Habiendo perdido el control de la Cámara de Diputados en julio de 1997, el sexenio de Ernesto Zedillo inicia su segunda mitad nombrando al sinaloense Francisco Labastida Ochoa como titular de Segob el 3 de enero de 1998.

Labastida aspiraba a ser candidato del PRI a la presidencia en 2000, pero antes tenía un compromiso con su amigo Lauro Díaz Castro para hacerlo candidato a la gubernatura de Sinaloa en las elecciones del 8 de noviembre de 1998 en su estado natal. En la visión de FLO, el camino al 2000 pasaba por Sinaloa imponiendo al precandidato “oficial”.

En la elección de 1997 había sido electo senador Juan S. Millán, el cetemista y también aspirante a la candidatura del PRI a la gubernatura de Sinaloa en 1998. El ultimo gobernador de Sinaloa de la CTM había sido Alfonso G. Calderón (1974-1980) hacía ya tres sexenios.

Millán pretende que la ya débil figura de don Fidel Velázquez logre que el PRI lo nombre candidato de unidad para la gubernatura. Por otro lado, Labastida le dice a Millán desde Segob que la candidatura priista saldría de una elección abierta con la cara de un nuevo “PRI democrático” que con todo el apoyo oficial sacaría adelante a su delfín.

Juan Millán, para enfrentar al candidato de Labastida, hizo una alianza con el Mayo Zambada, uno de los principales capos del cártel de Sinaloa. La alianza aseguraba al cetemista recursos suficientes para enfrentar al precandidato Díaz Castro además de una operación territorial para lograr la candidatura y a su vez ganar la elección constitucional asegurando electoralmente la zona rural y serrana de Sinaloa. Millán garantizó al capo que Sinaloa sería el estado seguro… sí, el estado seguro para trabajar.

Además, Juan Millán, a través del siniestro Luis Pérez, intervino y grabó llamadas de Labastida y Lauro donde se evidenciaba que desde Segob se operaba abiertamente para beneficiar a Díaz Castro. Millán le mostró las grabaciones a Labastida y le dijo: “Saca las manos del proceso del PRI en Sinaloa porque si me hundo, te hundes conmigo.”

FLO dejó solo a su amigo Lauro mientras Millán con el apoyo del Mayo ganó la candidatura y posteriormente la gubernatura, tomando posesión el primero de enero de 1999; Labastida se destapa a la presidencia dejando Segob el 21 de mayo de ese año.

En una reunión con Millán, ya como gobernador, le cuestioné: “Qué se siente Juan a escasos 6 meses de haber asumido el poder, pasar a ser segundo hombre en Sinaloa”. Acababan de destapar a Labastida para la Presidencia, a lo que Millán me contestó: “Mira Manuel, yo sé que si me resbalo me chingo”.

Pero la suerte estaba con Millán en el 2000, el PRI y Labastida perdieron la Presidencia de la Republica y con ese vacío del poder central, Millán garantizó al Mayo Zambada 3 sexenios, el de él, el de Jesús Aguilar Padilla y el de Malova.

Sinaloa se convirtió en el estado seguro, pues el gobierno estatal ofrecía seguridad al capo llegando al extremo de poner la policía ministerial al servicio de Zambada con Chuy Toño Aguilar Íñiguez a la cabeza.

El Mayo entendió que, con el PAN en la Presidencia, los gobernadores habían quedado sueltos y con gran poder, por lo que bastaba arreglarse con ellos para tomar control de todo un estado como lo había hecho en Sinaloa con Millán.

Así, Millán en la Conago se convirtió en el embajador del Mayo con los gobernadores lo que permitió al Cartel de Sinaloa una expansión territorial vertiginosa en el sexenio foxista. (Esta historia continuará)

Ingeniero industrial y empresario

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