La inseguridad es sin duda uno de los más grandes problemas que enfrenta nuestro País. El crimen común, lo catalogamos como la amenaza principal que la población vive cada día y que no reconoce estrato social.
Esto se puede demostrar en la creciente incidencia delictiva que se encuentra evidenciada en los informes del Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, durante las conferencias matutinas del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ante la situación de incapacidad de las fuerzas de seguridad y la creciente ola delictiva en México, ha quedado demostrado que en pueblo existe un hartazgo tan grande, que están dispuestos e enfrentar al crimen organizado haciendo justicia a mano propia.
Prueba de ello, es el reciente suceso que fue tendencia en México, sobre un video que circuló en las distintas plataformas digitales, en donde se observa que los pasajeros de una combi, golpean a una persona que aparentemente pretendía despojarlos de sus pertenencias. A este suceso han seguido otros más, recientemente, en la Alcaldía Coyoacán, Xochimilco e Iztapalapa.
Este tipo de acontecimiento demuestra el hartazgo de la población. Ya no existe disposición para esperar, aún más, la fallida atención de las autoridades. Ahora los ciudadanos actúan deliberadamente, en ocasiones, ya demostrado, con el exceso de la fuerza, con la finalidad de recobrar lo que el crimen le ha arrebatado, la dignidad, la paz y la tranquilidad de ellos y sus familias.
Lamentablemente aquí no finaliza el problema, lo más preocupante es la consecuencia de estos actos, pues a pesar de personas como estas se han convertido en héroes anónimos, se puede llegar a desatar un incremento en los crímenes y violencia en México. Pues ante la reacción de los ciudadanos, ahora se espera que, quienes se dispongan a cometer ilícitos, lo hagan con mucha mayor preparación, con organización y sin tocarse el corazón para arrebatar una vida o las que sean necesarias con la finalidad de cumplir su cometido.
Es en este momento en donde se desatará una guerra, buscando el mismo pueblo demostrar quién es más fuerte, lo que desencadenará un círculo vicioso de violencia continua generada por la incapacidad de acción de las autoridades de nuestro País.
Es por ello que resulta vital, para conseguir la paz entre el pueblo, fortalecer las instituciones de prevención al delito además, que las Fiscalías aporten los elementos necesarios para que ante las autoridades jurisdiccionales se imparta justicia conforme lo marca la ley de la materia y que cualquier persona, que, mediante un juicio justo, sea encontrado culpable de la comisión del delito que le sea imputado, cumpla a cabalidad con la sentencia que le fuere impuesta.
Además de lo anterior, es fundamental contar con un sistema penitenciario que responda adecuadamente a los estándares nacionales e internacionales. Realmente se ha perdido la esencia de la reinserción, esta debe enfocarse a conseguir la socialización efectiva de los individuos que infringen la ley penal y se les ha privado de su libertad por ello, y no solo a mantener cautivas a personas que, al finalizar su pena, regresan a las actividades ilícitas con mayor resentimiento hacia el Estado.
Las administraciones de los centros penitenciarios, así como el resto de las autoridades competentes, deben otorgar una verdadera reinserción, y para lograr esto, deben ofrecer educación, formación profesional y trabajo, así como atención psicológica y social, para que, al concluir la pena privativa de la libertad, se evite recaer en las conductas que llevaron al sujeto ante tal situación.
Es conocido que las acciones aquí planteadas son difíciles de llevar a cabo por lo viciado del sistema actual, pero es necesario para reobrar la paz en nuestro País y así evitar seguir siendo un “México Sangriento”