México vive una etapa compleja en diversos frentes. La crisis sanitaria , económica y de seguridad ha puesto en riesgo la vida y patrimonio de cientos de miles de mexicanos, dejando a su paso un panorama con urgentes problemas por atender y resolver.

Para ello, un factor que tanto desde el punto de vista teórico como práctico, es indispensable para poner en marcha un impulso social y económico, radica en promover un escenario de unidad nacional , que más allá de cualquier ideología, filiación política, situación económica o cultural, permita sumar los esfuerzos de todos en favor de un solo proyecto, el desarrollo de nuestro país.

Sin embargo, recientemente, desde Palacio Nacional se han emitido declaraciones inentendibles, que buscan polarizar a la sociedad y abonar al resentimiento para que existan más brechas de desigualdad. Estas deplorables descalificaciones se han constituido como detrimento al espíritu democrático nacional , pues demeritar la participación y voz de sectores como la clase media, no beneficia en nada a la construcción de una mejor nación.

Hoy, no queda la menor duda que el pueblo de México no necesita más discursos que dividan. Pues lo que sigue, como producto del proceso electoral del pasado 6 de junio, es que los gobiernos, y particularmente el federal, cumplan con todas sus responsabilidades; y no solo para quien los eligió, sino para todas las personas que habitan el territorio nacional.

De ahí, que un justo clamor social de las y los mexicanos, es que regresen los programas sociales que desaparecieron en estos tres años pasados, como lo son los comedores comunitarios; las estancias infantiles (dejando a miles de madres desamparadas); el Instituto Nacional del Emprendedor (cuya desaparición dejó en el abandono a las MiPymes que generan el 78% de los empleos y aportaban el 42% del PIB del país); el seguro popular; entre muchos otros.

Aunado a lo anterior, la falta de capacidad de otorgar insumos médicos en medio de la pandemia ; la inhibición de la inversión privada; la desestimación de la violencia que prevalece contra las mujeres y el poco apoyo que se la ha dado a la ciencia y tecnología, se suman a los rubros que han causado una justa molestia en la sociedad.

Estas demandas, no obedecen a una tendencia social o ideológica, son realidades que acongojan a millones de mexicanos, que están plenamente conscientes de que las prioridades del país que todos visualizamos no son un tren, una refinería o rifas; lo que se pide y la razón por la cual se ha iniciado un cambio en la configuración política de México es porque se entienda las verdaderas causas sociales y se realicen las acciones necesarias para su resolución, regresando programas que sí beneficiaban a la población y creando nuevas estrategias para atender los retos del presente.

De tal manera, que el hecho de tratar de convertir a la clase media en el enemigo público número uno es una perniciosa vía que fomenta un discurso polarizador que México no necesita.

Ahora, lo que se requiere es que no caigamos en confrontaciones estériles, ya que lo más apremiante para nuestro país es la unidad nacional, en aras de exigir a los gobiernos que cumplan sus obligaciones constitucionales, así como las responsabilidades de brindar mejores condiciones para todos los mexicanos.

Senador de la República.
@manuelanorve