En las últimas dos décadas se ha generado un amplio debate en torno a los principios de equidad e igualdad en razón del género. Si bien la encrucijada sexo/género constituye un asunto que continuará siendo objeto de análisis por su importancia en varias esferas de manera transversal, la reforma en 2014 al artículo 41 de nuestra Constitución en el que se garantiza por primera vez la paridad de candidaturas entre mujeres y hombres, es hoy centro de preocupación e intriga política.

La paridad de género ha sido un logro de décadas de lucha del movimiento feminista y de destacadas mujeres combatiendo por años desde distintas trincheras, tanto en organismos de la sociedad civil como en la arena política. En mayo del 2019 el Senado aprobó en lo general y en lo particular por unanimidad el dictamen que reformó diversos artículos de la Constitución Política para garantizar la paridad total en los tres Poderes de la Unión , en los órganos autónomos, en los gobiernos estatales y municipales. En el histórico comunicado el Senado incluía el mismo esquema para los estados, así como para la integración de los ayuntamientos y alcaldías. “Paridad en los tres poderes” con todo lo que ello significa.

Hace algunas semanas el INE acordó que un máximo de 8 de las 15 candidaturas a gobernador deberá ser para mujeres. Con esta resolución se acató la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y dicha sentencia obligó al organismo electoral a emitir los criterios generales para la paridad de género en los procesos electorales 2020-2021 dictando un acuerdo que fue proyectado por la consejera Carla Humphrey .

Veinticuatro horas antes de que el INE aprobara dichos criterios, los integrantes de la Jucopo del Senado enviaron un documento a través del cual exhortaban a los integrantes del Consejo General a no extralimitarse en sus facultades al aprobar el acuerdo de la paridad en las gubernaturas. El nerviosismo comenzó a cundir y el día que se llevaba a cabo la votación los demonios se soltaron al interior del INE y en el legislativo por las implicaciones de cara al futuro, es decir, no para el proceso del 2021 sino también para la elección del 2024.

¿Qué sucedía tras bambalinas que había detonado la puntualización de Ricardo Monreal al INE sobre estar legislando en una materia competencia del Senado? En los pasillos políticos y en selectos chats circulaba la versión de que el magistrado José Luis Vargas alertaba sobre lo que estaba ocurriendo en el INE y de que funcionarios de la más alta esfera del gobierno estaban cabildeando a favor de la histórica votación donde, por cierto, los únicos partidos que votaron en contra fueron el PAN y Morena .

En estos días será el mismo TEPJF —justo cuando el magistrado presidente enfrenta serias acusaciones de corrupción— el encargado de resolver el medio de impugnación hecho por el presidente del Senado, Eduardo Ramírez Aguilar , a fin de que se revierta el ordenamiento que emitió el INE para que los partidos políticos postulen mujeres a por lo menos 7 gubernaturas de las 15 en disputa. La narrativa que se desenvuelve en el Senado la justifican esgrimiendo que no es en contra de la paridad de género sino en la decisión del INE sobre “invadir” la facultad de legislar.

Lo cierto es que el fallo del TEPJF será no sólo sumamente importante sino estratégico en los planes de largo plazo de varios(as) suspirantes ya que determinará si al escalón de la paridad de género en la escalera del 2021…. seguirá el escalón de 2024.

POR LA MIRILLA

El repunte de la pandemia está completamente fuera de control pese a la narrativa gubernamental distractora y el pleito por la politización del cubreboca. Más de 100 mil muertos describen el horror, la tristeza y el tamaño de la tragedia.

@GomezZalce

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