Dos son las grandes expresiones históricas de voto del hartazgo en el México moderno. Una a finales del siglo XX y la otra en los albores del siglo XXI.
La primera votación del hartazgo para este análisis fue la elección del 2 julio del año 2000 cuando resultó electo Vicente Fox, fue postulado por una alianza que encabezaba el PAN, siendo el primer presidente de oposición en 71 años.
La participación electoral en 2000 fue de 64% y la alianza por el cambio (PAN-Verde) obtuvo casi 16 millones de votos que representaron 42.5% mientras el PRI y su abanderado Francisco Labastida recibieron solo 36.1%.
Esta elección fue una clara manifestación de hartazgo y de rechazo al PRI y su viejo régimen autoritario y corrupto.
Se habían acumulado en el sentir colectivo los hechos de 1968, las agresiones al sector productivo y a la propiedad privada con Luis Echeverría, la gran crisis económica de 1982 y la expropiación de la banca con José López Portillo, las crisis económicas del 1987 y 1995. A esto se sumaban los grandes fraudes electorales de 1983, 1986 y el de 1988.
Era mucho lo que cargaba en su ronco pecho el mexicano por lo que salió a gritarlo con su voto de castigo contra el PRI en el año 2000.
Hubo avisos que el viejo PRI desoyó, tales como las elecciones de 1983, las de 1986 y por supuesto las de 1988 y las de 1994; ya era insostenible continuar con tanta corrupción, crisis económicas y fraudes electorales, y así en 1997 por primera vez el partido gobernante pierde la mayoría en el Congreso de la Unión.
El segundo voto del hartazgo se expresó el 1 de julio de 2018, donde la participación electoral fue de 63% y López obrador obtuvo 50% de los votos sumando 30 millones de sufragios. El PAN solo obtuvo 22%, mientras el PRI se cayó a 16%.
2018 fue un claro voto de castigo al PAN y al PRI. Se habían dado avisos previos como el de la elección de 2006 que fue para el PAN lo que 1988 fue para el PRI, ya que la gente les avisó que no estaba contenta con su “gobierno del cambio”. Fox dijo que iba a sacar al PRI de Los Pinos y que combatiría la corrupción priista, y no lo hizo, al contrario, surgieron los escándalos de los hijos de Martha Sahagún, que Fox solapó.
Además, el regreso del PRI al poder con Peña Nieto se evidenció como uno de los más corruptos y se olvidaron de las necesidades de la gente. Así el pueblo llegó a 2018 con un hartazgo del PRI y del PAN. El PAN se mimetizó con el PRI, y el PRI regresó “reloaded” de corrupto.
La regla es: “EN DEMOCRACIA EL QUE SE EQUIVOCA PIERDE”. El PAN se equivocó y perdió, el PRI también se equivocó y perdió.
Hoy, a casi 29 meses de gobierno de López Obrador y su autollamada 4T, podemos asegurar que Morena y el presidente se han equivocado por lo que espero que el electorado les dé un aviso quitándole la mayoría en el Congreso y pierda las gubernaturas para que no tenga dinero ni poder para el 2024.
El PRI no tiene remedio por que viene mal desde su ADN corrupto y antidemocrático; pero el PAN creo que todavía podría tener remedio, aunque no veo líderes con la humildad para reconocer sus errores institucionales, aceptarlos públicamente con un mea culpa, y corregirlos con convicción, esos líderes con estatura moral y visión de largo plazo para rescatarlo. Lo que me queda claro es que ni el PAN, ni el PRI aprendieron la lección del 2018.