Actualmente, es más frecuente escuchar en los noticieros y en las calles del innegable aumento de casos de Covid-19, con sus diversas y peligrosas variantes como delta y ómicron, que de nueva cuenta han hecho vibrar a todos los sistemas de salud del orbe con olas de contagios que parecen no cesar a dos años de la aparición de este virus.
Si bien es cierto que gran parte del año 2021 en naciones como la nuestra se pusieron en marcha programas de vacunación a la población como medida por antonomasia contra el virus SARS-CoV-2, también lo es que en algunos países se ha apostado a esta estrategia como la única barrera de contención a la pandemia, relajando notoriamente las medidas de distanciamiento social.
Desafortunadamente, entre estos se encuentra México, cuyas autoridades federales desde que inició el brote se han dedicado a minimizar los riesgos que implica la pandemia, pasando por alto el hecho de tomar acciones contundentes para combatir su dispersión.
Esta omisión y desatención a la enfermedad como tema de política pública sanitaria, lamentablemente ha tenido consecuencias devastadoras que se pueden apreciar en estos momentos, con alza en contagios y defunciones a pesar de los esquemas de vacunación. Numeraria que no se ha producido de la noche a la mañana, es producto de inconsistencias en la atención sanitaria.
Muestra de ello es que en días recientes el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) ha alistado un plan en todas sus entidades del país que incluye la contratación de personal médico y reconversión de hospitales, ante el aumento de contagios.
Asimismo, es inconcebible que la tasa de mortalidad por Covid-19 en México sea 4.1 veces mayor que la mundial, gracias al mal manejo de la pandemia, la no detección temprana y la mala reconversión hospitalaria.
De igual forma, no es suficiente descansar exclusivamente la estrategia de protección sanitaria a la población en un nuevo esquema de vacunación. Lo verdaderamente apremiante es poner en marcha la serie de protocolos y acciones para combatir de manera efectiva la pandemia.
Sin embargo, es inentendible que con los datos que se manejan a diario —incluso por fuentes oficiales—, la Secretaría de Salud del gobierno federal siga demostrando un alto grado de incompetencia y falta de sensibilidad con el grave problema que se enfrenta. Pues proteger de este virus a las y los mexicanos debe ser una de las principales prioridades para la Secretaría.
No se trata de alarmismos ni descalificativos, lo necesario recae en que bajo ninguna circunstancia se baje la guardia contra la pandemia, tanto la sociedad como las autoridades sanitarias, ya que cada decisión que se encuentre a la altura de los desafíos que se presentan, se traduce en vidas salvadas.
No bajemos la guardia ante la pandemia, tomemos todas las precauciones necesarias y cuidémonos al mismo tiempo que cuidamos a quienes nos rodean. Urge que la Secretaría de Salud del gobierno federal muestre interés sincero y fehaciente para el bienestar de todos, atendiendo los casos que ya existen debidamente, decretando nuevas medidas de mitigación a los contagios y aplicando universalmente las vacunas para las y los mexicanos. Solo trabajando juntos vamos a salir adelante.