Ya es historia cuando las familias mexicanas solían salir el domingo a carretera, detenerse en un lugar abierto para hacer un picnic, organizar una cascarita de fútbol y pasar un día divertido. O cuando se veían camiones de carga orillados en la carretera con los choferes descansando debajo de un árbol. Esos tiempos terminaron. Las carreteras que corren a lo largo y ancho de México se han convertido en puntos peligrosos al transitar por ellos, ya no es opción detenerse.
El ritual para salir a las carreteras inicia con revisar los grupos en redes sociales que están enviando información sobre seguridad. Un mensaje de alerta, un comentario de alguien que escuchó una balacera, un camión quemado en tal kilómetro, o el comentario de padres y madres con una pregunta cada vez más común: entonces ¿puedo salir de viaje con mis hijos?
Los grupos criminales crecen en número, se especializan e intensifican su crueldad ya que conocen la ineficacia de la Guardia Nacional encargada de resguardar los caminos. A partir de 2021, se registró una tendencia creciente en la cantidad de robos no solo a transportistas, también a vehículos particulares. La consultora Business Alliance for Seccure Comerce (BAsC) afirma que el 87% de los robos a nivel nacional involucran un alto nivel de violencia.
Los transportistas relatan una y otra vez en redes sociales que grupos de civiles armados cierran el paso a los conductores. Los llevan a lugares escondidos donde los mantienen cautivos y algunos son asesinados. Se habla de “hoyos negros” a lo largo de la carretera 57, en particular al salir de San Luis Potosí. El aumento en el robo de carga es preocupante, según la consultora AI27 mientras en 2020 se reportaba un robo de carga en carreteras cada cinco minutos, el año pasado el promedio fue de uno cada dos minutos. También han aumentado los asaltos a familias para quitarles su auto mientras las mantienen secuestradas y con terror por horas.
Otra especialidad, en la misma carretera 57 pero en la ruta de Matehuala, SLP, a Saltillo, Coahuila, es conocida como "el tramo del terror" debido a los constantes crímenes contra migrantes que son secuestrados y por quienes piden dinero para su rescate. Este fenómeno por supuesto no aparece en ninguna estadística del gobierno.
Y uno más son los asaltos relacionados con el fenómeno de desaparición forzada. Como sucede en las carreteras de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas. Un sitio frecuente es en la carretera 85D, el tramo Monterrey-Nuevo Laredo, nombrado como la “carretera de la muerte”. Igual sucede en la autopista Michoacán-Jalisco, conocido como el “corredor del peligro”.
Durante el primer semestre del año, en el EdoMex, Puebla, Michoacán, San Luis Potosí y Oaxaca fue donde más robos se registraron, pero también aumentaron en Guanajuato, Veracruz, Jalisco, Morelos, Sonora y Chihuahua.
Es decir, la inseguridad en las carreteras es una constante en prácticamente todo el país.
Las empresas de transportistas contratan seguridad privada y seguros, pero ¿qué pasa con las familias que viajan en sus autos o los “hombres-camión” (el chofer es el dueño del vehículo)? Los primeros han optado por no salir o ir en compañía de otras familias. Mientras que los segundos han optado por la autoprotección. Este mes surgió el primer colectivo de autodefensas de transportistas del EdoMex denominado ACME. Quienes ha declarado que procederán a hacer justicia por mano propia ante la claudicación de los gobiernos federal y locales.
El recuento de las violencias en carreteras se vuelve interminable a medida que pasa el sexenio, bajo el silencio de los gobernadores y la mirada cínica del presidente, que lo sabe, pero prefiere burlarse.
Colaboró Fernando Escobar Ayala