Siempre quise estudiar Medicina. Posterior a terminar el bachillerato en Área V Filosofía y Letras, debido a que mi Madre, QEPD, diario me dijo: “No estudies Medicina, no es buena carrera para una mujer”; leí el libro Médico de Cuerpo y Alma, de Taylor Cadwell (la vida de San Lucas, el Evangelista), decidí estudiar Medicina, y mi Padre, QEPD (republicano por Guerra Civil Española, piloto aviador), quien al comunicarle mi interés por hacer Medicina en la UNAM, me llevó a todos los trámites para presentar examen. Con gusto les doy mil veces las gracias a mis compañeras del Colegio Ignacio Luis Vallarta (Lola López, Conchita Planas, Danielle Jacques, Paty Martínez QEPD, Yoya Vizcaíno, Beatriz de Cortina, Enriqueta Toussaint y Luz María Lozano), quienes con gran cariño me pusieron al tanto de las materias de la Segunda Área y así pude aprobar dicho examen. Pasamos solamente año y medio en la Facultad de Medicina; yo cada que tenía un tiempo libre corría a la Facultad de Filosofía y Letras, pues después de llevar ese bachillerato quedé prendada en muchos temas filosóficos, religiosos y políticos; lo extrañé cuando tuve que acudir sólo a Hospitales. En el semestre que llevé Farmacología saqué MB y me invitaron a dar clases como Maestro de Asignatura “B”; a los 4 años me ascendieron a Maestro de Asignatura “A”, encargada del Grupo.

Salí de los ciclos clínicos con Mención Especial, otorgada por el Dr. José Laguna García, la cual fue a recoger mi Madre porque yo no estaba en México.

Me matrimonié en el último año de la carrera (después de haberle dicho mil y una veces a mi padre que no me iba a casar nunca, que sólo ejercería mi carrera). Gracias a una de mis mejores amigas de la carrera (Maru González) conocí a quien sería mi marido, Mario Antonio Hinojosa, médico que me llevaba dos años en la carrera; tenemos 46 años de casados. Hice el Servicio Social en Farmacología Clínica, llevé los prerrequisitos de esta especialidad, los aprobé y trabajé en Investigación dentro de esta especialidad en el Pabellón de Infectología para los laboratorios, que requirieron estudios de la fase de probar medicamentos en voluntarios sanos, en el Hospital de México Dr. Eduardo Liceaga. Posterior al Internado Rotatorio, previo a la especialidad, me puse en contacto con los encargados de la especialidad de Farmacología Clínica; no cumplieron con los requisitos para abrir dicha especialidad y por esa razón escogí Anestesiología, pues se relacionaba con Farmacología en muchos aspectos, al ver resultados de medicamentos inmediatamente y a largo plazo. Mi marido es gineco-obstetra del CMN Siglo XXI, y yo anestesióloga del Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga. Mi Tesis fue sobre Stress y Anestesia. En junio de 1979 el Departamento de Anestesiología, siendo jefe el Dr. Miguel Herrera Barroso, organizó el Simposium sobre dolor, llevado a cabo en Vistahermosa Tequesquitengo, Morelos. Hubo concurso al mejor ponente y yo, con el tema Neurofisiología del Dolor gané el Primer premio. En el Servicio de Anestesiología se instaló en un área específica como Clínica del Dolor, por donde se rotaban dos meses en la especialidad de Anestesia. Cuando pasé por Clínica del Dolor quedé impresionada de lo que realmente implica ser una persona con dolor de ese tipo y regresé con el Maestro Dr. Vicente García Olivera; una vez que me consideró preparada para practicarlo, me dio el adelante. Actualmente estoy en Lomas Verdes desde hace 32 años. Debido a la Especialidad de mi marido realicé el Diplomado de Anestesia en Ginecología y Obstetricia por la Facultad de Medicina en 1977, con la Tesis: Anestesia no Obstétrica en la Paciente Embarazada. Actualmente estoy preparándome para cumplir con los prerrequisitos de la Maestría en Ciencias Médicas, también avalado por la UNAM. Le debo todo a la UNAM, carrera, especialidad, subespecialidad y diplomado. La seguridad que me da ser egresada de la UNAM y ser PUMA no me la quita nadie.

Agradezco a la Fundación UNAM por esta invitación y mi reconocimiento por la extraordinaria labor que realiza en apoyo y beneficio de jóvenes estudiantes, particularmente de aquellos de menores recursos, a través de becas de manutención.

Anestesióloga del Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga.

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