El término “realidad” es un concepto filosófico, ontológico y epistemológico que se refiere a la existencia de las cosas o eventos como son, independientemente de la percepción humana o la interpretación subjetiva. Muchos aspectos de la realidad son construcciones sociales, es decir, conceptos o estructuras creadas por la sociedad como las leyes, el dinero, las normas y las instituciones.

Los resultados del pasado proceso electoral han causado sorpresa y esa onda expansiva golpeó la línea de flotación del gobierno que encabezará Claudia Sheinbaum en unos meses más. El carro completo —hasta hoy— de Morena en las Cámaras legislativas y en cierto grado en el Congreso local de la Ciudad de México, desencadenó un efecto dominó en la BMV, el IPC y como daño colateral en el tipo de cambio.

La reacción ante el plan C diseñado por el presidente López Obrador hace meses, empujó un delicado nerviosismo entre inversionistas y actores domésticos e internacionales quienes evaluaron el impacto de una nueva administración sin contrapesos y con una clarísima agenda anunciada por el Ejecutivo. Hoy los mercados sí le creen a López Obrador en el sentido de que llevará a cabo una estratégica embestida contra organismos autónomos además de continuar con la estela de cambios a la Carta Magna. El anuncio de ayer —que volvió a presionar el tipo de cambio— confirmando que en septiembre se votarán varias de las 18 iniciativas constitucionales, incluyendo la Reforma al Poder Judicial confirman varios de esos recelos.

El trago amargo será para Sheinbaum que hereda un cúmulo de asuntos que prenden de alfileres siendo la economía y la (in)seguridad los más importantes.

El pasado lunes México amanecía con un “crash” bursátil —no pudiendo ser matizado por el sonsonete mañanero— siendo uno de los eventos más temidos en los mercados financieros debido a su capacidad para causar pérdidas significativas y duraderas tanto para los inversionistas como para la economía en general.

La noticia que celebraban en la burbuja del poder sobre la aplanadora legislativa morena tiró la bolsa y el peso registrando su peor caída por rápida y drástica desde el inicio de la pandemia en el 2020.

El carrusel de daños por el inesperado resultado electoral legislativo obligó a López Obrador a anunciar que Rogelio Ramírez de la O continuaría como secretario de Hacienda. El manejo tardío de la crisis ha deteriorado más la confianza lo que puede prolongar la volatilidad en los mercados y del tipo de cambio tan falsamente cacareado como resultado de una economía sana.

El nerviosismo bursátil pese a ser atajado de manera breve y confusa por Ramírez de la O anunciando que permanecerá de “manera indefinida” como titular de Hacienda, está latente en los despachos de las calificadoras de riesgo que avizoran alteraciones en sus pronósticos y siguen en espera de más claridad en las políticas públicas del sexenio de Sheinbaum.

La certeza jurídica tendría que ser uno de los pilares para garantizar los amortiguadores que necesitará ante una coyuntura social, política y económica muy compleja.

Un error estratégico en los componentes de esta mezcla puede colocar a México como un “país de incertidumbres” y no ayudará a atemperar el factor psicológico en un comportamiento de manada entre los inversionistas, pudiendo amplificar las caídas iniciales.

No deja de sorprender el desorden y la irresponsabilidad oficial donde por un lado se quiere tranquilizar a los mercados mientras que por el otro se anuncia la agenda de la aplanadora legislativa…

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