Una novedad en la presentación de los y las primeras integrantes del gabinete de la presidenta Sheinbaum, el jueves 19 de junio, fue la noticia del pasaje del Nuevo CONAHCYT (Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnología), que es hoy un Organismo Público Descentralizado del gobierno federal, al estatus de Secretaría de Estado dedicada a las Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación. Este organismo fue fundado el 29 de diciembre de 1970, de tal manera que ahora tiene casi 44 años. Se trata de signo claro de la importancia que, en la siguiente administración, tendrán los conocimientos avanzados y sus aplicaciones. Enhorabuena.

El CONAHCYT cuenta hoy con un presupuesto considerable, aunque menor al del año anterior, destinado a las becas para estudios de posgrado (87 mil estudiantes); el sostenimiento de los Centros Públicos de Investigación (CPI: 27 instituciones públicas de Ciencia y Tecnología ubicadas en distintas entidades del país, en las que se desarrollan actividades de investigación y docencia de nivel superior, sobre todo maestrías y doctorados); el Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras (SNII) que apoya a un poco más de 44 mil personas que llevan a cabo labores de investigación en los CPI y las Universidades e Instituciones de Educación Superior del país (aproximadamente el 10% del total del personal académico mexicano, y el 45% de quienes cuentan con puestos de Tiempo Completo); el financiamiento de los Programas Nacionales Estratégicos, así como otros entre los que destacan el de las y los Investigadores por México, antes conocido como Cátedras CONACHYT, o los recursos para sostener estancias posdoctorales.

Al frente de la secretaría estará la Dra. Rosaura Ruíz, cuya trayectoria avala la idoneidad de su designación: conoce muy bien el campo de la indagación científica al haber dirigido instituciones que de ello se ocupan; fue secretaría de educación, ciencia y tecnología en la Ciudad de México durante la jefatura de gobierno de Claudia Sheimbaum, y secretaria del Espacio Común de la Educación Superior de México (ECOES).

Le ha sido asignada una tarea “adicional”: el proyecto para hacer nacionales a las universidades Rosario Castellanos y la Universidad de la Salud, hasta ahora circunscritas a la CDMX. Encuentro, en tal encomienda, una pregunta y un riesgo: ¿serán parte del CONAHCYT estas instituciones, o se trasladarán a la SEP en la subsecretaría correspondiente? por un lado, y por el otro: ¿no es arriesgado extrapolar lo hecho en la capital —que consideran exitoso sin una evaluación externa, profunda y pública— a todo el país, dada la diversidad que lo caracteriza?

Más allá de esta novedad, no exenta de posibilidades y riesgos, si se atiende a lo expresado por la futura presidenta y su equipo, parece que la acción educativa prevista se orientará a la educación inicial, la distribución de becas universales para la educación básica, la relación de este nivel con el sistema de cuidados y un especial énfasis en el nivel medo superior. No es poco y es importante, pero ¿no sería preciso proponer una revisión cuidadosa de lo realizado bajo la idea de la Nueva Escuela Mexicana? ¿No consideran imprescindible valorar, a ras del aula, los cambios curriculares, pedagógicos y didácticos que se han emprendido con mayor premura que claridad y solidez? A mi entender, esta tarea es central. Ojalá se tome en cuenta en las acciones prioritarias, urgentes, que se asignen a la futura SEP. Es, creo, crucial hacerlo.

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