El 7 julio el presidente López Obrador anunció que ante el incremento de los precios del gas LP tomó la decisión de crear una empresa para distribuir gas a “precio justo” que se llamará Gas Bienestar.
Señala el presidente que la gasera será operada por Pemex, ofertará cilindros de 20 y 30 kilos, además se establecerá un mecanismo de precios controlados e iniciará operaciones en la Ciudad de México.
He criticado severamente esta decisión presidencial por considerarla un despropósito, una decisión sin sentido que busca seguir fomentando el populismo con fines clientelares para beneficio electoral del partido del presidente; no es fortuito que se iniciará la distribución del gas subsidiado en la Ciudad de México donde Morena tuvo el mayor retroceso electoral en 2021.
En una economía social de mercado existen leyes, instituciones y mecanismos que fortalecen la competencia y combaten los monopolios, al tiempo que fomentan las libertades económicas de emprender, y la apertura comercial.
Vaya, si en México hubiera existido una economía social del mercado en el sexenio salinista nunca se hubiera autorizado que Telmex continuara como monopolio. Como es sabido con la privatización de Telmex se convirtió el monopolio público en monopolio privado y así tenemos hoy a uno de los hombres más ricos del mundo.
Al margen de posturas ideológicas, la propuesta de la gasera del gobierno es una mala decisión económica para Pemex que como sabemos está técnicamente quebrada. Según el estado de situación financiera de Pemex, es decir su balance al 31 de diciembre de 2020, el total de activos suman 1.9 billones de pesos (millones de millones) mientras en el lado derecho del balance aparece un total de pasivos de 4.3 billones de pesos y un patrimonio total, en este caso déficit, de 2.4 billones de pesos, por lo que se encuentra quebrada.
El dictamen de los estados financieros de Petróleos Mexicanos de 2020 fue realizado por auditores independientes de la firma KPMG Cárdenas Dosal y dice: “Pemex presenta pérdida en el ejercicio de 2020 de $509 052 millones de pesos, además tiene un déficit de patrimonio acumulado de 2.404 billones de pesos y los pasivos circulantes son superiores a los activos circulantes por una cantidad de $ 442,550 millones de pesos”.
Los números “indican la existencia de una incertidumbre material que puede crear una duda significativa sobre la capacidad de Pemex para continuar como negocio en marcha”, concluye Érika Rangel Cuevas, el 14 de mayo de 2021.
Pemex no aguanta Dos Bocas, Deer Park, ni la gasera de bienestar; Pemex no tiene bienestar económico ni financiero y le urge una estrategia coherente que permita rescatarla o ayudarla a bien morir.
Ha dicho la calificadora Fitch Ratings que la situación financiera de Pemex es insostenible y que requiere más apoyo del gobierno federal. El director de Pemex, Octavio Romero, reconoció que “la paraestatal podría estar expuesta a restricciones de liquidez y en riesgos de no cubrir su deuda, o no estar en condiciones de hacer las inversiones necesarias incluso verse forzada a reducir los gastos de inversión, o bien vender activos estratégicos a fin de recaudar recursos”.
Urge que el Consejo de Administración de Pemex y su director asuman su responsabilidad en el rescate de la petrolera y no permitan que se siga manejando con los caprichos de Palacio Nacional.