La cancha deportiva nunca ha estado pareja. Por eso, quizá la mejor noticia de París 2024 sea el medallero del combate a las brechas de género: la justa que se acerca a su recta final ha permitido cruzar algunas metas colectivas.

Hace 128 años, en los primeros Juegos Olímpicos Modernos de Atenas 1896, las mujeres fueron categóricamente ignoradas y excluidas. Pierre de Coubertin, francés considerado el fundador de este encuentro, tenía una visión tradicional del deporte, aunado a una misoginia exacerbada, argumentando que la participación olímpica femenina era inapropiada. “Para ellas, la gracia, el hogar y los hijos. Reservemos para los hombres la competición deportiva”, dijo. ¡Y nadie se escandalizó! Ninguno de los hombres en el recién creado Comité Olímpico (COI) objetó la moción y así, en esa ocasión compitieron 241 atletas varones de 14 países.

Cuatro años después, en los primeros Juegos en París, las mujeres pudieron participar, aunque solo de manera testimonialporque su presencia no tuvo valor oficial y se limitó a disciplinas que en ese entonces se consideraban “acordes a la naturaleza femenina”: tenis y golf. Únicamente hubo 22 de ellas —el 2.2% del total de participantes— y 975 hombres.

Tuvieron que pasar más de dos décadas para que las mujeres fueran recibidas de forma oficial en Ámsterdam 1928. De 2 mil 883 atletas, 277 fueron mujeres; demás de golf y tenis, también compitieron en esgrima, gimnasia, natación, saltos y atletismo, pero en este último rubro solo pudieron participar en cinco eventos en los cuales no estaba incluida la modalidad de maratón, que finalmente fue aceptada para ellas hasta 1984 —¡hace solo 30 años!— en Los Ángeles. La halterofilia se incorpora para las mujeres en Sídney 2000, la lucha femenina en Atenas 2004 y el boxeo hasta Londres 2012.

Así, cada cuatro años las atletas mujeres han librado una carrera de obstáculos permanente igualando el terreno del deporte olímpico por su propio esfuerzo y con el apoyo del COI, que ha profundizado su trabajo de equidad en el mundo deportivo en los últimos años, principalmente desde Los Ángeles 1984, donde las mujeres representaron el 23% del total de los deportistas, en Londres 2012 se alcanzó el 44% y en Tokio 2020 el 48%.

¿Y en el COI? Las mujeres pudieron ser integrantes hasta 1981, durante la dirigencia del español Juan Antonio Samaranch, quien inició una cruzada contra los estereotipos de género en el deporte y luchó por que cualquier especialidad deportiva fuera disputada por hombres y mujeres. Así de reciente es la apertura a la igualdad sustantiva.. y su avance difícilmente podría competirle a la velocidad de Bolt…

Hoy, en París 2024 brilla un podio anhelado hace muchos años: paridad total entre las y los 10,500 atletas participantes; 5 mil 250 mujeres y misma cantidad de hombres. En algunas delegaciones, como la de Estados Unidos –la más numerosas de todas–, la de Brasil y la de México, ellas superan en número a los varones. Para nuestro país, se trata también de un hito, pues es la primera vez que de un total de 109 atletas, 63 son mujeres y 46 hombres.

A pesar del progreso, las mujeres siguen enfrentando desafíos. La cobertura mediática, los salarios, las becas y los premios en efectivo para atletas femeninas aún suelen ser inferiores a los de sus contrapartes masculinas y, en algunos deportes, la paridad de género está lejos de alcanzarse.

Aunque la evolución hacia la igualdad entre hombres y mujeres en los Juegos Olímpicos ha sido gradual y a veces desigual, cada avance representa un paso significativo hacia una mayor inclusión y reconocimiento de las atletas femeninas en el deporte mundial. La expectativa para Los Ángeles 2028 es alta; quizá entonces, ya tan cerca de la Agenda 2030 de la ONU, habremos abandonado definitivamente los prejuicios y estereotipos que empañan el talento deportivo de competidoras como la boxeadora argelina Imane Khelif. Veremos.


La autora fundó y preside Ola Violeta A.C.

X: @MaElenaEsparza

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