Mi solidaridad con el Ejército Mexicano, la Marina, la Armada de México y —particularmente— con aquellos que estuvieron en Culiacán el pasado 17 de octubre: ustedes no fallaron. Mi solidaridad con los culichis, con las familias de Culiacán, de una gran ciudad que demuestra su resiliencia una y otra vez.

El 17 de octubre todo estuvo mal y eso es lo primero que hay que aceptar.

1. Mal el operativo;

2. Mal la estrategia y la planeación, que fueron inexistentes;

3. Mal que el presidente no estuviera en comunicación;

4. Mal que el secretario de Seguridad estuviese en una comida y que lo presumiera en las redes;

5. Mal el haber tenido un detenido y, después de haberlo capturado, soltarlo (de hecho, es delito);

6. Mal haber cedido al chantaje y a la amenaza, lo que genera y generará graves consecuencias;

7. Mal que se hubiese humillado a los integrantes de la Guardia Nacional;

8. Mal el exponer a los ciudadanos, y no sólo a los de Culiacán, sino a los de todo el país. Así, el crimen organizado ya sabe que es muy fácil mandar y pasar sobre el Estado Mexicano;

9. Mal por los cincuenta presos que se fugaron del penal y de quienes nadie conoce el paradero. Únicamente EL UNIVERSAL dijo que se trataba de asesinos y secuestradores.

Aún así, no sé si estuvo peor lo que sucedió después:

10. Mal el haber generado un vacío de información. Un silencio de más de diez horas que se llenó con lo que los propios ciudadanos denunciaban. Las familias de Culiacán se encerraron en sus casas, esperaban que alguien les dijera lo que estaba pasando y el gobierno no dijo nada, con toda esa incertidumbre se durmieron … a esperar “la mañanera”;

11. Mal por la mentira. Mintieron al decir que se trataba de un patrullaje de rutina, que no era un operativo y que no existía orden de aprehensión. Dijeron que no hubo muertos;

12. Mal el tratar de evadir el tema: el primer intento desde la presidencia fue distraer nuestra atención, no quería hablar de Culiacán;

13. Mal el humillar a un reportero que estaba haciendo su trabajo con dignidad y con valentía. Muchas gracias al periodista que —valientemente— siguió preguntándole al presidente;

14. Mal por la cobardía para enfrentar al crimen organizado y para enfrentar a una ciudadanía que tenía todo el derecho de opinar y de pedir y exigir explicaciones;

15. Mal por la humillación del Estado Mexicano que se arrodilló ante el crimen organizado. Es el colmo del absurdo, el crimen organizado mandó dar las gracias y avisó que iba a reparar el daño generado a las víctimas;

16. Mal por la soberbia y la cobardía demostrada durante y después del 17 de octubre. Y todavía se atreven a regañarnos por no agradecer a quien tenemos al frente;

17. Mal, todo mal.

POR CIERTO: en México, todavía, tenemos todo el derecho a opinar.

Abogada

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