Para decirlo con Isaac Asimov, “la violencia es el último recurso del incompetente”.
“Dale, dale, ¡Daaaale!”, “La vamos a encender”, “¡Fuego, fuego, fuego!”, “Traigan carne asada”, “que se prenda”, “es un honor estar con Obrador”, “ ¡Fuera Piña, fuera Piña, fuera Piña! ”. Así inició la quema de una figura que representaba a la ministra presidenta de la Suprema Corte.
Y qué otra cosa podríamos esperar si desde el Poder Ejecutivo se maneja un discurso de odio contra todo el Poder Judicial y, particularmente, contra la ministra Norma Piña. Desde el poder la acusan de decisiones de distintos jueces en contra de los deseos —ni siquiera digo intereses— del titular del Poder Ejecutivo; la regañaron por no ponerse de pie ante el Supremo, aun cuando en ese evento no le habían dado a ella el lugar que le correspondía; constantemente la menciona el presidente para denostarla. Por eso no podemos esperar de los seguidores de López Obrador una manifestación pacífica si la violencia está convocada desde el liderazgo de la Presidencia de la República.
No es la primera vez. Hace unas semanas denuncié que las redes sociales esparcieron una imagen en la que aparecía una foto de ella y una bala a su lado. Es decir, una clara amenaza de muerte. Después vimos cómo una mujer con una escopeta simulada se detuvo en la puerta de la sede de la Suprema Corte de Justicia y a gritos amenazó a la ministra presidenta. Lo que siguió fue un silencio institucional.
Hay muchas cosas que podemos decir sobre la concentración neroniana del sábado pasado; desde la apropiación de la bandera hasta del hecho mismo de la Expropiación Petrolera, pero he preferido centrarme en la condena de la violencia, violencia que ha sido promovida todos los días desde la mañanera; violencia de la que en estos tres meses ha sido especialmente víctima la ministra Piña. Sólo lleva tres meses como presidenta y en tres ocasiones la han amenazado públicamente fuera de todo límite.
A quienes están en Morena les digo que no pueden seguir así, no podemos seguir así. Algo tenemos que decir todos. No podemos ni debemos mantener el silencio institucional. Espero que hoy en la mañanera el Presidente de la República condene la violencia y la acompañe con un reconocimiento de que ésta ha sido generada por el discurso de odio que él mismo pronuncia todos los días; espero que el Poder Legislativo haga lo propio y por supuesto que la Suprema Corte se manifieste al respecto.
Por lo pronto, desde estas líneas rechazo la violencia, particularmente la que se ha generado a partir del discurso de odio y que esta vez repercute directamente contra la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia. Como diputada le solicitaré al presidente de la Cámara de la que formo parte que se pronuncie desde su cargo y, como persona, además, me solidarizo con la ministra Norma Piña , con su familia y sus amigos, pero particularmente con sus hijos a quienes les pido que nunca duden en amar a México.