Las ciudades de todo el mundo enfrentan enormes desafíos para lograr disminuir sus emisiones contaminantes y contener el cambio climático, pues demandan enormes cantidades de energía eléctrica, combustibles y todo tipo de recursos, que para su elaboración y transportación, generan una gran cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero.
Una de las industrias más importantes para todas las ciudades es la de la construcción, pues requiere insumos como arena, acero, agua, concreto, energía y muchos otros para las constantes obras de urbanización, vivienda, oficinas, centros de entretenimiento y plazas comerciales que día con día van cambiando la imagen urbana y que constituyen uno de los sectores económicos que más impulsan la economía local.
Un informe de una consultoría Jones Lang Lasalle, denominado “Decarbonizing Cities and Real Estate in Latina America” propone una visión muy interesante para reducir las emisiones contaminantes de las ciudades a partir de innovaciones precisamente en la industria inmobiliaria, considerando que América Latina es una de las regiones en las que más ha crecido la mancha urbana en las últimas décadas y que la construcción y operación de los edificios son responsables de aproximadamente el 41% de las emisiones en las ciudades. Dicho informe propone estrategias muy puntuales para hacer Ciudades libres de emisiones de carbono que me parece relevante compartirles:
Políticas de reducción del carbono incorporado al proceso de construcción. Esto supone promover prácticas de construcción sostenible y de bajo impacto ambiental que incluyan la debida disposición final de cascajo y el reciclaje de los residuos de demoliciones, la adopción de nuevos sistemas de construcción que permitan ventilación natural, aislamiento térmico, techos y muros verdes, jardines verticales, así como el uso eficiente del agua potable y de lluvia.
Políticas para descarbonizar edificaciones. Se busca una mayor eficiencia energética y la incorporación de energía renovables. Ya hay una gran variedad de tecnologías disponibles para el aprovechamiento energético de la luz solar y del viento a través de los techos y las fachadas de los edificios. La Ciudad de México por ejemplo, cuenta con el programa Ciudad Solar que ofrece financiamiento a empresas y edificios públicos y residenciales, que quieran instalar calefacción solar térmica, así como paneles solares para generación de electricidad.
Clasificación de proyectos sostenibles. Se trata de calificar e impulsar más aquellos proyectos constructivos e inmobiliarios que son sostenibles, considerando sus impactos al medio ambiente pero también sus impactos sociales, por ejemplo, si un nuevo proyecto de viviendas ofrece o no viviendas populares o sociales a un menor precio que las viviendas residenciales.
Circularidad y pensar más allá de lo local. A diferencia del modelo lineal tradicional de "tomar, hacer y desechar" bajo el principio de circularidad, todos los productos, materiales y recursos se mantienen en uso durante el mayor tiempo posible, se reutilizan y se reciclan de manera eficiente. Se trata de que en la visión de los proyectos inmobiliarios se incluya una visión global y no solamente local, para incorporar y facilitar el desarrollo de actividades que permitan la resiliencia, la conservación de la biodiversidad o que estimulen la economía circular de los residuos.
Enverdecimiento. Pretende estimular todo tipo de inversión en áreas verdes y espacios públicos para para crear entornos urbanos más saludables. La Ciudad de México por ejemplo, ha creado más espacios verdes y logrado plantar más de 35 millones de árboles y plantas a través del programa Reto Verde.
Es claro que la industria de la construcción es vital para la economía y el adecuado crecimiento de todo centro urbano, pero podemos hacerla mucho más sostenible y libre de carbón. El futuro está en nuestras manos.