El 5 de marzo de 2003 redacté una carta para mi familia y la sociedad en caso de que me pasara algo, lo hice a raíz del asesinato de Jorge Chávez Castro (17 de febrero de 2003). En la fecha de la misiva cumplíamos 15 años de casados mi esposa Mely y un servidor, por lo que era una fecha importante para la reflexión.
Cito textual algunos fragmentos de aquella carta tan personal pero que al mismo tiempo son pertinentes: “Mely sabes lo que pienso del asesinato del Lic. Jorge Chávez Castro, creo que es un asesinato político de quien detenta el poder en el estado. Bajo esta premisa quiero que tengas claro que si a mí me pasa algo, no tengan ninguna duda que fue Juan S. Millán.
Recuerda que el 8 de junio de 2002, sábado, me amenazaron, una de tantas, pero esta sí ya directamente, las otras habían sido veladas; esta fue abierta, directa y personal: “ que si que traigo, que si es personal, que si es de dinero o que si me quiero ir con los pies por delante”. Te comento esto para que no tengan duda de que fue Juan S. Millán y para que pidan que se investigue a esta persona para que pague todos los crímenes que ha cometido, así como su complicidad con el narcotráfico.
De esto habrán de concluir varias cosas a ustedes: Primero, que el poder absoluto corrompe absolutamente. Por lo que habrá que construir instituciones y leyes en México y Sinaloa, que generen equilibrios y balanceo del poder para que este no se absolutice en una sola persona, sea este Presidente o Gobernador.
Segundo, que el pueblo sea quien sea, incluso uno de ustedes, no deberán agacharse, ni callarse ante el poderoso.
Tercero, que la peor corrupción del poder se manifiesta en el abuso del poder, que tiene su máxima expresión en el asesinato. Esto es síntoma de una mente enfermiza, tal como quedó evidenciado en el sexenio salinista o el sexenio estatal de Juan S. Millán.
Cuarto, que lo más importante para combatir el abuso del poder es la denuncia y la solidaridad. Las denuncias públicas y jurídicas son necesarias en la defensa contra el abuso de poder, sin embargo difícilmente estas prosperarán si no vienen acompañadas de la solidaridad social. Si la gente no se solidariza, al denunciante solitario lo exponen a un gran riesgo. Esto es lo que en gran medida ha pasado con el periódico Noroeste, hemos estado muy solos.
Quinto, que quienes detentan el poder en México y Sinaloa, no siempre son las personas mejor intencionadas, se han olvidado que el poder es para servir, no para servirse.
Sexto, estas personas de tan mala calidad moral han llegado al poder por lo pusilánimes que hemos sido los sinaloenses en relación con el poder. En Sinaloa preferimos la ignominia ante el poder y el narcotráfico, pensando que escondiendo la cabeza nos protegíamos y permitimos el peor cáncer en el ejercicio del poder, la narcopolítica: la colusión de los políticos con los narcos para así cada uno de ellos acrecentar su poder. Sinaloa a este ritmo de corrupción del poder está ¡perdido!
Esta batalla contra la narcopolítica requiere trabajar en 2 vertientes: 1) la cúpula de la estructura social, entiéndase el poder político. Este deberá renovarse y combatir la corrupción y el narco desde el poder.2) La otra vertiente es más lenta por ser educativa y busca que el movimiento desde arriba tenga soporte en la base a través de culturizar al sinaloense en valores.
Si no hay respuesta del movimiento popular para la cambiar las estructuras del poder, estará claro que esta batalla ya se perdió, y les recomiendo que es el momento de abandonar esta tierra. Con toda tristeza habrá que decir que Sinaloa ya no es un lugar para vivir con dignidad; el riesgo de quedarse será que maten a alguien de la familia o bien enmierdarse uno también. La decisión de irse no será cobardía, será sensatez”. Hasta aquí la cita.
Lo triste es que a más de16 años de haber escrito esto, sigue estando vigente, y todo indica que lo estará para 2021.
Ingeniero industrial y empresario