La mirada del Día de los Inocentes va un poco más allá de las bromas —muy buenas algunas de ellas—. Este día está vinculado a un hecho que se narra en la Biblia: “cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, conforme a la fecha que los magos le habían indicado” (Mateo 2:13-18). Se trata de Herodes I “el Grande”, gobernante inseguro y obsesivo que tomó una decisión cruel e injusta.

Esta narración nos ayuda a reconocer las muchas víctimas inocentes de decisiones irresponsables en el mundo del poder. El día de hoy los invito a mirar a todo el personal de salud que ha estado en primera línea y que son las víctimas inocentes de muchas decisiones tomadas desde el poder de manera irresponsable. Esta perspectiva no excluye la falta de cuidado de muchos líderes de la sociedad que tampoco han tomado en serio la pandemia.

La crisis de salud se agravó por las decisiones políticas que el gobierno mexicano ha tomado y que, en más de una ocasión, nos ha quedado claro que han tenido por objetivo esconder la verdad, para manipular los datos y para efectos de propaganda.

Todos sabemos que hay decisiones que pusieron en mayor riesgo al personal de salud en México; resalto tres:

1. La negación de la seriedad del problema a través de una conducta que negó la utilidad del uso del tapabocas y de la aplicación de pruebas. A pesar de la solicitud de la OMS, de más de 200 científicos mexicanos, de exfuncionarios con experiencia que pedían el aumento de número de pruebas; el gobierno no quiso hacer más pruebas para esconder la realidad.

2. La decisión de no reajustar el presupuesto de egresos de 2020 para aumentar la infraestructura de salud por considerar prioritarios y únicos los tres proyectos del Presidente del país.

3. La cruel decisión de no aumentar suficientemente el presupuesto de salud para el 2021 y que está muy lejos de ser un presupuesto preparado para enfrentar el posible final de la pandemia mientras iniciamos el lento proceso de vacunación dada la prohibición a las entidades federativas y a la iniciativa privada de distribuir la vacuna.

Todos tenemos historias de personal de salud que no tiene el equipo suficiente, que no han recibido el pago de sus quincenas, para los que no hubo aumentos ni pagos de horas extras, ni equipo suficiente. Sin embargo, quizás una de las peores decisiones es el presupuesto del 2021 en materia de salud, porque en términos reales el presupuesto del 2020 fue de 657,535 millones de pesos y, para el 2021, con todo y crisis de salud, sólo se incrementó el 1.1% para llegar a 664,659 millones. Es decir, con la pandemia, con los números de México, los diputados federales —por la falta de contrapeso— decidieron aumentar sólo el 1.1% al presupuesto de salud aun cuando desaparecieron el seguro popular y tienen el mayor desabasto de medicinas de la historia reciente.

Ahora son más de cien mil los infectados según reporta la Secretaría de Salud y, hace unos días, Amnistía Internacional publicó que más de siete mil personas trabajadoras de la salud habían muerto —hasta septiembre— a causa de Covid-19. De esos siete mil muertos, 1,320 fallecieron en México. ¡Es la cifra más alta en el mundo! y siguen muriendo. Para noviembre, los medios escritos informaban 1884 defunciones en el personal de salud.

En México, más de 1,884 personas han muerto por intentar salvar la vida de otros, por intentar salvarnos a nosotros. No hay más que inclinarse frente a ellos con gratitud y admiración por esa vocación de servicio llevada al extremo.

Abogada

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