El presidente Andrés Manuel López Obrador es un gran conocedor de la política, comprende a profundidad la psicología social del mexicano y, como buen demagogo, es un especialista en la manipulación, sabedor de que para manipular hay que mentir y explotar el sentimiento de víctima.
Experto en temas electorales AMLO, sabe que para ser competitivo en una elección, el aspirante o candidato debe tener un alto conocimiento por parte de la gente, léase popularidad, y a su vez su imagen debe ser “positiva”.
Desde el 27 de junio, Xóchitl Gálvez anunció su aspiración para ser candidata a la Presidencia de la República. Esto después de que 2 semanas antes había acudido a Palacio Nacional con una orden de un juez para ejercer su derecho de réplica en la mañanera por dichos imprecisos y falsos de López que buscaba infamar a la senadora panista. Y le fue negado el acceso al foro matutino.
Ambos actos, la negativa del presidente a darle la réplica a la que tenía derecho legal, y el destape de Xóchilt a la Presidencia de la República, provocaron un espectacular revuelo mediático y en redes sociales.
Este hecho alertó al Presidente sobre el potencial electoral de la senadora por lo que decidió ventajosa, abusiva e ilegalmente emprender una campaña para denostarla y crearle una imagen negativa.
Xóchilt Gálvez tiene una trayectoria de vida impresionante porque, viniendo desde abajo, logró estudiar y superarse, y además, creó una empresa de alta tecnología que después de 30 años ha consolidado con éxito. Ella estudió computación en la UNAM y consiguió especializarse en robótica e inteligencia artificial.
El entonces eterno candidato, previo a 2018, se acercó a Xóchitl para invitarla a sumarse a su “movimiento” y la hoy senadora rechazó la invitación. Ahora el Presidente ha emprendido una guerra sucia contra Gálvez con la idea que él conoce muy bien: “calumnia, que algo queda”, o como dice repetidamente: “la calumnia cuando no mancha, tizna”.
La ha atacado de ser títere de los ricos, en especial de “su villano favorito” Claudio X. González. La acusa de ser una farsa su historia de superación y de éxito. Ha cuestionado su origen indígena atribuyéndole que ella no es pueblo sino empresaria rica. Y recientemente de manera ilegal y dolosa publicó información fiscal de empresas supuestamente de Xóchilt Gálvez con el objeto de manchar su buen nombre al dejar entrever falsamente que ha obtenido la senadora contratos con el gobierno abusando de su posición como funcionario público cuando fue delegada de Miguel Hidalgo en la CDMX, y que a su vez presentó un supuesto conflicto de intereses con contratos privados.
La senadora ha sido clara al responder a las acusaciones del Presidente faccioso que ha decidió actuar como jefe de partido y no como presidente de todos los mexicanos. De la información publicada por López se deriva que las empresas señaladas como de Xóchitl, en los últimos 9 años obtuvieron del sector gobierno solo el 5% del total de sus ingresos, eso es el 95% restante fue con empresas privadas. La senadora a través de entrevistas ha aclarado los cuestionamientos que se le han hecho sobre el tema, manifestando que no tiene nada que ocultar.
El INE le ha prohibido a López Obrador seguir atacando a la aspirante del Frente Amplio por México, pero debe quedar claro que el mandatario es pendenciero y abusón del poder y que el dicho popular es sabio: “Perro que come huevos, aunque le quemen el hocico”.