La húngara Katalin Karikó y la francesa Anne L´Huillier fueron laureadas, respectivamente con el Premio Nobel 2023 de Medicina y Física, por su aportación de conocimientos revolucionarios a la ciencia. Norges Mohammadi, activista iraní, fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz, por su indomable espíritu de lucha por la justicia y la libertad.
Es un placer escribir acerca de estas tres extraordinarias mujeres. En esta ocasión me referiré a Katalin Karikó y en subsecuentes entregas a Anne L´Huillier y Norges Mohammadi.
La pandemia acaecida por el covid-19 y sus variantes paralizó y debilitó al mundo. Nuestro país no fue la excepción, cobró un número considerable de vidas, se perdieron fuentes de trabajo, empleos. En muchos hogares proliferó el dolor y el desconcierto. Fueron las vacunas las que nos permitieron que entre temerosos y desconfiados comenzáramos a normalizar nuestra existencia.
Sin embargo, la investigación de Katalin Karikó y el estadounidense Drew Weissman sentó las bases para la creación de las vacunas con ARN mensajero (ARNm) para vencer al covid-19 y a diversas enfermedades endémicas. Respuesta largamente esperada.
Según la biografía publicada por la BBC News Mundo, el 7-X-2023, Karikó nació en el año de 1955, en Szolnok Hungría, creció en Kisújszállás, un pequeño poblado de ese país, que en esa época se encontraba detrás de la Cortina de Hierro.
Desde muy joven su interés por las plantas la inclinó a estudiar ciencias biológicas en la Universidad húngara de Szeged, en donde, a los 23 años, concluyó su Doctorado y se incorporó al Instituto de Bioquímica, como investigadora y realizó estudios posdoctorales.
Su vida dio un vuelco de 180 grados cuando conoció al químico Jenö Tomasz, quien tenía un laboratorio de ARN. Desde ese momento se dedicó al estudio de cómo el ácido ribonucleico podría suministrar impactos antivirales; sin embargo, sus descubrimientos no tuvieron aplicación para uso médico y se quedó sin financiamiento.
Después de buscar diferentes alternativas, Katalin emigró con su familia a Estados Unidos. En la Universidad de Temple, Filadelfia, fue aceptada como investigadora posdoctoral. Después se trasladó a la Universidad de Pensilvania, en donde descubrió, junto con el cardiólogo estadounidense Elliot Barnathan, que el ARNm, era capaz de producir nuevas proteínas. No le dieron la importancia debida, porque provocaba reacciones inflamatorias. El cardiólogo dejó la universidad y Katalin quedó nuevamente sin laboratorio, motivo por el cual se vio obligada a aceptar un puesto de baja categoría con tal de permanecer legalmente en Estados Unidos.
La vida tiene caminos inescrutables. En 1997, un encuentro fortuito en el cuarto de fotocopiado de la universidad de Pensilvania con el inmunólogo Drew Weissman, también ganador del Nobel, cambió su destino. Acordaron investigar juntos. Utilizaron ARNm para desarrollar inmunidad contra patógenos virales. El trabajo fue arduo y difícil, sobre todo luchar contra las respuestas inflamatorias.
Posteriormente Katalin fue nombrada vicepresidenta en BioNTech RNA Pharmaceuticals. En 2021, en plena pandemia de coronavirus, Katalin y Drew desarrollaron vacunas experimentales que controlaron el virus.
La pandemia de covid-19 afectó a millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, este sombrío capítulo nos dio a conocer héroes anónimos, científicos(as) que trabajaron incansablemente en la búsqueda de una solución, que tuvo como resultado el desarrollo de las vacunas contra el covid. Logro monumental que no pasó desapercibido por el Comité del Premio Nobel.
Ministra en Retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
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