¿En qué momento pasamos de perseguir a narcotraficantes a perseguir a hombres y mujeres de ciencia? 31 científicos y académicos conforman ahora el grupo perseguido por el Estado Mexicano . La Fiscalía General de la República, a la que tanta confianza le tiene el presidente, ha solicitado una y otra vez órdenes de aprehensión contra un número considerable de científicos; más de 82 años de cárcel en un penal de alta seguridad, el de Almoloya , es lo que pide la fiscalía. No sólo es un exceso, es verdaderamente una injusticia. Me sumo a las expresiones de solidaridad hacia este grupo que en estos últimos meses vive y siente la fuerza aplastante del uso faccioso de los órganos del Estado en su contra.
Hace unos días iniciamos lo que se conoce como “la glosa del informe”; se trata de un ejercicio del Poder Legislativo que tiene como objetivo analizar el informe presentado por el presidente de la República. De acuerdo con la Ley Orgánica del Congreso de la Unión, el análisis se desarrolla “clasificándose por materias: en política interior, política económica, política social y política exterior”. La semana pasada iniciamos con la política social.
La política social es quizás el término más acabado de lo que implica la construcción del bien común, construcción que debe lograrse bajo los principios de solidaridad, subsidiaridad y participación.
El Poder Ejecutivo ha sido insistente en que su propósito de gobierno ha sido beneficiar a los pobres y combatir las desigualdades. El propósito es loable. Nadie, en su sano juicio, podría oponerse a ello, desde luego, no nosotros. Sin embargo, tres años después de ejercer un gobierno sin restricciones, la pobreza no ha hecho más que aumentar.
A la pobreza no se le debe nunca revestir con ideologías, se le debe atacar y reducir con esfuerzos éticos y políticos. Es decir, la pobreza genera una exigencia ética para los gobiernos: poner las condiciones para salir de ella. Sin embargo, contra lo prometido por este gobierno, la pobreza no se ha reducido. Por el contrario, ha aumentado. En efecto, en estos tres años, millones han engrosado las filas de la pobreza; tan sólo en el 2020 los empobrecidos de este gobierno son 3.8 millones de mexicanos y mexicanas.
Tres motivos por los que ha aumentado la pobreza: el gobierno no optó por los pobres, optó por los votos; se cambió la focalización de la pobreza y, por último, no se hizo nada frente al desempleo.
Primero, se entiende que existan programas de transferencia directa de dinero pero no puede ser el único mecanismo de la política social, salvo que el interés no sea eliminar la pobreza sino generar la voluntad del voto de manera inmediata. Es decir, compraron votos. Prefirieron una desordenada entrega de dinero que genera dominio electoral y que empobrece más que buscar oportunidades de desarrollo para salir de la pobreza . Quizás la prueba más evidente radica en que, en lugar de generar políticas públicas de desarrollo, han desviado los fondos a proyectos ideologizados e inútiles, como la Refinería de Dos Bocas , como la cancelación de un aeropuerto ya avanzado y la construcción de uno nuevo con un tren que no va a ninguna parte. Le han negado recursos a los pobres, a la ciencia, al deporte, a los indígenas, a los niños y niñas con cáncer, a las personas con discapacidad, a los desempleados, a las mujeres, a temas verdaderamente prioritarios, para dárselos al cumplimiento de lo que terminará como caprichos faraónicos.
Segundo, en términos técnicos es muy importante señalar uno de los grandes y crueles errores: se ha cambiado la focalización de la pobreza. En su afán destructivo, el gobierno desestimó los padrones de “Oportunidades” y “Prospera”. Ni siquiera se analizó si valía la pena seguir con ellos; tiraron a la basura esos procesos de focalización de la pobreza y, en su lugar, crearon un “Censo del Bienestar”, armado estrictamente por operadores con criterios electorales, no sociales. Por eso no se ha podido reducir la pobreza. El dinero y los apoyos llegan a muchos pobres sí, pero mucho se pierde en el camino. Porque lo que se busca es “mover” el apoyo presidencial en lugar de combatir la pobreza. Esos son los otros datos. Por eso hay muchas comunidades indígenas, y muchos pobres, que ni ven ni sienten esos apoyos y hoy “reciben menos y pagan cosas que no pagaban antes”.
Tercero, La pobreza se incrementó también por falta de empleo. En los meses de abril y mayo del 2020 la gente sufrió más que nunca, lo sabemos muy bien todos, el dolor fue mayor porque fueron los meses de mayor pérdida de empleo. Y el Estado no hizo nada, se comportó como el más egoísta de los neoliberales: dejando hacer y dejando pasar. Los abandonó y los empobreció.
Por eso desde la oposición estamos por la creación de un Seguro de Desempleo y una Ley de Reactivación Económica, así como la aprobación de un presupuesto bien dirigido para combatir la pobreza.