Hace algunos años en mi natal Sinaloa había un político del viejo régimen que llegó a altas esferas del poder y que cuando lo entrevistaba la prensa sobre temas comprometedores o controversiales, siempre contestaba: “debe analizarse”.

Lo anterior viene a colación por que en días pasados leí una nota de Bloomberg que su título decía: “Pemex continuará plan de refinación petrolera el próximo sexenio: Luz Elena González”.

“Pemex continuará el actual plan de refinación petrolera para lograr la autosuficiencia en combustibles, dijo la próxima secretaría de Energía, Luz Elena González”, señala la nota de marras.

Creo que la respuesta correcta de la próxima titular de SENER debió ser “debe analizarse”, ya que no se debe comprometer una posición sin el análisis correspondiente. Además, la madurez en la vida nos enseña que tenemos que buscar un equilibrio entre lo que queremos, lo que podemos y lo que debemos hacer.

Lo grave de la situación financiera de Pemex demanda un análisis muy serio para delinear la estrategia de saneamiento de sus finanzas y su reencauzamiento a la senda de la rentabilidad, bosquejando las verdaderas causas que la llevaron a la quiebra y cuáles son las alternativas de acción para rescatarla, si las hay.

En el gobierno de Claudia Sheinbaum, González Escobar será la responsable de primero reconocer que Pemex es una empresa, si bien paraestatal, pero empresa a fin, por lo que deberá diseñar un proyecto para poner los mejores recursos de Pemex en sus mejores oportunidades y asi lograr la adecuada capitalización y rentabilidad que le permita a la petrolera mexicana garantizar su permanencia y volver a aportar recursos al desarrollo del país.

La siguiente secretaria de SENER deberá distinguir los problemas de estructura financiera de Pemex de sus problemas operativos, y entender que los problemas de estructura se resuelven en la estructura, mientras los problemas operación se resuelven en la operación.

A la futura secretaria González le corresponderá, auxiliada por el secretario de Hacienda, resolver el problema de capitalización de Pemex, mientras a su director le compete solucionar los problemas de operación y eficiencia, incluyendo la gran corrupción que aqueja a la empresa productiva del Estado.

Las fuentes de capital de la paraestatal son 3: capital propio de sus dueños, léase el gobierno; capital ajeno de nuevos socios nacionales o extranjeros; y finalmente la reinversión de utilidades. Para lograr la capitalización adecuada de Petróleos Mexicanos posiblemente se requiera una mezcla de las anteriores.

La también economista de la UNAM tendrá que replantear la integración y el rol del Consejo de Administración de Pemex, ya que hasta hoy no ha servido absolutamente para nada al gobierno corporativo de la organización.

También, la posterior titular de Secretaría de Energía deberá saber que el compromiso de salvar a Pemex implicará decisiones de enfoque y concentración en los negocios rentables y con futuro estratégico, y que estas decisiones vendrán obligadamente acompañadas de las correspondientes decisiones de abandono y desinversión. La eliminación de “grasa” operativa corresponderá a quien dirija la petrolera.

Así pues, la declaración de Luz Elena González a Bloomberg donde dice “vamos a seguir avanzando” en la refinación y en la autonomía de los combustibles, es una expresión apresurada sobre todo habiendo tanto que analizar para salvar a Pemex.

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