En tiempos de paz y guerra, las fuerzas armadas se convierten en un símbolo de lealtad, imparcialidad y unidad para cualquier nación. Así lo ha demostrado el Ejército Mexicano, cuyos efectivos han actuado con gran prudencia, profesionalismo e institucionalidad, lo mismo cuando se ha requerido su asistencia en tareas de seguridad o en el desempeño de labores de auxilio a la población civil en casos de desastre como es el caso de la activación del Plan DN-III.

El Ejército Mexicano es una institución que históricamente se ha alimentado de los principios emanados del movimiento político y social más importante del siglo XX, la Revolución Mexicana, la cual está a punto de celebrar su centésimo noveno aniversario el próximo 20 de noviembre. En este sentido, es importante señalar que el Ejército Mexicano nace en 1913 y logra instituirse formalmente como producto de los Tratados de Teoloyucan celebrados en las inmediaciones del Estado de México, el 13 de agosto de 1914, los cuales preveía la destitución y el desarme del Ejército Federal comandado por el gobierno usurpador del general Victoriano Huerta, marcando así un triunfo definitivo para la causa del general Venustiano Carranza.

En aquél entonces, el Ejército mexicano fue factor de unidad para el país, al lograr reunir a las principales fuerzas y liderazgos de la Revolución, lo que le permitió modernizar las bases del contrato social que, para este momento, había quedado superado por los profundos problemas políticos y sociales, tales como la galopante desigualdad, la concentración de la tenencia de la tierra y la situación de precariedad en la que vivían los trabajadores; lo que posteriormente llevaría a la apertura de un proceso para las redefiniciones de nuestras normas fundamentales y que posteriormente darían luz al surgimiento de la Constitución de 1917.

A partir de entonces y hasta la fecha el Ejército ha sido un fiel aliado de las causas del pueblo mexicano, ha sido un ente de unidad y transformación de nuestro país que a lo largo de la última centuria ha dejado un gran legado no sólo por su incuestionable lealtad a nuestras instituciones democráticas, sino también por sus acciones emprendidas en favor de la sociedad. Por ello que sea inconcebible el trato que el jefe del Ejecutivo Federal en México esté dando a nuestras fuerzas armadas, llevándola a recibir innecesarios señalamientos en las mañaneras en aras de dar sustento a las ineficaces acciones administrativas de gobierno en materia de seguridad; y no bastando lo anterior, mediante la realización de declaraciones públicas que acusan al Ejército, en estos momentos políticos tan complejos, de estar fomentando un golpe de Estado.

El pueblo mexicano no respaldará ningún golpe de Estado en contra nuestra democracia ni mucho menos de las instituciones que hemos logrado forjar a lo largo de casi doscientos años de historia independiente, pues ellas han sido precisamente producto de grandes revoluciones sociales que emanaron de forma progresiva para combatir los actos autoritarios de poder, las fuentes de la desigualdad económica y social, cualquier intento de retroceso en materia de derechos humanos, el exacerbado presidencialismo, la opacidad, e incluso, la prolongación ilegítima de nuestros gobernantes en el poder.

El pueblo mexicano ha logrado expresar el sentir nacional a lo largo de los años, los cuales han quedado vivos y latentes al interior de nuestras instituciones. Por ello que el Ejército Mexicano no sea un ente de desestabilización, sino un factor de lealtad, unidad y disciplina emanada del mismo pueblo mexicano.


Senador de la República.
@manuelanorve

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