Hace unos meses, Anasofi, una joven ingeniera en la Ciudad de México, comenzó a experimentar ansiedad y estrés crónico debido a su exigente trabajo. Su historia no es única, es como la de millones de mujeres y hombres en México y otros países, que tienen problemas por la incertidumbre de un trabajo o de su futuro, por ser cuidadores, por la violencia, por la falta de oportunidades, de salud o por no contar con los recursos económicos necesarios para cubrir sus gastos o los de su familia. ¿Te identificas?. Por lo tanto, es un poderoso recordatorio de la importancia de la salud mental. Sobre todo, en un mundo que aún sufre de las consecuencias de la pandemia de COVID-19, la salud mental ha emergido como un desafío global, que trasciende fronteras y culturas.
De acuerdo con La Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta un incremento del 25% en los casos de depresión y ansiedad a nivel mundial durante el primer año de la pandemia. Este incremento no es ajeno a México. Según el Plan Sectorial de Salud Mental y Adicciones, se estima que un tercio de la población mexicana enfrentará problemas de salud mental en su vida. Desafortunadamente, el 79% de estas personas no tendrá acceso a atención oportuna.
En este sentido, es necesario que todos hablemos de salud mental y tengamos presente que la gente a nuestro alrededor e, incluso, nosotros mismos podemos estar atravesando por un problema de salud mental. Reconocer esto, es quizá el paso más importante, para tratar de brindar o buscar la solución y la ayuda necesaria. Aunque, una de las primeras reacciones será platicar con alguien a quien le tengamos confianza y esto nos ayude un poco; lo ideal, sería buscar ayuda de un profesional.
Asimismo, tenemos que estar conscientes de que un problema de salud mental, lo podemos tener cualquiera de nosotros y que no significa que estemos locos o que tenga que ser algo que nos avergüence. Buscar al psicólogo, debería ser como buscar un dentista si tenemos molestia en un diente, o a un doctor si nos duele algo, al ginecólogo si existe alguna molestia o simplemente, porque deseamos saber cómo está nuestra salud y tenemos que ir con el especialista a realizarnos un chequeo.
Para abordar este desafío, necesitamos estrategias amplias y accesibles. Necesitamos hacer más como sociedad o como individuos por la salud mental, pero, sobre todo, las instituciones educativas, la iniciativa privada y el gobierno podrían hacer más y mejores cosas. Con ello, por ejemplo, las instituciones de educación mejorarían el rendimiento escolar y el bienestar de sus estudiantes y empleados. Lo cual, podría representar un mayor interés por parte de los padres para que sus hijos estudien en esas instituciones y con ello mejorar las finanzas de las escuelas.
La industria privada podría mejorar su relación laboral, sus finanzas y su impacto social. De acuerdo con un documento de Entornos Laborales Seguros y Saludables del IMSS, el costo por ausentismo (faltar al trabajo) y presentismo (la persona asiste a trabajar, pero no es productiva) representó el 3.7% del PIB en 2015 y provocó una pérdida anual de 7% en la productividad y de 46% en la plantilla laboral en la industria automotriz en México.
En el caso del gobierno, los beneficios serían para toda la población y muy visibles para sus electores, pero también podrían representar un ahorro millonario para el sector salud. ¿Por qué? porque la salud mental puede tener consecuencias sobre la alimentación y el cuidado de la salud. Una persona con depresión podría ser más propensa a desarrollar sobrepeso u obesidad, diabetes o hipertensión, lo cual afecta la carga de enfermedades crónicas. Incluso, la depresión podría conducir a un mal manejo de la enfermedad o la muerte.
De acuerdo con información del IMSS, en el 2021, 7.9 millones de pacientes fueron atendidos por diabetes mellitus (3.1 millones) y por hipertensión arterial (4.8 millones)
La atención de la diabetes tuvo un costo promedio anual de 44,841 millones de pesos y de 14,567 pesos por paciente, mientras que el de la hipertensión fue de 33,403 millones de pesos y de 7,002 pesos por paciente.
Algunos de los temas que podemos trabajar para mejorar la salud mental:
- Educación y Conciencia: Campañas de sensibilización para desestigmatizar los trastornos mentales.
- Acceso a Especialistas: Aumentar la disponibilidad de psicólogos en sistemas de salud pública y privada.
- Bienestar en el Trabajo: Incluir especialistas de salud mental en entornos laborales para mejorar la productividad y el bienestar del empleado.
- Espacios Verdes y Salud Mental: Investigaciones muestran que el contacto con la naturaleza reduce significativamente los síntomas de ansiedad y depresión.
- Contaminación: reducir la exposición a la contaminación del aire y del ruido en interiores ayuda a mejorar la salud mental, aumenta la concentración, la productividad laboral y el aprovechamiento escolar.
- Impacto de la Tecnología: En nuestra era digital, la tecnología juega un papel fundamental en casi todos los aspectos de nuestras vidas, incluida la salud mental. Un desarrollo especialmente prometedor es el uso de la inteligencia artificial (IA) en la identificación y prevención de trastornos mentales.
Dado que la IA tiene la capacidad de analizar grandes volúmenes de datos de manera rápida y precisa. Se podrían analizar datos de comportamiento en redes sociales, los patrones de uso de dispositivos móviles y los registros de salud electrónicos. Al analizar estos datos, los algoritmos de IA podrían identificar patrones que sugieran trastornos como la depresión o la ansiedad. Por ejemplo, cambios en los patrones de sueño y actividad, la forma en que las personas interactúan en redes sociales o variaciones en su lenguaje pueden ser indicativos de problemas de salud mental.
Más allá de la identificación, la IA también puede desempeñar un papel crucial en la prevención. Los sistemas de IA pueden ofrecer alertas tempranas a profesionales de la salud, permitiendo intervenciones antes de que los problemas se agraven.
Otro uso innovador de la IA es en la identificación de zonas geográficas con altas tasas de problemas de salud mental. Esto podría permitir a los gobiernos y organizaciones a enfocar sus recursos y estrategias de intervención de manera efectiva.
Sin embargo, es crucial abordar también los desafíos éticos y de privacidad relacionados con el uso de datos personales. Es fundamental asegurar que el uso de la tecnología en la salud mental se realice de manera ética y con el consentimiento informado de los usuarios.
En resumen, la IA no solo ofrece la posibilidad de detectar y prevenir trastornos mentales, sino que también abre nuevas vías para entender mejor la salud mental y desarrollar tratamientos más efectivos.
No estas solo, como Anasofi, millones alrededor del mundo luchan diariamente con su salud mental. Al enfrentar este desafío global, recordemos que cada paso pequeño, desde una conversación hasta una política pública, puede marcar una gran diferencia en la vida de alguien. Por lo tanto: ¿cómo te sientes hoy?, ¿necesitas ayuda?, ¿en dónde puedes conseguir un buen psicólogo?, ¿ya le preguntaste a quienes más quieres cómo se sienten?, ¿hay alguien a quien puedas ayudar?, ¿cuál será tu pequeño gran paso hoy? …
Comparte tu historia o tus pensamientos sobre la salud mental en los comentarios. ¡Hagamos de este un espacio para el apoyo y la comprensión mutua!
Postdoctor en Salud Ambiental por la Universidad de Harvard, Investigador del Instituto Nacional de Perinatología y Consultor en Epidemiología Ambiental y Salud Pública de Mejora MX.
Twitter @MarcoSanchezGue