En los últimos meses el presidente López Obrador ha destapado “sus corcholatas” para el 2024, mientras el PRI y el PAN han iniciado “pasarelas” de sus potenciales candidatos a la presidencia de la república. También Movimiento Ciudadano se ha apresurado a mencionar algunos miembros “distinguidos” de su partido o simpatizantes que pudieran ser presidenciables.
Vemos que encuestadoras, de mutuo propio o contratadas, han iniciado ejercicios de medición de los que suenan para ser sucesores de López Obrador y se empiezan a divulgar encuestas en diversos medios de comunicación.
Se comienza a calentar el ambiente electoral en los sectores de opinión y en los partidos políticos, todos muy apurados por definir el quien, pero al mismo tiempo nadie está trabajando en definir el rumbo que deba tomar el país. No existe propuesta de agenda legislativa ni de gobierno, pero ya hablamos de quienes pueden suceder a López.
Los mexicanos tenemos solamente un año para ponernos de acuerdo en a donde debemos y queremos que vaya nuestro país en temas políticos como son la consolidación de la democracia, la ampliación del derecho humano de participación política, la verdadera división de poderes, el fortalecimiento de los contrapesos en toda sociedad democrática, el papel de las oposiciones en la calidad de un gobierno y el fortalecimiento de las instituciones democráticas, etc.
Por otro lado, debemos ampliar las libertades económicas manteniendo la estabilidad macroeconómica y finanzas públicas sanas, poniendo límites al déficit y al financiamiento público, y para ello requerimos una reforma fiscal integral.
Se debe fortalecer las leyes e instituciones antimonopolios y fomentar la competencia con una apertura comercial, asi como con fomento a los nuevos emprendimientos, nuevas inversiones y a las Pymes. Y para hablar de una economía social de mercado, debe consolidarse un sistema de seguridad social fuerte que incluya seguro médico, seguro de invalidez, seguro de vejez, y seguro de desempleo, entre otros.
México requiere urgentemente inversión productiva que genere los empleos formales que la población joven demanda. Se ha dicho mucho que la inversión productiva mínima, nacional o extranjera, que requiere nuestro país es del 25% del PIB.
También debe avanzarse en una agenda social que nos permita empezar a cerrar la brecha de la desigualdad, impulsando políticas públicas que redistribuyan la riqueza, tales como: La educación por ser ésta redistributiva de oportunidades, la salud, las pensiones, la vivienda y los servicios urbanos básicos tales como, agua potable, luz, drenaje, movilidad y transporte público, parques y jardines etc. Por otro lado, el empleo formal también contribuye a cerrar la brecha de la desigualdad.
Finalmente debemos cerrar la brecha de la desigualdad en la procuración y la impartición de justicia. México necesita consolidar un verdadero estado de derecho con una estrategia clara en seguridad, combate al crimen organizado, una cruzada contra la corrupción y a la impunidad, modernizar y limpiar el sistema judicial, y fortalecer el respeto a los derechos humanos a través de culturizar, la generación de resoluciones judiciales y hermenéutica jurídica sobre DDHH.
En fin, mucho que ponernos de acuerdo, mucho por definir, mucho que construir. La 4T se autollamó la esperanza de México, hoy es una gran decepción porque se dedicó a dividir, a mentir, y a destruir, cuando se necesita unir, hablar con la verdad y construir.
Ingeniero industrial y empresario