El outsourcing o subcontratación es una práctica frecuente en el mundo de los negocios. Es común subcontratar servicios diversos como seguridad o limpieza en las empresas o incluso en el gobierno.
Yo, por ejemplo, tengo 30 años de haber fundado una empresa desarrolladora de vivienda y no tengo constructora, subcontrato las obras. Así, sin constructora, hemos vendido y construido 10 mil viviendas en este periodo.
Adecco es un ejemplo de que la subcontratación de personal, tercerización (staffing) o el business process outsourcing (BPO) son prácticas mundiales cada vez más acordes a la nueva realidad competitiva de los negocios.
Adecco group es una compañía de recursos humanos con base en Suiza que da trabajo a 700 mil empleados temporales y cuenta con 5200 oficinas en más de 60 países, y sostiene una planta de más de 34 mil empleados propios, tiene una experiencia de más de 28 años en el mercado mexicano, y se ha convertido en socio estratégico de negocios de empresas grandes medianas y pequeñas.
“La idea de que la empresa ofrece la promesa de un puesto de trabajo de por vida ha cambiado radicalmente; las nuevas generaciones entienden los beneficios que ofrece el trabajo temporal y flexible, y que son un medio para alcanzar un nuevo estilo de vida que incluye jornada a tiempo parcial, necesidad de cambiar cada cierto tiempo, formación continua, home office, etc.”, nos dijo Phillippe Foriel-Destezet, fundador de Adecco, en una entrevista en 1999 al ABC español.
“Existe un creciente reconocimiento de las autoridades públicas del mundo entero a la flexibilidad de los mercados laborales como motor de la economía”, concluye Foriel.
En México 56% de la población ocupada, 30 millones de personas, se encuentran en el empleo informal, y nuestras autoridades no entienden que son ellos los que han orillado a la informalidad y por tanto les aplica los versos de Sor Juana cuando dice: “Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis.”
Las estafas maestras, las factureras y las empresas fantasma son imposible que hubieran operado en la impunidad tanto tiempo sin la complicidad de la autoridad fiscal.
Igualmente son la rigidez y la complicación de las legislaciones fiscales, de seguridad social y laboral las que han hecho difícil la operación y han elevado los riesgos para las empresas y que han obligado a estas a diversificar los mismos.
Por ejemplo, una empresa periodística bien podría dividirse en una empresa de administración y dirección, una imprenta, una agencia de publicidad, un negocio de distribución y venta de periódicos, y una agencia de noticias; cada una con un riesgo laboral distinto y prestaciones laborales diferentes. Hoy la ley exige que el riesgo de la prensa (imprenta) se aplique a toda la empresa, incluyendo al personal de oficina, por citar algún ejemplo.
También ¿cuantas empresas ante la crisis actual tienen problemas de liquidez y arrastran pasivos, con el IMSS, ISR e Infonavit lo que provoca que de acuerdo a la legislación actual la nómina no sea deducible generando un pasivo adicional del ISR? ¡Esto es un absurdo!
La verdad es que como dice Bosco de la Vega del Consejo Nacional Agropecuario, el sector privado ya no siente lo duro si no lo tupido por parte de la 4T, que no entiende los negocios, pero cómo fastidia, y hace daño a las empresas y a la confianza para invertir.