poder que ahora reúne el Ejecutivo que usted en breve encabezará lo use para encauzar el concepto de soberanía hacia la generación de valor para los mexicanos.

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